La construcción del sentido de vida en el equipo de psicólogos que colaboran en el programa “Juntos por la vida” del DIF Estatal Aguascalientes


The Construction of Meaning in Life in the Team of Psychologists who Collaborate in the Program "Together for Life" of the DIF State of Aguascalientes




MARÍA ANGÉLICA GONZÁLEZ MARTÍNEZ

SALVADOR CAMACHO SANDOVAL

MIRIAM ILIANA VELIZ SALAZAR

Universidad Autónoma de Aguascalientes, México




Resumen

El cuidado de la salud mental de los psicólogos es relevante para su bienestar personal y el de sus usuarios, este estudio de tipo cualitativo tuvo el objetivo de comprender el cuestionamiento por el sentido de la existencia, su búsqueda y construcción, en un equipo de terapeutas que colaboran en el programa “Juntos por la Vida” de una institución pública de Aguascalientes. La investigación está basada en la teoría de Viktor Frankl sobre el sentido de la existencia. A través del diseño de estudio de caso, se utilizaron las técnicas de autoetnografía, encuesta y entrevistas a profundidad para interpretar sus experiencias sobre el sentido de vida por medio de un análisis descriptivo y fenomenológico; aunque, en este artículo sólo se retoma la parte de las entrevistas. Los resultados muestran que la construcción del sentido de la existencia de los psicólogos se relaciona con el trabajo que desempeñan, que consiste en dar acompañamiento socio-emocional a estudiantes de secundaria en planteles que se ubican en zonas vulnerables; la construcción se da de manera intuitiva, sin referentes teóricos; sin embargo, se encontró una relación con la ruta que propone Frankl a partir de los valores de vivencia, creación y actitud, asumiendo que una adecuada construcción del sentido existencial los fortalece como agentes de cambio.

Palabras clave: Sentido existencial; vacío existencial; valores de creación, vivencia y actitud.




Abstract

The mental health care of psychologists is relevant for their personal well-being and that of their users, this qualitative study aimed to understand the questioning of the meaning of existence, its search and construction, in a team of therapists who collaborate in the program "Together for Life" of a public institution in Aguascalientes. The research is based on Viktor Frankl's theory of the meaning of existence. Through the case study design, the techniques of Autoethnography, survey, and in-depth interviews were used to interpret their experiences about the meaning of life through a descriptive and phenomenological analysis; although, in this article only the part of the interviews is taken up. The results show that the construction of psychologists' sense of existence is related to the work they do, which consists of providing socio-emotional support to high school students in schools that are located in vulnerable areas; The construction takes place intuitively, without theoretical references; however, a relationship was found with the route proposed by Frankl based on the values of experience, creation and attitude, assuming that an adequate construction of existential meaning strengthens them as agents of change.

Keywords: Meaning in life; existential emptiness; creation, experience and attitudinal values.









La persona ha de encontrar el sentido de su existencia, afirma el Dr. Viktor E. Frankl (2001), dado que esta búsqueda es un acto que le es connatural porque subsiste dentro de su propia esencia; por lo tanto, no lograr este propósito significa padecer una imperante necesidad de llenar el vacío interior que parece no llenarse con nada y ante la desesperación de no poder hacerlo, se lucha por evitar el sufrimiento que este vacío implica. La persona, en esos momentos, intenta escapar de la angustia, la ansiedad o las depresiones por vías alternas como son diversos tipos de adicciones y hasta el suicidio se ve como la solución a su frustración existencial.

El estudio se enfocó en explorar el fenómeno que implica la manera en la que se da el cuestionamiento por el sentido de la existencia, su búsqueda y su construcción en el equipo de psicólogos que colaboran en el programa “Juntos por la Vida” dentro de su contexto social y cultural. El programa es operado por el área gubernamental de Desarrollo Integral de la Familia estatal de Aguascalientes (DIF) y tiene como propósito dar acompañamiento socio-emocional a estudiantes de secundaria con la finalidad de hacer realidad la inclusión de estos grupos vulnerables al tejido social, ofreciendo igualdad de oportunidades y justicia social. Los planteles se encuentran ubicados en zonas vulnerables y violentas de la comunidad hidrocálida; por lo tanto, la labor de los psicólogos es ardua, desgastante y compleja dado que el entorno no es propicio para el desarrollo humano y para la construcción del sentido de la existencia.

El contexto del estudio se remonta a la experiencia formativa del curso-taller “El Sentido de la Vida en Viktor Frankl” a un grupo de ochenta y dos psicólogos con el objetivo de que tuvieran un espacio para la reflexión y el reencuentro consigo mismos y con el sentido de su existencia. La intervención se centró en el análisis existencial del Dr. Frankl, a través de una serie de reflexiones de corte filosófico para que ellos las trasladaran al plano de sus vidas personales. El curso no incluyó en sus objetivos dar espacios para la intervención clínica.

El objetivo general del estudio se enfocó en comprender cómo construyen, significan y/o resignifican el sentido de sus vidas, los psicólogos que colaboran en el programa “Juntos por la Vida”. Para lograr el objetivo general se plantearon cuatro objetivos específicos: 1) comprender cómo construyen el sentido de sus existencias; 2) analizar de qué manera el análisis existencial expuesto en el curso-taller “El Sentido de la Vida en Viktor Frankl” suscitó reflexiones profundas y acciones concretas en torno al sentido de la vida personal; 3) valorar cómo los referentes sociales y culturales influyen en la construcción o pérdida del sentido existencial en el equipo de psicólogos. 4) inferir la incidencia que el análisis existencial de sus propias vidas, propició con relación a su labor de acompañamiento hacia los adolescentes de las secundarias en las que laboran.

Al indagar sobre las experiencias de construcción del sentido de vida, se pretendió que los psicólogos elevaran al nivel consciente los procesos por medio de los cuáles se construye el sentido de la existencia y las vías que conducen o alejan de este propósito a las personas con la finalidad de que los acontecimientos difíciles que se presentan en sus vidas y la labor de acompañamiento que realizan con los adolescentes no menoscaben su identidad personal, sus proyectos de vida y la realización del sentido de sus existencias. Lo que está implícito, es que se llegue a la comprensión de que la construcción del sentido de vida no debe dejarse al azar, conocer que existen vías para lograr esta misión de vida y con base en la reflexión saber usar las facultades operativas que guían a la persona hacia el área del sentido existencial y a mantenerse dentro de esta, a pesar de las circunstancias difíciles que la vida va presentando.

Se considera que el estudio tiene un efecto multiplicador significativo por el impacto que implica hacia la vida de los adolescentes; es decir, si los psicólogos, reflexionan con conocimiento de causa en el nivel de <> y comprenden los fundamentos del análisis existencial, los beneficios llegarán a los estudiantes a través del testimonio de vida y de las terapias.

El sentido de la existencia desde la teoría de Viktor Frankl

La necesidad latente que tiene la persona por encontrar el sentido a su vida queda fundamentada por Frankl (2003a) en el análisis existencial que realiza con el objetivo de sostener las bases antropológicas de la logoterapia. La persona antropológicamente es un ser que en esencia es espiritual; y que ontológicamente representa una unidad de cuerpo, alma y espíritu. Lo espiritual es lo que hay de humano en la persona, sin ninguna connotación religiosa. En términos pragmáticos: “Significa que una persona que se proyecta hacia un sentido, que ha adoptado un compromiso por él, que lo percibe desde una posición de responsabilidad, tendrá una posibilidad de supervivencia incomparablemente mayor en situaciones límite que la del resto de la gente normal” (Frankl, 2001, p. 36).

Ante este planteamiento surge la pregunta de si toda persona, en todo momento, ha de estar cuestionándose por el sentido de su vida. La respuesta es no necesariamente. La pregunta por el sentido surge desde el inconsciente, usualmente, cuando se ve enfrentada ante el dolor y el sufrimiento de una pérdida o una prueba de vida. Karl Jaspers (2020) lo explica argumentando que la persona vive su día a día tratando de evadir las preguntas existenciales que la ponen ante situaciones límite haciendo como si no existieran, ignorándolas. La razón que explica esta actitud es que el ser humano olvida que tiene que morir, por ende, prefiere vivir orientado desde los valores vitales hacia situaciones concretas que puede controlar según su voluntad. Sin embargo, cuando una situación dolorosa ineludible como destino se presenta con toda su intensidad, la persona reacciona con desesperación, dando lugar a una posible conmoción y a una transformación de la conciencia con lo cual se empieza a dar cuenta quién es en realidad, cuáles son sus fines, cómo ejerce su libertad, cómo se relaciona con otros seres que habitan en su entorno y cómo puede dar sentido a su existencia. Mientras se es feliz, se tiene una confianza irreflexiva en el sentido de la vida. Otra de las posturas que la persona puede tomar en una crisis de esta naturaleza es simplemente agazaparse en la angustia existencial y vivir su crisis victimizándose, poniendo un alto a su desarrollo personal y pausando la construcción de su proyecto de vida.

Para Viktor Frankl (2010) cuando la persona se ubica en el área del sentido existencial adquiere una conciencia lúcida de las tareas que la vida le demanda en ese momento de su vida y se dispone a cumplir cabalmente con dichas responsabilidades; como contrapartida, el sinsentido es precisamente el no percibir que el mundo requiere que la persona aporte sus facultades, talentos, conocimientos, experiencias, amor y compromiso con el fin de lograr un mejor hábitat para todos.

La pregunta existencial que usualmente se plantea el ser humano es: ¿qué puedo esperar de la vida? Esta manera de plantear el cuestionamiento lo sitúa en un plano pasivo, denota una actitud egocéntrica, en realidad, es una postura en la que solo se abren los brazos para recibir un cúmulo de bondades que provienen de fuera. Para Frankl, este planteamiento es incorrecto, por lo que enmienda la página desde un ámbito ontológico, a partir del cual surge un nuevo enfoque, y con esto logra dar una vuelta a la perspectiva anterior y así surge la posibilidad de corregir el rumbo. “Es la vida misma la que plantea cuestiones al hombre. Este no tiene por qué interrogarla: es a él, por el contrario, a quien la vida interroga: y él quien tiene que responder a la vida, hacerse responsable” (Frankl, 2010, p. 100). Por lo tanto, la pregunta central de la logoterapia y del análisis existencial es: ¿Qué espera de mí la vida?

Desde esta mirada, para Frankl, la responsabilidad es el eje de la vida personal y social, cuando la persona no cumple con sus deberes descubriendo el sentido de los mismos se pone en peligro de comenzar la incursión hacia el vacío de la existencia. El vacío existencial se esconde bajo diferentes máscaras, por ejemplo, la obsesión por el trabajo, que se manifiesta como un activismo que tiene como fin la acumulación de dinero, siendo que esta actitud opaca la voluntad de sentido. Otra máscara es el aceleramiento como forma de vida. “Considero el ritmo acelerado de la vida actual como un intento de automedicación –aunque inútil- de la frustración existencial. Cuanto más desconoce el hombre el objetivo de su vida, más trepidante ritmo da a esta vida. (…) “No tengo ni la menor idea de adónde voy, pero desde luego voy a toda máquina” (Frankl, 2003b, p. 90). El resultado de esta forma evasiva y acelerada de vivir la vida ha traído como consecuencia la masificación de la neurosis noógena, un tipo de neurosis ligada a la sensación de falta de sentido existencial. “El sentimiento de falta de sentido no solamente subyace en la triada de la neurosis masiva de esta época: depresión, drogadicción, agresión, sino que también puede concretarse en la que nosotros los logoterapeutas llamamos «neurosis noógena»” (Frankl, 2003c, p.33). Los distintos tipos de adicciones como el alcohol, los estupefacientes o cualquier otro tipo de adicción se pueden considerar como posibles máscaras en las que subyace el vacío de la existencia.

Se considera que en este punto de la reflexión es importante plantear la pregunta: ¿Quién es la persona? Vista desde la cosmovisión de Frankl, la persona ostenta tres dimensiones: la corpórea, la anímica y la espiritual.

(…) yo quisiera definir al hombre como unidad a pesar de la multiplicidad. Porque hay unidad antropológica a pesar de las diferencias ontológicas, a pesar de las diferencias entre las modalidades diferenciables del ser. La marca característica de la existencia humana es la coexistencia entre su unidad antropológica y sus diferencias ontológicas, entre la forma unitaria del ser que tiene el hombre y las modalidades diferenciables del ser, de las que participa aquélla. (Frankl, 1992, p. 49)

Lo novedoso de la aportación de Frankl subyace en la inclusión de la dimensión espiritual en la antropología humana. En sí, la dimensión espiritual se manifiesta por medio de fenómenos humanos que Frankl observó durante su cautiverio en los campos de concentración: la búsqueda de sentido, la libertad, la responsabilidad, el amor, la solidaridad, la actitud ante el sufrimiento, entre otros. A través de su experiencia como persona y como científico, llega a la conclusión de que la psiquiatría estaba omitiendo la verdadera dimensión humana: la espiritualidad.

Para fundamentar la existencia de la dimensión espiritual, Frankl utiliza constantemente la conocida cita de Nietzsche: “Quien tiene un porqué para vivir soporta casi cualquier como” (Frankl, 2018a, p. 11). Al enunciar esta cita, Frankl no se queda con el significado que le dio Nietzsche; si no que, cambia el sentido pasivo del vocablo soportar por su propuesta “del poder de obstinación del espíritu”, explica Giselher Guttman en el prefacio del libro de Viktor E. Frankl “Logoterapia y Análisis Existencial” (2018a). La persona tiene potencialmente, gracias a su esencia espiritual, la capacidad de superar por sí misma o auxiliada por la terapia u otros medios la triada trágica: sufrimiento, culpa y muerte.

La inclusión de la esencia espiritual en el ser de la persona implica, según Frankl (2003a), que en el ser humano se manifiestan tres grandes fenómenos inherentes a su naturaleza: la conciencia, la libertad y la responsabilidad. La persona, desde esta perspectiva, es un ser con capacidad decisoria en la construcción de su proyecto de vida y el sentido de su existencia.

Frankl, al adentrase en el tema de la libertad humana, apela al pensamiento de Jaspers. “Así vemos que Karl Jaspers califica el ser del hombre como un ser que decide, que no es pura y simplemente, sino que, además decide en cada caso, lo que es” (Frankl, 2010, p. 42). Desde esta perspectiva filosófica que se enriquece con la difícil experiencia que vivió Frankl en los campos de concentración encontramos el concepto de la libertad fundamental.

Incluso dentro de un mundo circundante tan estrecho, tan confinado como éste, pese a todas las restricciones sociales impuestas a su libertad personal, el hombre sigue siendo dueño, en última instancia, de su libertad para estructurar la existencia, de un modo o de otro, dentro de las condiciones en que vive. (Frankl, 2010, p. 152)

La libertad humana tiene como fin la trascendencia. La naturaleza de la libertad humana en el pensamiento de Frankl se distingue por ser una libertad que crea vínculos con otros seres y con el mundo. La personalidad única e irrepetible del ser humano con sus talentos y sus limitaciones es la razón que justifica la necesidad intrínseca y el valor de la vida en comunidad. Por donde el sentido de la existencia personal en cuanto personal, el sentido de la persona humana en cuanto personalidad, apunta más allá de sus propios límites, “apunta hacia la comunidad; en su orientación hacia la comunidad trasciende de sí mismo el sentido del individuo” (Frankl, 2010, p. 111-112).

La trascendencia emana de la necesidad vital de expresar lo que se lleva en lo más profundo de la propia intimidad, así, la apreciación subjetiva tiene una validez incalculable porque está llamada a la reconstrucción del mundo y a la definición de la identidad personal. Por lo tanto, es fácil inferir que en contraposición en una sociedad de individuos que solamente persiguen sus propios intereses, la trascendencia es algo casi imposible de alcanzar.

La comunidad para constituirse como tal, requiere del esfuerzo continuo y esforzado de todos sus miembros, en la medida en la que todos lleguen a ser personas más plenas, será la medida en la que la comunidad cumpla con su misión de ser el caldo de cultivo en el que se facilita el encuentro del sentido de la existencia debido a su carácter trascendente.

Frankl propone tres vías que conducen hacia el área del sentido de la existencia. Los valores de creación, vivencia y de actitud. Los valores de creación son los actos que la persona aporta al exterior desde lo más profundo de su intimidad. Estos valores se manifiestan a través de la creatividad, ya sea a través del trabajo, o bien, en la realización de una obra. Ocurren en el primer plano de vida de la persona, este es un campo en el que el potencial humano se manifiesta en forma concreta, es decir, en el hacer. Cuando la persona encarna este valor se da a sí misma, desde lo más profundo de su ser a los demás y al mundo. “El trabajo puede representar, en particular, el espacio en el que la peculiaridad del individuo se enlaza con la comunidad, cobrando con ello su sentido y su valor” (Frankl, 1994, p. 171).

Los valores de vivencia hacen referencia al amor, principalmente a la unión entre dos seres humanos. “El amor es, exactamente, la vivencia de otro ser humano, en todo lo que su vida tiene de peculiar y singular” (Frankl, 1992, p. 185). El amor es un acto que humaniza a la persona y como tal es un acto existencial, y más que eso, es un acto coexistencial; es decir, la plena realización humana solo puede ocurrir en la relación yo-tú que se conjuga en un nosotros. Una relación bilateral que surge del pleno respeto a la dignidad del ser humano.

La tercera vía que conduce a la persona hacia el sentido de la existencia son los valores de actitud, los cuales consisten precisamente en la actitud que la persona adopta cuando el dolor y/o el sufrimiento aparecen en su vida como un hecho irremisible y fatal como destino. Frankl (2010) afirma que la posibilidad de realización personal se presenta también cuando como fruto de la adversidad el ser humano se ve en la necesidad de huir, de dimitir ante una terrible prueba que la vida le presenta; sin embargo, opta por una segunda alternativa, sobrepasar el proceso de duelo y levantarse nuevamente para seguir viviendo y realizando la misión de vida que se ha elegido, o bien, porque le ha sido encomendada por la vida misma. “Lo cual quiere decir que la vida del hombre no se colma solo creando y gozando, sino también sufriendo” (Frankl, 2010, p. 163). La transformación del sufrimiento en un triunfo humano, afirma Frankl (2003c), es fruto del ejercicio de la libertad fundamental y es valiosa porque abona con mucha intensidad a la realización integral de la persona y a su proceso de maduración.

Por muy devastadores que sean los sentimientos generados por la penosa experiencia que acontece en su vida, la persona no debe renunciar a su vida, no debe dimitir. “Mientras el hombre conserva la conciencia, sigue siendo responsable frente a los valores de la vida, aunque éstos sean solamente los que llamamos de actitud” (Frankl, 2010, p. 76). Lo que es propio del ser humano es mantener una actitud de lucha en la vida por ostentar la libertad como prerrogativa humana le corresponde natural y directamente ser responsable, asevera Frankl.

La verdadera misión del sufrimiento es poner a la persona en la disyuntiva de elegir, entre darse por vencido, dimitir, dando por perdida la batalla, o bien, levantarse erguido de la caída con dignidad, tornando lo que es amargo y doloroso en algo valioso. En el proceso de duelo se vive la dinámica de lograr la aceptación de lo ya acontecido, la persona sufre en su ser el debate entre lo que ya es, como hecho irremisible y entre la añoranza de lo que pudo haber sido. “El sufrimiento crea, pues, en el hombre una tensión fecunda y hasta nos atreveríamos a decir que revolucionaria, haciéndole sentir como tal lo que no debe ser. A medida que se identifica, por así decirlo, con la realidad dada, elimina la distancia, aquella fecunda tensión entre el ser y el deber ser” (Frankl, 2010, p. 167).

En síntesis, desde el planteamiento de Frankl la persona es un ser espíritu-corpóreo que tiene por su misma esencia la prerrogativa de la conciencia, la libertad y la responsabilidad de estructurar su propio proyecto de vida, cuestionar el sentido de su existencia y de construirlo en el día a día a través de los valores de creación, vivencia y actitud con la finalidad de trascender a través del amor otorgando la propia valía a otros seres humanos y al mundo en general.

Diseño metodológico

El tipo de diseño metodológico es un estudio de caso que se enmarca dentro del paradigma cualitativo dado que la pregunta central de investigación cuestiona y problematiza el modo en el que se da el proceso de construcción del sentido de la existencia con las dinámicas interiores que el proceso implica, los significados que los sujetos de estudio atribuyen al sentido de sus vidas, así como a los procesos reflexivos, con la intención de lograr comprender e interpretar desde la subjetividad, el proceder de las personas desde sus experiencias y su contexto. “La investigación cualitativa pretende acercarse al mundo que está afuera (no en entornos de investigación especializada como los laboratorios) y entender, describir, interpretar y algunas veces explicar fenómenos sociales desde el interior de varias maneras diferentes” (Flick, 2015, p. 12). El estudio, según este planteamiento, se acoge a la modalidad en la que se analizan los fundamentos teóricos con la historia biográfica del individuo.

Con el fin de establecer el marco teórico se eligió como figura central al Dr. Viktor E. Frankl por su consabida obra y experiencia acerca del tema del sentido de la existencia. Frankl desde una óptica filosófica y psiquiátrica propone a la logoterapia y el análisis existencial para la sanación de personas que padecen crisis existenciales desde la “Tercera Escuela Vienesa de Psiquiatría” argumentando que la persona ha de ser vista y tratada de manera integral como un ser espíritu-corpóreo para que logre realizar el sentido de su existencia. A partir de los entramados del marco teórico se procedió a trabajar en el establecimiento de las categorías de análisis, las cuales se convirtieron en una de las principales herramientas para la elaboración de los instrumentos de obtención de la información.

Se construyeron ocho categorías de análisis y se especificaron las relaciones que existen entre ellas. Frankl afirma que la persona tiene las facultades esenciales para cuestionar el sentido de su existencia, buscarlo y construirlo. La primera categoría de análisis es el sentido de la existencia (1), y como contrapartida, está el vacío existencial (2); las tres categorías que siguen representan la axiología tripartita que se conforma por los valores de creación (3), valores de vivencia (4) y valores de actitud (5) los cuales representan las tres vías para llegar al sentido; desde una perspectiva antropológica se define a la persona como un ser corpóreo-espiritual (6), el cual está facultado para ser libre (7) y por ende, ser responsable (8).

A su vez, el estudio se anida en un enfoque de puntos de vista subjetivos según Flick (2015). El análisis fenomenológico interpretativo es el marco que sostiene la comprensión y la interpretación de los hallazgos encontrados. Se realizaron tres entrevistas semiestructuradas a profundidad. Los participantes fueron elegidos con base en un muestreo intencional, que se encuentra dentro de la clasificación que hace Paton (2002) en el cual se seleccionan casos sensibles, con la finalidad de ilustrar de manera eficaz los procesos de la construcción del sentido.

El muestreo en la investigación cualitativa no se guía en la mayoría de los casos por una selección formal (por ej. Aleatoria) de una parte de la población existente o supuesta. Por el contrario, se concibe como una manera de establecer una colección de casos, materiales o acontecimientos seleccionados deliberadamente para construir un corpus de ejemplos empíricos con el fin de estudiar de la manera más instructiva el fenómeno de interés. (Flick, 2015, p. 50)

El propósito que acompañó a las entrevistas a profundidad fue que las experiencias narradas arrojaran datos que describieran con mayor claridad los procesos internos por los cuales habían pasado los sujetos de estudio durante sus crisis existenciales y la forma en la que se fueron sobreponiendo con el fin de superarlas, y, así, lograr resignificar el sentido de sus vidas. Resulta común que los seres humanos vivan estos procesos de crisis prácticamente de manera inconsciente, hasta que llega el momento en el que empieza a surgir la pregunta por el sentido de la propia existencia; el afán por encontrar estas respuestas, asegura Frankl (2010) es un requisito fundacional para la construcción del sentido existencial. Las categorías de análisis fueron el referente con el que se diseñó la guía de entrevista, por lo que, a través de sus narrativas personales, ellos mismos se iban dando cuenta de cómo se habían dado sus procesos internos. Las entrevistas fueron grabadas y posteriormente transcritas a un documento con el que se trabajó para realizar las interpretaciones contrastando sus experiencias de vida con la teoría de Viktor Frankl.

Análisis e interpretación de los resultados

Las entrevistas a profundidad se realizaron en un ambiente cordial y participativo que se atribuye al previo conocimiento entre el investigador y el sujeto de estudio durante el período de tiempo que duró el curso, al interés que ellos manifestaron tener sobre el tema, al trato respetuoso que se mantuvo en todo momento y al ambiente de privacidad en el que se dieron las entrevistas.

En términos generales las entrevistas fueron siguiendo el orden de las preguntas previamente establecidas en la guía. Solamente en el caso de Uriel, en la primera parte en la que se les pedía a los participantes presentarse a sí mismos, él mismo orientó su exposición hacia el tema de sus creencias religiosas y la manera en la que estas influyeron en una profunda crisis existencial que tuvo durante su juventud. Al realizar el análisis se observó que dentro de esta narrativa estaban contenidos los elementos que pretendían explorar las primeras preguntas que versan sobre el sentido de la vida y el vacío existencial.

A continuación, se presenta el análisis interpretativo de las entrevistas a profundidad desde la óptica de las principales categorías de análisis.

Sujeto 1

Uriel muestra que ha sabido mantener un sentido y propósitos claros en la vida, lo cual, se corrobora con el puntaje obtenido en la prueba de orientación hacia el sentido. La constante búsqueda del sentido de su existencia y la trascendencia han sido los pilares sobre los que ha edificado su sentido de vida. En palabras de Frankl (1994, p. 12) “(…) el hombre aspira a encontrar y realizar un sentido, pero también a encontrarse con otro ser humano en forma de un tú.” Su logro se debe a la forma en la que ha ido transitando por las tres vías que propone Frankl, a la constante reflexión y al ejercicio de la responsabilidad alineada congruentemente con sus creencias religiosas y sus valores. Desde un inicio él declara que su religión ha sido su principal sostén y la que ha dado orientación a su vida, en términos de Frankl (2010), esto significa que, en la lucha por superar los momentos difíciles de su vida, su libertad espiritual ha logrado vencer a su destino interior y exterior.

En su desempeño laboral, encontramos que constantemente se esfuerza por ser un mejor psicólogo, no por el reconocimiento social, si no por el impacto sanador que puede propiciar en sus pacientes. Al respecto, Frankl (2010) refiere que la persona necesita tener un punto fijo en el horizonte de su porvenir, algo o alguien por quien luchar, y así, lograr la consecución de la realización del sentido existencial y la plenitud de vida.

El amor es un valor que unifica y da plenitud a la vida de Uriel en dos sentidos dar y recibir. Reconoce que el amor a sí mismo fue el detonante que lo llevó a salir de su crisis. En paralelo menciona que el amar a Dios, a su familia, a su novia, amigos y pacientes lo llevaron a salir adelante de su crisis y lograr el sentido. Frankl (1992, p.185) propone que “(…) los valores de vivencia hacen referencia al amor, principalmente a la unión entre dos seres humanos.”

A la vez, él ha logrado resignificar las pruebas dolorosas que la vida le ha presentado, en cuanto que ha podido capitalizar y resignificar lo sufrido durante su crisis y canalizarlo con acciones positiva para la sociedad y para él mismo; por ende, esta situación confirma lo propuesto por Frankl (2004) al afirmar que el sentido es posible sin el sufrimiento o a pesar del sufrimiento.

La espiritualidad de Uriel se ve reflejada en su trabajo en la medida en la que él logra comprender, lo mejor posible, el sufrimiento del otro para así poder empatizar y ayudar al paciente a salir de dicho estado. Considera que del amor surge la misericordia, la solidaridad, la amabilidad, la empatía, las cuales, son muestras del amor y del respeto que se siente por otra persona.

Uriel nos permite ver que la principal sensación cuando se está en el área de sentido es una gran paz interior al comprender que se cumple con un compromiso a conciencia y como efecto la persona resurge otra vez a la vida.

Sujeto 2

La pregunta sobre el sentido se detona en Naru en el momento en el que su madre fallece, aunque ya todo apuntaba a que esto iba a suceder, el desprendimiento resultó ser muy doloroso, además, este ocurre precisamente el día del cumpleaños de Naru, cuestión que la impacta aún más. Desde entonces, ella vive su vida con más conciencia y atiende de mejor forma su esfera emocional; cuando se pregunta ¿por qué me pasa esto?, busca respuestas a través de la reflexión; a la par, se va dando el cuestionamiento sobre la misión que debe cumplir en su vida; empieza a poner a su persona en un plano más elevado, dado que antes siempre anteponía a los demás. Estas acciones, la encaminaron hacia el sentido de la existencia. El querer atender su esfera emocional, e ir a la reflexividad nos indica que tiene la intención de integrar los tres niveles ontológicos de la persona (biológico, emocional y espiritual) en una unidad antropológica; recordemos que Frankl (2003c) afirma que dicha integración es lo que da autonomía de la existencia espiritual.

Con esta experiencia, ella se hace responsable del acompañamiento a su madre durante su enfermedad y muerte dándole un gran apoyo emocional y gestionando asuntos relativos a su tratamiento. En este punto se puede apreciar que Naru está transitando por la ruta de los valores de vivencia, que como postula Frankl (2003b) es el ámbito en donde se da el encuentro con otro ser humano al que se ama en la forma de un tú. Al acompañamiento que hace a su mamá, se suma que estuvo haciendo prácticas en el ISSSTE atendiendo a pacientes con cáncer, entonces, podemos apreciar que trasciende más allá de su madre. Naru vivó la experiencia de recibir el agradecimiento de su mamá y de otros pacientes, lo cual representa para ella una gran satisfacción, seguida por una sensación de paz interior. Ahora, da gracias a la vida por haberle permitido acompañar a su madre en este trance, siendo este un ejemplo de cómo ella experimenta la paz que proporciona el encontrar sentido a la propia vida.

A la pregunta de si su vida en el presente tiene sentido, afirma con entusiasmo que sí, la razón estriba en que ella considera que su vida es muy valiosa porque le da la oportunidad de realizarse como persona; y que, en estos momentos se está dedicando a lo que ella quiere, está con la pareja que eligió, se siente integrada como parte fundamental de su familia, y valora mucho la amistad, sus amigos han demostrado ser buenos amigos aún en las circunstancias críticas por las que pasó, aprecia, además, que distintas personas la buscan para compartir eventos de su vida, tanto tristes como alegres. Esta parte de la narrativa de Naru, nos indica que, en gran medida, su sentido de vida se construye gracias a los valores de vivencia, los cuales según Frankl (1992) hacen referencia a la unión profunda entre los seres humanos.

Los valores de creación son también parte fundamental de su sentido de vida actual porque mediante su trabajo se ha dado cuenta de que existen casos en los adolescentes muy complicados, pudo percibir que ellos la estaban pasando mucho peor que ella y que muchos de esos chicos habían perdido a su mamá porque habían sido abandonados, en cambio, ella era una mujer adulta y su madre había muerto por una grave enfermedad, y no porque quisiera abandonarla. Frankl (2003c) afirma que solamente en la medida en que realizamos una misión y cumplimos con un deber se puede avanzar en la ruta hacia el sentido. Los resultados del PIL coinciden con lo declarado por Naru, quien alcanza una puntuación de 113, lo que significa que está en el rango de un sentido y propósito claros en la vida.

Sujeto 3

La narrativa de Brisa nos muestra una transición de una etapa en su vida en la que tenía un nivel de acuerdo al PIL de incertidumbre con relación al sentido a una baja orientación al sentido y posteriormente el retorno a una incertidumbre con relación al sentido, debido a una carga emocional en su labor como psicóloga en una secundaria ubicada al oriente de la ciudad y una coyuntura en su matrimonio. Frankl (2020) recomienda que en los casos de que la persona padezca incertidumbre o una baja orientación al sentido, hay que ayudarla a ver que su misión más importante y urgente es encontrar la vía que la conduzca a cumplir su misión de vida con una férrea voluntad desde su unicidad y su irrepetibilidad.

Ella declara que ha ido construyendo el sentido de su existencia, a lo largo de su vida, siempre de forma diferente, atribuye a que esto sucede dado que la construcción está en función de la etapa de la vida por la que ha ido atravesando. En este punto se encuentra una relación con la idea de Frankl (2020) en la que afirma que la persona va construyendo su destino según las circunstancias que se vayan presentando y las posibilidades que la persona tiene para encontrar el sentido, lo cual ocurrirá unas veces trascendiendo (valores de vivencia), otras trabajando (valores de creación) y también padeciendo (valores de actitud).

Se observa que, en cuanto a los valores de vivencia, ella recuerda que cuando empezó su etapa de ser madre, el sentido de su vida eran sus hijos, al paso del tiempo, comprendió que sus hijos algún día se irían y que no debía centrar su sentido solo en ellos, entonces, comenzó a buscar otras opciones que dieran sentido a su vida. La vía que ella elige fue darse atención a sí misma, propiciar un reencuentro para conocerse como la persona que en ese momento era. Hasta el momento, esta es la principal vía, y se suman su proyecto familiar y su trabajo.

La vida la ha retado a responder de manera responsable ante un hecho doloroso y ya consumado cuando perdió la confianza en su esposo debido a una infidelidad que él cometió. Este fue un suceso que la impactó fuertemente, causando un gran sufrimiento, lo expresa diciendo, “esta infidelidad me tiró al piso”. La manera en la que logró ir saliendo adelante ocurrió cuando se permitió sentir ese dolor, viviéndolo, llorando la pérdida y el agravio, hasta que llegó el día en el que ya no hubo más lágrimas que llorar. Fue entonces, cuando decidió que lo peor ya había pasado y que era momento de ponerse de pie nuevamente. Durante y después del proceso de duelo, las crisis volvían con mayor o menor intensidad, el hecho es que el sufrimiento no desaparecía del todo, afirma. Lo más difícil de enfrentar era cuando creía que ya estaba bien, aunque luego venía otra recaída y así una y otra vez. Esta narrativa, remite a situaciones en las que Frankl (2010) afirma que el sufrimiento suscita una tensión que, enfocada positivamente, resulta ser fecunda y revolucionaria, y se da cuando la persona acepta la realidad dada, entonces, se facilita la transición entre el ser y el deber ser.

Brisa comparte que la experiencia más representativa de cuando ha logrado encontrar un sentido pleno fue con el nacimiento de sus dos hijos, por ejemplo, cuando vio por primera vez a su primer hijo, lo expresa así, “todo fue luminoso, todo era bonito, nada me dolía, sentía como si estuviera flotando, quería volar, nada importaba solo mi hijo y la relación tan profunda entre los dos”. Estas sensaciones las sentía en el pecho como un aire que lo inflamaba y le daba plenitud. Se le preguntó si ese nexo tan profundo la invitó a ser mejor persona, ella contestó que definitivamente sí, que el sentir la responsabilidad de tener a su cargo a sus hijos la llamaron a mejorar en todos los sentidos. Esta parte de la narrativa remite a lo que postula Frankl (2003c), en el sentido de que la segunda capacidad humana que proviene del ámbito espiritual es la autotrascendencia, la cual denota que el ser humano siempre apunta a alguien diferente de sí mismo con el propósito de lograr un encuentro amoroso, y este acto en la medida en que se vive expansivamente humaniza a la persona y la conduce al encuentro del sentido existencial.

En la actualidad, Brisa afirma contundente que su vida sí tiene sentido, y que esta es una elección personal, simplemente porque se lo merece. Con esta respuesta, Brisa está afirmando implícitamente su valía como persona y además reafirma y resignifica el sentido existencial dado que acaba de salir de una etapa obscura llena de dolor y sufrimiento en la que se cuestionaba constantemente si en verdad su vida tenía sentido.

Reconoce que la falta de reflexión sobre el sentido es la principal causa de su agobio, de su cansancio y de su incertidumbre con relación al futuro, ella ha logrado sobrevivir sin siquiera darse cuenta por todo lo que ha pasado y cómo ha sido que pasó.

Conclusiones y recomendaciones

El acercamiento a la vida de los psicólogos a través de un trato personal, el análisis existencial y los diversos instrumentos de obtención de la información facilitó la comprensión de la manera en la que los psicólogos se cuestionan, construyen, significan o resignifican el sentido de sus vidas.

En términos generales, se observó que ellos no tienen una referencia teórica que sirviera como referente para llevar a cabo el proceso antes mencionado. Su trayectoria la han hecho desde la orientación del sentido común, la educación recibida en la familia, los valores que ellos han adoptado por libre voluntad o por la influencia social y cultural del entorno. Se considera valioso tener en cuenta que en la medida en la que ellos fueron aprehendiendo los conceptos más importantes de la teoría de Frankl, los cuales equivalen a las categorías de análisis utilizadas en los instrumentos usados en esta indagación, fueron incurriendo en un proceso de reflexión, análisis y crítica constructiva de estos con relación a la aplicación en sus vidas. Se dieron cuenta que no basta el sentido común porque descubrir y construir el sentido de sus existencias es esencial para lograr la plenitud en su persona y en la de los seres humanos que los rodean.

El análisis existencial les hizo valorar que la reflexión filosófica es parte fundamental de la vida de la persona y la que facilita el descubrimiento de los valores que llevan a la trascendencia. En este análisis se dieron cuenta que es necesario responder a la pregunta ¿quién es la persona? en sentido genérico para después trazar su perfil como individuos. Analizar y cuestionar la propuesta antropológica y ontológica de Frankl los llevó a reflexionar si en realidad se consideran seres espíritu-corpóreos con referencia a su propia persona y si los actos que realizan son congruentes con esta manera de ser. De ahí surgió la pregunta: ¿qué estás haciendo para dinamizar e integrar en una unidad tus diferentes dimensiones? Comprendieron la propuesta que hace Frankl con relación a los valores de creación, vivencia y actitud y la manera en la que cada uno ofrece la oportunidad de construir el sentido de la existencia. Con una mirada al pasado, ellos identificaron cómo sus actos se pueden identificar con cada uno de los valores, así como la interrelación que guardan entre sí. Así mismo, analizaron la diferencia que existe entre un estadio en el que conscientemente se construye el sentido en contraste con la angustia existencial que representa la ausencia del mismo; es decir, percibieron lo que significa dirigir los propios actos con responsabilidad o dejar que los acontecimientos ocurran como fruto de la decisión de otras personas o del azar. En la medida en la que ellos iban asimilando y analizando la teoría de Frankl tomaban su propia postura y decidían con mayor libertad lo que sí aceptaban como cierto y lo que no era parte de su cosmovisión. El objetivo que se persiguió no fue el adoctrinamiento, sino la capacidad de reflexión y análisis crítico ante la misión de vida que implica la construcción del sentido existencial.

Las entrevistas a profundidad sirvieron para comprender el fenómeno en cuestión, además de llevar a los participantes a una reflexión más profunda y sistematizada de las categorías de análisis. Mediante esta reflexión, una vez que se comprende a fondo la acepción de los conceptos se puede construir un plan ordenado de cómo construir el sentido de sus vidas. Lo que ellos lograron comprender fue que emprender la ruta hacia el sentido implica el uso de una libertad responsable y un compromiso consigo mismos y con los seres que están a su alrededor, ya sea a través del amor, el trabajo o el sufrimiento. Esta postura los fortalece como agentes de cambio que pueden influir positivamente y generar un efecto multiplicador en los adolescentes que atienden y en sus familias o a pesar de estas.

Se observó que los sujetos de estudio continuamente se preocupan por encontrar la solución de cómo abordar las problemáticas que aquejan a los adolescentes dado el contexto en el que viven y en el que tienen que desarrollarse. Su trabajo lo consideran más como una misión de vida que como una labor que simplemente les aporta un sueldo para su manutención la de su familia.

Como hemos dicho con anterioridad, las heridas que padecen los adolescentes se trasminan a la persona de los psicólogos, entonces, ellos van cargando con toda esta problemática en sus espaldas. Lo cual significa que aminorar la angustia de los adolescentes equivale a hacerlo con la de los psicólogos. Ellos manifestaron que les gustaría estudiar más sobre la teoría de Frankl: el análisis existencial y la logoterapia para poder integrarlos a la gama de terapias que aplican a sus pacientes.

En cuanto a los referentes sociales y culturales que ven como obstáculos para la realización del sentido existencial mencionaron el materialismo que impone la sociedad de consumo y que contrasta cruelmente con la pobreza y la vulnerabilidad en las que les ha tocado vivir. Consideran que los valores de la burguesía, en cuanto a lo que se refiere a la posesión de bienes materiales en exceso, los ha infectado, sin siquiera darse cuenta. Consideran que una vez más la reflexión es el antídoto para evitar que el tener vaya en detrimento del ser.

Se recomienda que para sanar las heridas existenciales de los sujetos de estudio es necesario que los adultos que atienden la formación humana de los adolescentes: padres de familia, profesores y psicólogos deben entrelazarse en una red integral con el fin de fomentar y facilitar la construcción del sentido de vida, tanto en sus propias personas como en la de los educandos. Estas prácticas beneficiarían, no solo a los adolescentes, sino que representaría un beneficio para los adultos en cuanto a que ellos mismos puedan acceder con mayor eficiencia y amabilidad a la construcción del sentido de sus vidas logrando así una mayor plenitud de vida.


Referencias

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Acerca de las autoras y el autor

María Angélica González Martínez (magm.colibri@gmail.com) es licenciada en Economía y maestra en Estudios Humanísticos por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, así como doctora en Estudios Socioculturales por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Tipo de contribución al artículo: Conceptualización, análisis formal y metodología, escritura, revisión y edición (ORCID 0000-0002-4546-455X).

Salvador Camacho Sandoval (camacho_sal@yahoo.com.mx) es maestro en Ciencias con Especialidad en Educación por el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional y doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Illinois en Chicago. Profesor-Investigador en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Tipo de contribución al artículo: análisis formal y metodología, revisión y edición (ORCID 0000-0001-8065-5530).

Miriam Iliana Veliz Salazar (miriamiliana@hotmail.com) es maestra en Investigaciones Sociales y Humanísticas y doctora en Investigación Educativa por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Profesora-Investigadora en la misma institución. Tipo de contribución al artículo: análisis formal y metodología, revisión y edición (ORCID 0000-0002-4915-9608).




Recibido: 24/03/2024

Aceptado: 21/05/2024









Cómo citar este artículo

González Martínez, M. A., Camacho Sandoval, S. y Veliz Salazar, M. I. (2024). La construcción del sentido de vida en el equipo de psicólogos que colaboran en el programa “Juntos por la vida” del DIF Estatal Aguascalientes. Caleidoscopio - Revista Semestral de Ciencias Sociales y Humanidades, 28(51). https://doi.org/10.33064/51crscsh6567











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