Reseña de Stanley y Vass (2018) Questions of Culture in Autoethnography


Review of Stanley & Vass (2018) Questions of Culture in Autoethnography




MARÍA MAGDALENA ARANDA DELGADO1


Stanley, P. y Vass, G. (2018).

Questions of Culture in Autoethnography.

Routledge.





El libro contiene dieciséis artículos que abordan diversas temáticas culturales que amparadas en el método autoetnográfico permiten observar con precisión los elementos que las conforman. Los diferentes autores exponen una de las preocupaciones inherentes a la investigación cualitativa: ligar las cuestiones estructurales de la sociedad con experiencias concretas individuales.

A lo largo de los artículos es notoria la preocupación por acercarse a los temas desde una comprensión de primera mano, vívida y que evoque significativamente a quien lee. Cada uno de los textos dan cuenta de cómo la autoetnografía propone una solución al problema epistemológico discutido ampliamente al interior de las ciencias sociales: que las personas que integran grupos observados o culturas estudiadas se vean reflejadas en las investigaciones que se hacen sobre ellas. Sarah Corona cuando escribe sobre metodologías horizontales, cita un ejemplo de lo anterior.

Una estudiante de antropología en Inglaterra, originaria de Papúa Nueva Guinea, narra en un programa televisivo lo siguiente:

A veces voy a la biblioteca y leo libros y luego pregunto al profesor si puedo explicarlo desde el entendimiento de mi comunidad. Oh, no, dice, tienes que leer los libros. Yo me disgusto. ¿Por qué? Si esos libros hablan de nosotros desde fuera; ¿porque no puedo hablar desde mi propio conocimiento? (Corona, 2012, p. 86)

Para las autoetnografías contenidas en el texto, resulta fundamental la exposición de análisis detallados de la cultura que se conoce desde dentro. Así pues, el tema central son las cuestiones culturales observadas y analizadas con la herramienta metodológica autoetnográfica.

Quienes editan este libro, son profesores cuyas diversas experiencias de su práctica docente les permitieron observar el desfase en la comprensión cultural de los otros. Quien hace autoetnografía, si bien toma a otros como referentes o se sitúa frente a ellos, no lo hace para analizarlos, sino para comprender más profundamente su propia posición cultural. Esto ya plantea un vuelco epistemológico a la manera en que tradicionalmente se venía estudiando la cultura. Digamos que el diario de campo, ya no se enfoca en reseñar a los otros, ni las apreciaciones subjetivas de quien estudia están al margen de lo que detalladamente se describe. En autoetnografía, el dato valioso es la experiencia misma y también la autoreflexividad.

Los capítulos contenidos en el libro hablan de los retos de la escritura en la autoetnografía, de las diversidades culturales, de cuestionarse la estructura cultural independientemente de los idiomas que se dominen; sobre el sentirse una persona ajena a la cultura donde se dio la crianza; acerca de pensarnos como eventos y mostrar en la escritura al yo como un todo fragmentado, de los límites del conocimiento de los otros, aun cuando haya coincidencias significativas con quienes se están investigando; sobre comprender la multiplicidad de espacios identitarios que transita una sola persona; de mostrarse y ser visto, enseñar un lenguaje; sobre migración y refugiados; de privilegios, racialidad, gordura, y normatividad corporal; sobre las complejas identidades culturales; de comunidades educativas. Todos fenómenos culturales con los que, en alguna medida, cualquier persona se puede relacionar. Además del contenido denso en los análisis culturales que se abordan en el libro, les revisten de singularidad las variadas formas creativas en que son presentados los dieciséis relatos: autoetnografías evocativas, críticas, duoetnografías, colaborativas o comunitarias. Joel Feliu siguiendo a Laurel Richardson (2000), expone en su artículo Nuevas formas literarias para las ciencias sociales: el caso de autoetnografía, que las Prácticas Analíticas Creativas

…contribuyen a redefinir el poder y las instituciones sociales, dado que éstas siempre están definidas a través del lenguaje.

…son fáciles de leer… La retórica cientificista es un instrumento que no solamente sirve para hablar con propiedad y exactitud, sino sobre todo para alejar al lector profano, creando una distancia insalvable a través del uso de vocabulario y expresiones extremadamente especializadas… Parten de la idea de que la narración del viaje permite la comprensión del proceso narrado, así el énfasis no se encuentra en el destino final, no se halla en la explicación, no se trata de resolver un misterio, sino de dar claves para la empatía, y por lo tanto pasar de la superioridad del autor a la igualdad con el lector. (Feliu, 2007, p. 268)

Los textos dispuestos en el libro, en sí mismos subvierten los efectos de poder de las formas ortodoxas de generar conocimientos.

En el apartado primero, escrito por Phiona Stanley y Greg Vass se exponen consideraciones concretas sobre las dificultades de escribir sobre la cultura con el método autoetnográfico. Dicen los editores del texto que la autobiografía permite ensanchar el campo del conocimiento en las ciencias sociales al incluir conexiones y visiones entre la experiencia propia y la cultura. Es preciso hablar de aquello que se conoce de primera mano, por experiencia directa y comprensión del mundo; por haber sido educados ahí. La autoetnografía de alguna forma cuestiona la idea occidental de estudiar sólo a los otros. Habría que recurrir al sentido crítico para preguntarse: ¿estudiar al otro para qué? ¿lo que se quiere saber de esos otros se relaciona con una visión vertical, de sometimiento?, ¿qué hacer con la información que se extrae de los otros? Si se quiere hacer análisis de la cultura, qué mejor que estudiar las propias experiencias para comprender; favorecer la búsqueda de tomar agencia y actuar políticamente, fomentar la empatía y colaborar en la mejora social global. Hacer investigación desde la autoetnografía requiere conocer no sólo de teoría y metodología sino además saber transcribirlas desde el cuerpo para los cuerpos; reconocerlas en la experiencia de la realidad inmediata.

En el siguiente artículo Hyejeong Ahn enfatiza la manera en que problematizar sobre la experiencia propia se torna necesario para reconocer estructuras de privilegio. Narra su frustración por hablar inglés con la mayor excelencia de que era capaz, convertirse en profesora y enseñar; su decepción al percatarse que el éxito y sofisticación que creyó adquiriría al aprender inglés era sólo una proyección simbólica errónea de los hablantes nativos. Expone además la forma en que el impacto de su experiencia como no hablante nativa del idioma e inmigrante en Australia y luego Singapur, afectó su relación con el idioma y cómo lo enseña, sintiéndose con dudas sobre sus capacidades para dominarlo. Todo ello atravesado por sentimientos de inferioridad que considera, están socialmente enraizados en la mayoría de los estudiantes asiáticos que aprenden inglés. La autora pone de relieve que como inmigrante, extranjera, no hablante nativa del inglés y profesora, la autoetnografía le ha sido oportuna para alumbrar prácticas opresoras que conllevan estas identificaciones y le ha facilitado el hacerles frente.

Es interesante el capítulo escrito por Silvia Bénard Calva porque narra la experiencia concreta de una familia mexicana poco común. Las usanzas, estilo de vida y costumbres europeas, recreadas en este país por inmigrantes alemanes y franceses, permiten observar la propia extrañeza que siente la autora frente a su propio contexto. Se aprecia que la mera descripción de las experiencias de vida de quien investiga no implica que cualquier relato sea autoetnográfico, pues la autora logra conectar con las teorías de sociólogos como Weber y Simmel, para comprender la ética de trabajo protestante de su padre y, las limitaciones económicas que su familia nuclear vivió como resultado la experiencia previa de su padre, derivadas de su migración, la depresión económica y la guerra. Percatarse de su yo y aclararlo con su historia de vida, favoreció un entendimiento más profundo de su propia cultura.

En el apartado que presenta David Bright, recurre a un concepto de Deleuze y Guattari assemblage, para pensar a la autoetnografía, utiliza la metáfora del agua que fluye en los ríos para dar cuenta del yo como un todo fragmentado. Expone que en el proceso de investigación se construye un yo autoetnográfico que más que ser único y dado, está produciéndose y reproduciéndose a partir de las confluencias que tiene con diferentes elementos de la complejidad histórico sociocultural. El yo autoetnográfico es un evento que no puede ser reducido a lo subjetivo y personal.

Por su parte, Alice Cranney realiza un reporte autoetnográfico donde expone la manera en que su tránsito como investigadora se vio trastocado al observar y comprender las limitaciones de quien investiga cuando intenta conocer a otros de un contexto cultural diferente. Nos relata que incluso tomar la posición como investigadora de lo que Bhabha define como “el tercer espacio;” la posición entre ser foráneo y uno de dentro del grupo que estudia, tiene sus alteraciones en la forma en que se interpreta y construye a los otros dependiendo del tiempo que se está inmersa en esa otra cultura.

El artículo que escribe David Fa´avae explora las concepciones de Vá y to´utangata para exponer su batalla al navegar entre los mundos como varón Tonga y como una persona criada en Nueva Zelanda. Dichas concepciones le permiten exponer las fluctuaciones entre su yo en relación con los otros y su masculinidad. A lo largo de su texto Fa´avae se refiere a los múltiples espacios socioculturales que habita y la manera en que resuelve vivir entre ellos. Su escrito posibilita ver a la autoetnografía como un espacio donde las relatividades culturales, espirituales y de identidad sexual implícitas en la experiencia cotidiana, que creemos imposibles de comprender en su totalidad, se tornan íntimas y cercanas permitiendo así apreciar al yo relacional de los otros.

El apartado que presenta Fetaui Iosefo logra a través de la autoetnografía explorar las complejidades de la identidad. Nos muestra la forma en que convergen en sí misma las identidades en que habita: su referencia indígena samoana, el ser académica, poeta, de familia cristiana y esposa. Dada la flexibilidad de representación del método autoetnográfico lo utiliza para mostrar que éste permite darles vuelta a los métodos coloniales de exponer saberes. Evoca episodios en los que ha tenido que negociar y construir lo que llama “el tercer espacio/Vá”, el cual le permite transitar sus identidades y hacerlas comprensibles con la posibilidad de sanearlas de ideas colonialistas.

Ulrike Najar y Julie Choi gracias al uso del método duoetnográfico, permiten vislumbrar las reales necesidades que tienen para aprender inglés, mujeres migrantes refugiadas que piden asilo en Australia. Las autoras, que son profesoras e investigadoras, se proponen como voluntarias para enseñar el idioma; identificadas con la pedagogía crítica, estructuran un programa, pero terminan percatándose de que las necesidades de estas migrantes tienen que ver con aprender cómo comunicar las situaciones a las que se enfrentan, más que seguir un programa académico. Las investigadoras procuran ir proveyendo a las alumnas de un espacio seguro para que sus historias sean escuchadas por quienes hablan ya el idioma. Se han dado cuenta de que su programación de las temáticas para enseñarles las coloca en un lugar de poder que silencia y estorba para aprender el idioma. Las autoras describen cómo echan mano de estrategias intuitivas, poniendo atención en lo que sentían que era importante en el momento, no sólo lo que decían dichas mujeres, sino también lo que compartían sobre su cultura, salud, gestos y sus respuestas afectivas durante las sesiones. Es rescatable el hecho de que, en la recta final del artículo, las autoras se detienen a reflexionar sobre las incomodidades éticas de estudiar a estas mujeres, pues sienten que han tomado conocimientos que no les corresponden y terminan considerando que la representación es una forma de cuidado que reconoce a los sujetos que investiga no solamente como datos.

La pieza presentada por Gabrielle Piggin explora las resonancias culturales de privilegios que encarna y le resultan problemáticas dadas las interpretaciones imaginarias sobre la occidentalidad que se tienen en la cultura japonesa. La autora es considerada como gaikokujin, extranjera, no japonesa, pero que vive y reside en Japón. Nos habla desde esa condición para alejarnos de las narrativas que suelen mitificar los entrecruces culturales sobre la vida del otro/ella.

Robert E. Rinehart expone algunas experiencias sobre relaciones y prácticas de amistad masculinas dentro de la cultura del deporte. Su perspectiva es la de un hombre que, nacido y criado en Estados Unidos puede observar las similitudes y distancias en las formas de interacción masculina en Aotearoa, Nueva Zelanda, lugar donde reside permanentemente. Utilizando una escritura de ficción, pone de relieve que la autoetnografía como método se centra en cuestiones que nos invitan a involucrarnos en la comprensión significativa de aquello que se está investigando. En este texto se observan las limitaciones de estudiar un fenómeno sociocultural, ya que el autor problematiza el hecho de que aun con todas las habilidades cognitivas y sensitivas de quien investiga, no debe asumir que comprende o habla por el otro a quien investiga, porque jamás llega a hacerlo del todo. La autoetnografía nos compromete a cuestionar historias más que a comprobar su veracidad, aquí lo fundamental es que sean verosímiles para hacer comprensible lo estudiado.

La investigadora Harmony Siganporia estudia la cultura de la comunidad refugiada del Tibet cerca de Dharamsala, India. Su trabajo examina el rol de la música (músicas) y su articulación con la identidad y “hacer lugar”, performar la identidad a través de prácticas en escenarios de exilio. Las identidades tibetanas no son homogéneas o arregladas al tiempo como las identidades indias –o de cualquier otra, de hecho, en los trabajos sobre cultura, hay un riesgo de osificación de las prácticas culturales, en aras de preservar la “cultura”, el riesgo es que se creen piezas de museo que cesan de ser prácticas vivas, que representan más “lo que fue” a lo “que son”. Además, hay una cuestión del insider y outsider que gracias a la autoetnografía posibilita que se observe que la autora no trae su cultura a la cultura que estudia; sino que, el ser ella misma practicante de música, esto le permite adentrarse y sentir que forma parte de, aunque esa misma práctica la sitúa como ajena al grupo.

El escrito de Phiona Stanley aborda su experiencia como mujer gorda en sus cuarentas que disfruta el senderismo. Dicha experiencia le permite conectar con el movimiento de positividad corporal, cuestiones de género y críticas a las ideas de normatividad. A lo largo del relato la autora pone de manifiesto cómo, en una práctica tan común como el senderismo, intervienen elementos de opresión cultural que podrían entorpecer su misma práctica. En el texto se expone la dificultad de operacionalizar la teoría cuando la activista pro-positividad corporal manifiesta su gordofobia interiorizada, Asimismo, se refiere a cómo esta apreciación hace mella para recordar su condición de género y que no sea bien visto el que le gusta hacer senderismo sola. Los diálogos internos son propiciados porque se sabe una persona que no entra en el canon para realizar dicha actividad, no es delgada, no cabe en los parámetros de juventud y no tiene miedo. El capítulo cierra con una evocativa imagen en medio del bosque leyendo un poema de Neruda, reconociéndose merecedora de vivir ese placer porque lo puede hacer.

El autor Darius Stonebanks, a través del texto “Al norte del sur” de Shiva Naipaul, reflexiona sobre su ser marrón y cómo las experiencias de racismo por no entrar en la dicotomía blanco/negro, han sido borradas, negadas o asimiladas para no discutirlas. Criado en el norte global y profesor en un proyecto en Malawi (sur global) examina mediante relatos autoetnográficos la manera en que opera esa invisibilidad racista.

Gresilda A. Tilley-Lubbs hace un recorrido por sus memorias para explorar la forma en que, luego de experimentar ciertas situaciones que destruyeron la noción que tenía sobre sí misma y su identidad, y con el afán de recuperar esas certezas sobre su procedencia, narra sus indagaciones y desazón, terminando por examinar cómo construimos nuestros sentidos de identidad y pertenencia, las historias que nos cuentan y sobre las que continuamos edificando como soporte válido de nuestra existencia. Al final, dice, lo que se busca cuando hablamos de identidad es nuestra búsqueda de raíces y un sentimiento profundo por pertenecer.

El capítulo escrito por Greg Vass, Michelle Bishop, Katherine Thompson, Pauline Beller, Calita Murray, Jane Tovey y Maxine Ryan, es producto de un proyecto colaborativo, de investigación acción, con y en una comunidad educativa. En él se cuentan las diversas voces de personas involucradas en el proyecto, que es el proceso de co-construcción. Dichas visiones permiten abortar las comunes prácticas de dominación cuando se pretende generar conocimientos.

El último texto autoetnográfico lo presenta Esther Fitzpatrick, como respuesta a la lectura previa del manuscrito de este libro. A lo largo del relato va contándonos las resonancias que encuentra con las autoetnografías. Éste es un texto que muestra que la evocación provoca identificación y reflexividad crítica, lo cual posibilita, para quienes nos dedicamos a preguntarnos sobre la cultura, salirnos de ideas de generalización, objetividad u homogeneidad cultural.

El libro resulta pertinente y recomendable puesto que los textos que lo integran evidencian el interés actual de investigadoras e investigadores quienes, preocupados con estudiar las cuestiones culturales, apuestan por nuevas formas de indagación y generación de saberes. Se aprecia a lo largo de todo el libro, que en el empleo de la autoetnografía propicia ponerles voz y sentido a las inquietudes políticas de aquellos que en las ciencias sociales participan en el cambio social o en movimientos sociales. Los textos sucintamente descritos arriba dan cuenta de ello. Otro elemento sustancial que tiene una relevante presencia en los textos, son las diferentes descripciones de los impactos emocionales, espirituales e intelectuales que hacen verosímiles a las experiencias.

La autoetnografía es una de esas estrategias metodológicas que favorecen la observancia de condiciones culturales amplias y su manifestación en la cotidianidad. Este libro es interesante en el sentido que implica además de una vigilancia más cercana de las experiencias concretas, que es donde se manifiestan las cuestiones de la cultura, una complejidad en los análisis. Los textos proponen con claridad una contribución a la comprensión de la vida social, lo oportuno de la reflexividad para entender los constructos de los que echamos mano para vivir, sobrevivir, repensar y reconstruir nuestras vidas.


Referencias

Corona, S. (2012). Notas para construir metodologías horizontales. En S. Corona y O. Kaltmeier (Eds.), En diálogo. Metodologías horizontales en Ciencias Sociales y Culturales (pp. 85–110). Gedisa.

Feliu, J. (2007). Nuevas formas literarias para las ciencias sociales, el caso de la autoetnografía. Athenea digital, 12, 262–271. https://psicologiasocial.uab.es/athenea/index.php/atheneaDigital/article/view/447

Richarson, L. (2000). Writing: A Method of Inquiry. En N. K. Denzin y Y. S. Lincoln (Eds.), Hanbook of Qualitative Research (2da ed., pp. 923–48). Sage.

Stanley, P. y Vass, G. (2018). Questions of culture in autoethnography. Routledge.




Acerca de la autora

María Magdalena Aranda Delgado (maria.aranda@edu.uaa.mx). Gorda escribana por vocación, socióloga de oficio y maestra de profesión. Dra. en Estudios Socioculturales y Profesora en Educación Media y Superior. Ha escrito los artículos “Lonjas. Meneo autoetnográfico”, “Devenir gorda. Proceso de identificaciones y afectaciones deseantes,” “Un cuerpo propio” y ""¿Diagnóstico o estigma? Problematizar la enfermedad desde un acercamiento duoetnográfico." Especialista en sociología de la cultura, Socioantropología del cuerpo, feminismos, metodología autoetnográfica y los estudios de la gordura. Docente de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (ORCID 0000-0002-4595-4970).




Cómo citar este artículo

Aranda Delgado, M. M. (2023). Reseña de Stanley y Vass (2018) Questions of Culture in Autoethnography. Caleidoscopio - Revista Semestral de Ciencias Sociales y Humanidades, 27(49). https://doi.org/10.33064/49crscsh4551











Esta obra está bajo una
Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
Usted es libre de compartir o adaptar el material en cualquier medio o formato bajo las condiciones siguientes: (a) debe reconocer adecuadamente la autoría, proporcionar un enlace a la licencia e indicar si se han realizado cambios; (b) no puede utilizar el material para una finalidad comercial y (c) si remezcla, transforma o crea a partir del material, deberá difundir sus contribuciones bajo la misma licencia que el original.
Resumen de la licencia https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/deed.es_ES
Texto completo de la licencia https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/legalcode