Retos y aprendizajes en torno a la transferencia de conocimiento. Conversando con Kalina Martínez


Challenges and learning around the transfer of knowledge. A conversation with Kalina Martinez




KALINA ISELA MARTÍNEZ MARTÍNEZ

MIGUEL ANGEL SAHAGÚN PADILLA

Universidad Autónoma de Aguascalientes, México




Resumen

Se presenta la transcripción editada de una conversación sobre transferencia del conocimiento con la Dra. Kalina Isela Martínez Martínez en el marco de una sesión de trabajo con estudiantes de la Maestría en Investigaciones Sociales y Humanísticas de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. En la conversación, realizada a modo de entrevista por el Dr. Miguel Angel Sahagún Padilla, se abordaron temas como las necesidades que se atienden al hacer investigación sobre transferencia del conocimiento, el escenario de los tratamientos para adicciones y su implementación por parte de terapeutas en centros de titularidad pública, el papel de los métodos cualitativos de investigación en este tipo de estudios, las formas de colaboración entre universidad y sector público, el paradigma de la reducción del daño, por mencionar los puntos más relevantes.

Palabras clave: investigación traslacional; investigación aplicada; adicciones; investigación cualitativa; impacto social.




Abstract

An edited transcript of a conversation on knowledge transfer with Dr. Kalina Isela Martínez Martínez is presented in the framework of a work session with students of the Master's Degree in Social and Humanistic Research at the Autonomous University of Aguascalientes. In the conversation, carried out as an interview by Dr. Miguel Angel Sahagún Padilla, topics such as the needs that are addressed when doing research on knowledge transfer, the scenario of addiction treatments and their implementation by therapists in public centers, the role of qualitative research methods in this type of research, the forms of collaboration between the university and the public sector, the harm reduction paradigm, to mention the most relevant points.

Keywords: translational research; applied research; addictions; qualitative research; social impact.









En las siguientes líneas presentamos la versión editada de una conversación con la Dra. Kalina Isela Martínez Martínez, realizada a modo de entrevista por el Dr. Miguel Angel Sahagún Padilla. La conversación tuvo lugar el 21 de febrero de 2023. En ella, participaron estudiantes de la Maestría en Investigaciones Sociales y Humanisticas del Centro de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. La Dra Kalina Martínez es egresada de la primera generación de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Realizó estudios de maestría y doctorado en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ahí comenzó a adentrarse en el mundo de las adicciones y su tratamiento. Al regresar a su ciudad de origen, la Dra. Martínez y sus colaboradores iniciaron una línea de investigación sobre el tema dentro del Departamento de Psicología en la UAA. Hoy en día, Kalina es miembro de la Junta de Gobierno de la institución y colabora en programas de posgrado y redes de investigación de diferentes instituciones nacionales, entre otras actividades.

Miguel: Yo creo que una de las cosas más interesantes en la trayectoria de Kalina es que durante mucho tiempo ha trabajado la cuestión de las adicciones y dentro de ese trabajo de investigación una de las cosas más relevantes para conocer a fondo en su trabajo es la cuestión de la investigación sobre transferencia del conocimiento. Entonces, Kalina, me gustaría comenzar con una pregunta un poco amplia, pero que nos ayude a situarnos. ¿Qué nos puedes contar de tu carrera en el sentido de eso que te fue llevando poco a poco a adentrarte en el terreno de la transferencia del conocimiento?

Kalina: Gracias Miguel, primero por la invitación, y también gracias por estar aquí en esta clase, me gusta mucho hablar del tema que trabajo; es un tema que me interesó desde que estaba en la licenciatura. Yo estuve trabajando en servicio social y también estuve como psicóloga en el DIF. Aunque estaba en cuarto semestre de la carrera, como era la primera generación, no había tantos psicólogos. Entonces conseguí trabajo muy pronto, y trabajaba con niños de la calle. Posteriormente, en el servicio social, trabajé con un centro de atención para adicciones y lo que yo veía era que lo que hacíamos no tenia relevancia, no provocaba cambios importantes en las personas en cuanto a su patrón de consumo. En la carrera en realidad no nos daban nada sobre el tema de adicciones, cómo abordarlas, etc. Por eso me fui a la UNAM, porque había varios investigadores que trabajaban desde aspectos epidemiológicos hasta cuestiones de intervención. En este proceso, yo tuve mis aprendizajes de maestría y doctorado siempre desde un enfoque cuantitativo. Siempre nos centramos en medir la eficacia de los programas con los que nosotros trabajábamos o desarrollábamos; había que tener un grupo control y ver si había cambios, principalmente en el patrón de consumo de los usuarios, en los problemas que tenían, y en algunas otras variables, como nivel de autoeficacia o, si tenían depresión, que la depresión bajara, etcétera.

Conforme fui haciendo ese trabajo, ya posterior al doctorado, empezaron a haber oportunidades de capacitar a terapeutas. Encontramos muy buenos resultados, las aplicaciones que nosotros hacíamos mostraban una significación estadística de cambio al contrastar la variables antes de empezar el tratamiento y al concluirlo, así como en los seguimientos, que permiten medir el mantenimiento del cambio después de que terminaba la intervención, seis meses después o un año después. Pero nos empezaron a pedir que capacitáramos a terapeutas en este tipo de programas que nosotros desarrollamos. Eran programas que, gracias al análisis cuantitativo, veíamos que funcionaban.

En este proceso de capacitar a terapeutas, me di cuenta junto con mi equipo de que no había un lenguaje similar. El que yo llegara y les dijera “este programa es eficaz, porque tenemos este tamaño del efecto, por la significación estadística, porque la t de Student dice esto…” a ellos no les representaba nada. Es más, a lo mejor a algunos hasta les resultaba algo aversivo: “¿de qué me estas hablando? Esto no me interesa. Además, mis pacientes no son iguales a los tuyos, las personas me dicen esto o aquello, ustedes atienden una población a lo mejor con mucho control respecto a los criterios de inclusión y aquí me llegan de todo tipo, no puedo yo decir, Ah, pues este lo acepto y este no”, entonces había muchas barreras hasta para podernos comunicar. Yo me acuerdo de que los primeros cursos de capacitación que yo ofrecí, como todos hacíamos nuestro trabajo, nosotros hacíamos que enseñábamos y el profesional de la salud hacia como que le interesaba.

Miguel: El check mark y listo.

Kalina: Y la constancia, y se iba cada uno a su institución. Pero luego nosotros empezamos a hacer algunos proyectos para medir la adopción de la intervención, que esto tiene que ver con transferencia del conocimiento, es decir, ver cuántos de esos terapeutas que habían estado en los cursos de capacitación, realmente llegaban a sus instituciones y utilizaban lo que les enseñábamos. Y pues resultaba que era casi que cero.

Miguel: Mínimo.

Kalina: Si, era mínimo, a lo mejor alguno que otro que ya tenía formación dentro del tipo de terapia que nosotros ofrecíamos, o que conocían los modelos porque en la escuela se los habían enseñado, pero en realidad yo creo que nadie o casi nadie era por el curso. Entonces ahí vimos la necesidad de abrir la comunicación, que fuera un diálogo más abierto bidireccional, para empezar, porque el terapeuta también tiene conocimiento, o sea, tu llegas como investigador de cualquier área, ¿no? Y piensas que tienes la solución o las respuestas a aquello que la institución está pasando, pero en la institución también tienen información, tienen experiencia que es muy valioso retomar y, en ese sentido, encontré un modelo de un autor que se llama Doheny-Farina, donde hablaba de esa importancia de la comunicación bidireccional y hablaba de un concepto que para mí fue muy como iluminador: la reinvención. Tú llegas a una institución, o a un grupo de personas para resolver un problema, pero esas personas, con su experiencia, también pueden involucrarse en el desarrollo de esa tecnología o de ese conocimiento o de ese procedimiento. Entonces hay que trabajar de manera colaborativa para hacer mejoras a ese procedimiento.

En este caso, estamos hablando de un programa de intervención para personas que consumen alcohol y drogas. En este caso en específico, yo trabajo con adolescentes que abusan del alcohol y drogas como la mariguana, cocaína, inhalables. etcétera. Bueno, en ese tiempo trabajaba en eso. Entonces empezamos a hacer este proceso. Fue mucho más enriquecedor y encontramos niveles de adopción más altos; empezamos a también a medir aspectos como las barreras, porque, además, luego también nosotros cuando damos un curso de capacitación, y queremos hacer esa transferencia de conocimiento, pensamos que la única barrera en la que tenemos que pensar es la persona que se va a capacitar, es decir, en este caso los terapeutas. Pensamos que es al que tenemos que convencer. Pero en realidad no es cierto. Hay que trabajar desde los directivos, con la política pública también, porque nosotros podemos tener un conocimiento especifico que creemos y que hemos visto a través de las investigaciones que pueden abonar a cierta o ciertas instituciones, pero si la política pública que está en ese momento sobre ese tema no lo facilita, entonces no va a servir de nada, ¿no?

Miguel: Claro, entonces tenemos un contexto en donde hay una primera serie de experiencias y resulta que no se encuentran resultados satisfactorios en este proceso de intercambio de saberes, que más bien, en ese momento, por como lo escucho, se concebía de una manera unidireccional, viene el investigador especialista, hacia quienes están, por así decirlo, en la trinchera, en la práctica, y ahí, como tu dices, acaba la cosa en una especie de simulación en donde yo te doy la clase, tu la tomas y listo. Yo creo que a todos los que hayamos tenido trabajo, sobre todo en sector público, igual nos suena un poco conocido esto. Luego llega un segundo momento en donde tu empiezas a hacerte preguntas, empiezas a buscar y te topas por ahí con un modelo que habla de la importancia del intercambio, esa palabra que mencionas ahorita, la reinvención, y entonces la práctica gira y, de entrada, ya empiezan a encontrar otros resultados. ¿Cómo entra en juego aquí la cuestión cualitativa, las formas cualitativas de hacer investigación?

Kalina: Para mí, desde mi formación que era totalmente cuantitativa, fue una revelación muy importante. Se necesitó este componente para explorar a más detalle, yo trabajando mucho desde la narrativa. De hecho, a la par de que esto pasaba, en los cursos de capacitación yo notaba que no tenía los suficientes elementos para explicar las estrategias que los adolescentes utilizaban a la hora de enfrentarse a las situaciones de consumo específicamente. Entonces, más allá de que nosotros le pedíamos al adolescente que palomearan a través de un registro de consumo en qué situación consumían, comenzamos a pedirles que nos describieran toda la situación además de lo que habían hecho, pero de manera exhaustiva. De hecho, salió un articulo que es de mis favoritos, y es de mis favoritos porque me ayudó a comprender más claramente lo que pasaba con el adolescente y a poder explicar mejor la cuestión a los mismos terapeutas y a otros adolescentes que tenían el problema, que de repente se enfrentaban a situaciones similares a las de esos otros adolescentes que entrevistamos. Entonces podíamos decir “Ah mira, tal chico hizo esto, no se si te pueda servir”.

Miguel: Claro, ¿y ahí que pasaba?

Kalina: Entonces el adolescente se sentía más entendido. Yo creo que en esa parte, a nivel terapéutico, nos fue muy útil trabajar con lo cualitativo.

Miguel: De alguna manera tuviste la apertura para empezar a explorar esas otras formas de hacer. ¿Hubo quien te acompañara en ese proceso?

Kalina: Sí, obviamente yo no tenía la formación para empezar, no tenía las herramientas, ni teoría, ni nada y bueno, en este caso, por ejemplo, Ayme Pacheco, que es una colaboradora que hizo el postdoctorado conmigo y ella fue la primera que me llevó a lo cualitativo. De hecho, junto con ella escribí este artículo de estrategias de enfrentamiento de los adolescentes, dichas por ellos mismos. Ella escribió un artículo que se llama el arte de ser terapeuta, porque ella también se enfocó mucho a ver cuáles eran como los factores cualitativos o no medidos para que una terapeuta fuera más efectivo que otro. Vimos cosas muy interesantes que a lo mejor son muy obvias, pero que sí las tenemos que trabajar dentro de, por lo menos, la terapia en adicciones. El asunto de las adicciones es un asunto donde las personas tienen muchas recaídas todo el tiempo y como parte del proceso normal, porque la droga en sí, a nivel farmacológico, y a nivel psicológico y social, pues es muy reforzante, tiene efectos muy placenteros. Lo más normal de este mundo en términos de adicciones es que las personas recaigan.

No deberíamos pelearnos con ese asunto, pero ese mismo resultado probó que muchos terapeutas, a la larga, están muy frustrados y en ese sentimiento de que entonces el adicto no cambia llega la persona que va a tratamiento y la postura del terapeuta es de no creer en él. Eso tiene un efecto en la terapia, indudablemente. Entonces al momento que trabajamos con los terapeutas elementos cualitativos, vimos que los terapeutas más efectivos eran los que siempre creían en el cambio, o sea, que habían podido manejar muy bien esta cuestión de la frustración.

De alguna manera, en el fondo el tema es si va a cambiar algo, pero el cambio no significa que no haya recaídas sino más bien, cómo te colocas o qué haces después de alguna recaída, ¿no? Ahí hay un salto importante. ¿Tú ya estabas buscando alguien con un perfil cualitativo?

Kalina: No. Realmente yo me hacía muchas preguntas y sabía que la parte de la narrativa me podía ayudar. Ayme es una amiga con la que viví en la Ciudad de México e hizo su doctorado después. Éramos del mismo grupo cuantitativo, pero nuestro tutor de nuestro grupo de investigación se murió y entonces ella cuando hace el doctorado ya tuvo que buscar a otra persona y se fue a Iztacala, donde tienen más trabajo cualitativo, y entonces allí fue donde empezó a hacer el trabajo de este tipo con familiares de usuarios de alcohol, y fue por eso que cuando hubo la propuesta de hacer el postdoctorado conmigo, me hizo la propuesta de trabajar desde lo cualitativo.

Miguel: Me parece muy interesante, te lo preguntaba porque creo que ahí, en la medida en que vamos abriendo más opciones, más posibilidades en la formación de postgrado, pues queda ese registro. Porque si no, a lo mejor, desarrollamos la idea de que hay una forma correcta y las otras no necesariamente valen, cuando en realidad, lo que hay, son diferentes usos, son funciones de las diferentes formas de hacer investigación, por ejemplo, en el doctorado interinstitucional, uno en el que tu estás desde su fundación, a mí al principio me sorprendía que hubiera tantos trabajos destinados a medicar eficacia de tratamiento. Yo siempre les preguntaba, ¿pero y las diferencias individuales? ¿pero y lo que pasaba en el proceso?, y no, “me interesa medir la eficacia”, y está bien, digamos que si vas a querer conseguir recursos para aplicar un tratamiento, tiene sentido ofrecer información sobre la eficacia, y esa información tiene sentido que tenga un marco más cuantitativo. Pero me parecía que había un montón de cosas muy interesantes que estaban pasando y que a lo mejor no estaban registrando, aunque fuera para un trabajo posterior a la tesis o lo que fuera. Ese mundo es así, tú tienes un manual, pero si vas a trabajar con una persona, va a haber particularidades que te van a hacer tomar decisiones en un sentido, y con la otra persona no, es como muy, muy evidente, ¿no?

Kalina: Sí, yo creo que ahí algo que a mi me ayudó fue esta relación con Ayme, y con otras personas. Ahora mismo tengo una colaboradora que estudió el Doctorado en Estudios Socioculturales, que es comunicóloga y trabajadora social, y luego hizo el doctorado. Ha sido muy valioso ese acompañamiento pero también creo que a mí me sirvió mucho que en gran parte de mi trabajo, al momento de estar con el usuario, me convertía más en terapeuta que en investigadora. Mi planteamiento no era “está el protocolo y tengo que seguirlo así”. Era la escucha. Creo que a mí eso me ha ayudado mucho en la carrera, a entender los procesos que hacía falta investigar. Y estoy de acuerdo contigo, cuando estamos trabajando sobre la eficacia hay muchísima información que se queda por ahí. De hecho, he escrito sobre uno de los programas que se han desarrollado que es el más exitoso que tengo porque ha permeado en muchas instituciones del país. Hemos hecho cinco ediciones distintas, porque lo hemos ido mejorando, o cambiando en función de todas esas investigaciones que hemos hecho. Para mí también era muy relevante porque yo me acuerdo que alguna vez que trabajé con otros modelos similares al mío, pero para otra población, de repente uno se encontraba con algunas dificultades, y entonces yo iba con el compañero que lo diseñó, o la investigadora, y a algunas ya más grandes que yo les decía “oye, pues es que yo veo esto, este elemento como que a lo mejor habría que cambiarlo o cuidarlo”. “No, no se le puede cambiar nada al manual”, o sea, “el manual ya está, este es mi hijo, ya se probó y no se le puede hacer ningún cambio” ¿no?, yo creo que esta cuestión de la reinvención, de la mejora, de esta comunicación bidireccional y de estas investigaciones que se van sumando no se tratan de decir “me equivoqué”, o a lo mejor sí, pero podemos decir, “bueno, está este otro elemento que puede servir más porque son generaciones distintas, porque las drogas van cambiando, porque...”, en fin, ¿no? Entonces yo creo que si es importante. Es ir cambiando las cosas mismas que vamos haciendo, porque yo sigo en la misma línea de investigación pero obviamente no estoy como cuando salí del doctorado.

Miguel: Me parece que hay algo muy interesante en lo que dices ahora, me parece que es muy valioso y además es un componente esencial para poder hacer ese trabajo de transferencia, aunque debo confesar, la palabra transferencia no me gusta porque siempre me ha parecido que es como tomar algo que ya está y llevarlo a otro lugar, y ahora lo que nos compartes es otra cosa, es hablar de conversaciones en donde surgen cosas nuevas, en donde el grupo de terapeutas a los que se destina el esfuerzo traducen en sus propios términos eso que ustedes les van ofreciendo. Entiendo que la palabra que se utiliza en el mundo para nombrar estas cuestiones es la transferencia, pero me parece que hay una cosa fundamental y es que, finalmente, si el trabajo va dirigido a las y los terapeutas, es importante que tú no pierdas esta, digamos, “tierra” en el trabajo terapéutico. Yo creo que es muy importante para que te puedas hacer una idea de cómo va a funcionar esa conversación entre lo que se hace en la investigación y lo que se hace ya en el terreno más práctico, en las trincheras, ¿no?

Kalina: Sí, exacto, eso para mí ha sido muy elemental. Eso y tener flexibilidad. Yo creo que uno de repente piensa que lo que ya se hizo se tiene que quedar de esa manera, y no, todo se va a ir transformando. Ahora tengo un nuevo proyecto donde todo eso que aprendí a lo largo de estos veinte años de carrera —un poquito más— lo estoy poniendo en un solo protocolo de investigación. Para mí es algo muy bueno porque aprendí de los errores que fui cometiendo al principio al dar al trabajo un sentido meramente cuantitativo. Ahora busco trabajar desde las personas, desde esa experiencia que van teniendo, para de ahí traducir toda esa información, con los componentes que ya los investigadores tienen, eso es lo que estoy tratando de hacer en este nuevo proyecto.

Miguel: O sea que este nuevo proyecto es como una especie de síntesis de muchas cosas aprendidas en tu trayectoria como investigadora.

Kalina: Sí, la idea es tener componentes de tratamiento para los usuarios de cristal, pero estamos trabajando desde los usuarios de cristal. Estamos entrevistando tanto a usuarios, como a familiares y profesionales de la salud sobre cómo ha sido su historia de consumo y cómo ha sido su historia de búsqueda de tratamiento, porque también es elemento fundamental. Como terapeutas y como investigadores a veces creemos que existe la oferta de la intervención, que está ahí y que no lo agarran porque no quieren, pero no es tan sencillo. Hay muchos elementos en el medio para que la persona no llegue a tratamiento, o lleve un tratamiento que no necesariamente le funciona.

Esas historias sobre cómo es que han transitado en ir o no a tratamiento y qué ha pasado al momento que van al tratamiento nos sirven mucho para las mejoras del procedimiento. Eso es lo que estoy haciendo ahora, pero, tomando como el foco principal lo que nos dicen tanto los usuarios de cristal como los familiares y los profesionales que ya trabajan con ellos.

Miguel: O sea, de alguna manera se parte de lo singular, de eso que está en cada relato, en cada manera de narrar, porque también eso tiene algo de singular, y con la libertad de ir encontrando ahí esto que les permita entender cómo pueden acercarse mejor al tema. Porque también, desde lo que entiendo del tema, el consumo de cristal está llegando a unos niveles muy preocupantes, nada que ver con lo que se movía, como decíamos hace un momento, hace 25 años.

Kalina: No, los últimos dos años, en los centros de residenciales del tratamiento de Aguascalientes, más del 90% de las personas que están ahí es por consumo de cristal. Antes era por alcohol o marihuana. Ahora, la mayoría es por cristal, pero, además, cuando te cuentan sus historias, no tienen más de un año del consumo de cristal, entonces es muy rápido el daño, el desarrollo de la adicción, y pues eso es grave, ¿no?, porque además es una droga muy disponible y muy barata, y que, pues sí, provoca un daño muy severo, muy rápidamente, entonces hay que buscar herramientas que puedan serles útiles, más que nada a los que no han iniciado y que ven el consumo muy normalizado por su comunidad.

Miguel: Sí, yo pensaba en lo que me comentaba un amigo que es psiquiatra, que me decía que estaba atendiendo a un chico que consumía cristal, y que de alguna manera, el chico había hecho su juego sustitutivo, dejando el cristal por la marihuana, y que los papás iban enojadísimos con el psiquiatra y él intentaba explicarles “¡Calma!, ya llegaremos ahí”. Es que no tiene nada que ver la neurotoxicidad de una sustancia y la de la otra. Toda esta serie de condiciones que a lo mejor cuando estamos alejados de ese mundo no distinguimos; no hay una discriminación más fina de todo lo que implica cada cosa.

Kalina: Exacto, y que ahora en muchos de los tratamientos y en todo lo que tiene que ver con adicciones, tenemos una mirada que le llamamos de reducción del daño. La idea de la mayoría de los que trabajamos en este tema no es que las personas dejen de consumir si no quieren, porque también se parte del supuesto de que hay muchas personas que son consumidoras de distintas drogas y que no tienen problemas, o que no tienen muchos problemas, y que cuando tengan problemas puedan acudir a un tratamiento, pero sí que esas personas que están teniendo consecuencias negativas, pues dejen de tener esas consecuencias negativas. A lo mejor cambiar la droga, o tener un patrón de consumo menos fuerte, o una droga menos dañina. Lo que pasa es que el gran problema de estas drogas emergentes, como son ahorita el cristal, el fentanilo, la heroína, es que realmente no sabemos muy bien qué es lo que la persona acaba consumiendo; son drogas de diseño, que causan daños severos al cerebro muy rápidamente, entonces, pues sí les decimos a las personas que de esas sustancias lo ideal sería que nadie las consumiera, ¿no? Esa es la idea, y esas son las cosas que estoy haciendo ahorita

Miguel: Digamos, por lo que cuentas que estas haciendo ahora, que el proyecto en el que trabajas es un proyecto particular porque tiene ese sentido de síntesis. ¿Hacia donde crees que va pues la investigación sobre transferencia de conocimiento, en este ámbito particular de prevención y tratamiento de adicciones?, ¿cuáles son las líneas que ves, digamos en el futuro?

Kalina: Yo creo que hay muchos elementos, pero una cosa que me preocupa mucho es la cuestión de las barreras. O sea, la transferencia de conocimiento es cómo pueden adoptar personas que están trabajando sobre el tema componentes que han funcionado a nivel investigativo, ¿no? Entonces creo que todavía nos hace falta mucho trabajo para mejorar esa relación con los terapeutas, con los profesionales de la salud, y luego que esos profesionales de la salud puedan implementar estas estrategias en sus escenarios, o sea, sigue habiendo muchas barreras desde económicas, políticas, de formación. Entonces yo creo que necesitamos trabajar mucho sobre la medición y sobre el análisis cualitativo de las barreras, y encontrar mejores maneras de acercarnos a la comunidad tanto usuaria, como de los profesionales. Y más con estas situaciones nuevas, por ejemplo, el fentanilo, pues es una droga que, en Estados Unidos, está matando a muchísima gente. Es una epidemia que tiene más tiempo que la pandemia de COVID y lo que se teme y ya está pasando es que en la frontera norte del país también está muriendo mucha gente. De hecho, el otro día en “La Mañanera” lo dijo AMLO, dijo que tenían que empezar a abordarlo. AMLO no es muy epidemiólogo, no le gusta lo cuantitativo, y además lo cuantitativo a nivel nacional o internacional representa mucho dinero, y no quiere gastar en eso. Tenemos varios años que no se han hecho encuestas de adicciones, desde que entró este gobierno, porque no es algo para ellos importante. Se puede entender, hay otras prioridades pero no se gasta en eso. Pero el otro día dijo que iban a empezar a medir cuántas sobredosis había por fentanilo. Porque está sucediendo, y aquí a la vuelta de la esquina, en Guanajuato, está pasando mucho. Entonces es algo que, si no lo atendemos en este momento, va a ser peor. Las poblaciones saben que hay que tener mucho cuidado y que a veces te venden una pastilla de éxtasis, pero en realidad es fentanilo y te puede matar de manera muy muy rápida. Es un problema que tenemos muy serio y que sí necesitamos trabajar a nivel poblacional.

Miguel: La situación es de emergencia ¿no? Claramente.

Kalina: Ajá, exacto, hay unas cosas que están de emergencia. Yo creo que hay una sensibilidad importante. De hecho, los investigadores de adicciones de la frontera norte ahorita están empujando mucho en política, para que haya un medicamento que se llama naltrexona, que ayuda a que la persona cuando está en plena sobredosis reviva. Todos los investigadores que están en la frontera norte lo que piden al gobierno es que ese medicamento sea de libre acceso y que, además, se reparta entre los usuarios de drogas de calle, para que ellos tengan allí el medicamento y puedan utilizarlo al momento de tener una crisis.

Yo creo que es un trabajo muy humano y que se está haciendo desde esta postura. Clara Fleiz es una investigadora que tiene un enfoque cualitativo completamente, que tiene muchos años trabajando en la frontera norte y que hace también este trabajo político, buscando que haya esa sensibilidad para que haya ese medicamento, porque es un medicamento controlado, además, y no debería estar dentro de esa categoría.

Miguel: Esto que me estás comentando de la frontera, también me lo comentaba Carlos Palacios que está de profesor adjunto aquí también en la materia, y me comentaba que, bueno, a Carlos de entrada, digamos no se dirigían sus intereses de investigación a la cuestión de las adicciones, pero estando en la Ibero Tijuana, estando en la frontera, se lo topó y tuvo que entrarle, porque empezó a trabajar con personas en situación de calle, y la condición de estar en situación de calle tiene mucho que ver con el tema de las adicciones, de este tipo de adicciones, que te rebasan.

Bueno, entonces fíjate, por lo que escucho, una cosa que me pregunto mucho, fuera del terreno de las adicciones, que no es mi terreno, me pregunto cómo nos vinculamos con las comunidades de práctica, ¿no?, desde el rol de investigadores. A veces, lo que ensayo en mi cabeza, y me gustaría que me dijeras tú qué piensas de esto, Kalina, es que uno llega “al campo” y piensa, “tu saber obviamente muy valioso, lo interesante que tiene mi chamba es que yo no tengo que resolver inmediatamente, tú sí, tú tienes que, ya, dar una respuesta, yo me puedo retirar un poquito, mirar las cosas con calma, darle vueltas, ordenar ese saber, por los medios que sean, cuantitativos o cualitativos”, esa parte a mí, la verdad, es que me da igual, es que uno ya decide por dónde. Entonces, uno tiene, digamos, esa perspectiva diferente del que tiene que resolver en la práctica, y entonces eso, a lo mejor posibilita notar cosas, y en función de eso que uno nota, se van estableciendo líneas de diálogo. Tampoco se trata como de esa posición como la que decías de “ya está el manual, no se le cambia nada”. Más bien es como de “vamos a ver”, ¿no?. Tiene unos topes lo que uno alcanza a ver desde acá, igual, que tienes topes lo que ellos y ellas alcanzan a ver desde la trinchera, ¿no?

Kalina: Sí, yo creo que es fundamental ese diálogo. Yo trabajé una vez en este proceso de reinvención, junté a varios terapeutas de adicciones de aquí del estado de Aguascalientes, para que me dijeran qué mejoras en la clínica podían hacerse a uno de los manuales que yo trabajaba. Ellos ya habían aplicado el manual, ya tenían cinco años por lo menos utilizando ese manual como parte de su trabajo aquí en los UNEME-CAPA desde que iniciaron. Se les pidió como parte de la política, o como parte de la institución, que trabajaran desde los manuales que nosotros desarrollamos en la UNAM, y entonces yo, aprovechando su expertise, quería saber si lo utilizan tal cual, o qué le cambiaban, en qué cosas creían que no funcionaban. Entonces, un elemento que ellos decían es que sería muy bueno incorporar a los papás, ¿no?, porque ese manual es para adolescentes. Entonces, cómo agregamos a los papás. Entonces ahí el diálogo era, bueno, sí, pero es posible agregar a los papás, como que, para ellos, y además sí es cierto, si el papá se involucra en el tratamiento de un hijo adolescente, cualquier tipo de problema, se soluciona más fácil que si el papá ni en cuenta, ¿no? Pero luego al hablar de la viabilidad, y de los tiempos que ellos tienen para la atención, nos preguntamos cuántos papás realmente colaboran en la terapia de los hijos, asisten por lo menos ahí a la sala de espera, cuánto tiempo tienes para ofrecer el tratamiento a los usuarios, porque también a ellos les dan cierto número de sesiones, a los terapeutas, para trabajar con los adolescentes, y entonces todo esto, pues finalmente habla de la sistematización y del diálogo que pudimos desarrollar al final lo que hicimos fue agregar una sesión, porque ellos querían agregar como diez sesiones con los papás, y pues sí, pero, a veces son imposibles esas cosas y entonces solamente agregamos una. Una de diez, cuestión de dinero, pero pues es la realidad.

Miguel: No es la consulta privada, ¿verdad?, ese sería un escenario muy diferente.

Kalina: Sí. Y entonces agregamos solamente una sesión, donde trabajamos con los papás y los hijos, una sesión, solamente. Luego medimos. Este proceso de reinvención no es nada más de que el terapeuta nos diga qué mejorar, sino luego hay que volver a medirlo, ¿sí?, con esos cambios. Entonces lo volvemos a medir, y de hecho hicimos una investigación cuanti y cuali, donde a un grupo le aplicábamos el programa, sin esa intervención, con los papás y a otro grupo con la intervención, y medíamos los cambios, y sí vimos que realmente esa sola sesión mejoraba bastante tanto la interacción entre padres e hijos, como los efectos del tratamiento a largo plazo.

Miguel: Pero ese proceso que, que describes ahora, se parece más a una especie de deliberación ¿no?, de toma de decisiones conjunta. No es tanto el clásico grupo focal donde yo recojo la información y me voy, sino que realmente estaban ahí como generando una especie de consenso operativo, ¿no?

Kalina: Exacto, sí. Primero un análisis desde lo teórico, ¿no?, porque ¿estamos hablando desde la familiar sistémica, o estamos hablando desde la terapia cognitivo conductual? O sea, fueron muchas sesiones, fue como un año de trabajo. De hecho, a partir de ahí escribimos un libro. Un manual diferente a partir de todo el proceso de diálogo, que formamos. Entonces sí, eran cuestiones al principio teóricas, pero luego también tuvimos que llegar a lo operativo, indudablemente. Soy muy operativa, y lo que quiero es desarrollar componentes de intervención que sean útiles. Esta es mi premisa.

Habrá quienes dirán “a pues yo con, con la exploración, o con conocimiento sobre el tema me quedo. Por ejemplo ahora, con todo esto de cristal, pues sí, tenemos muchísima información. De hecho, la chica que trabaja conmigo, que estudió el Doctorado en Estudios Socioculturales, se emociona mucho porque hemos hecho muchas entrevistas en profundidad y tenemos encuestas Además, ella tomó fotos de tatuajes. Ella tiene sus intereses particulares que a lo mejor yo ni siquiera los había contemplado, como esa historia de sus tatuajes, qué significan. Pues se me hace fantástico, pero los datos que yo veo están enfocados en cómo voy a tratar a los usuarios, cómo voy a provocar un cambio o cómo voy a hacer que los niños y adolescentes de las zonas de alto riesgo de consumo de cristal, no inicien el consumo. Toda la información la estoy interpretando y la estoy llevando a ese punto.

Miguel: Ese es tu filtro entonces.

Kalina: Ese es mi filtro. Yo veo a Lorenia que tiene otros pensamientos, tiene otros intereses, y eso está muy bien.

Miguel: Esos intereses pueden coexistir perfectamente y nutrir, digamos los ejes de interés de una y otra parte, ¿no? Justo ahora que estábamos hablando de ese proceso de intercambio y de cómo se vuelve más deliberativo. Y ahora sí, esta reflexión, esto que comentas, cómo procedieron con esa mejora del manual a partir del input directo, y discutido de los terapeutas que lo han aplicado, que lo están usando. Eso podría pensarse como una forma de investigación-acción participativa. Porque hay una comunidad, que es comunidad de terapeutas ¿no? Y luego, también me gustaría preguntarte qué pasa en los casos en donde digamos hay una posición por parte de los terapeutas de renuencia hacia adoptar el modelo o hacer algo con respecto al modelo, ¿qué se hace ahí?

Kalina: Bueno, sí nos hemos topado con esto de manera personal. A nivel digamos institucional, pues básicamente en los centros que yo trabajo, los terapeutas tienen la obligación, digámoslo así, de aplicar el modelo, pero no necesariamente lo hacen. A nivel del trabajo que nosotros hacemos pues simplemente respetamos, o sea, si hay alguien que lo ha aplicado, y no le resulta o no le gusta, pues simplemente se le deja de lado, ¿no?, pero sí se trabaja con las barreras, se trabaja con la información.

También se agregó en el manual, además de esa sesión con padres, otras sesiones que los terapeutas llamaban sesiones de contención. A veces el chico llega con otros temas, ¿no? y en el manual pues viene que trabajes la sesión uno de tal forma, la sesión dos de tal forma, la sesión tres con otras cosas. Pero si el chico viene con otras cosas, pues hay que hacerle caso. Entonces hay algunos terapeutas cuya posición a lo mejor yo todavía no entiendo, pero a lo mejor no se dan la oportunidad de aplicar todo el manual. Lo que yo vi es que hay quienes se van todo el proceso en sesiones de contención entonces trabajan otros temas y nunca llegan al resultado que estamos esperando que es cambiar el patrón de consumo

A mí me pasó. Cuando estás como terapeuta en formación, pues llega tu paciente, trae tantos asuntos que es bien difícil como que decir “ah no, pero no me importa, vamos a abordar esto, lo más importante es tu patrón de consumo y ya”, ¿no?, y entonces te vas como por otros temas, y al final luego quieres medir patrón de consumo, y dices, no, ese programa no sirve, pero no es que no sirva el programa, es que ni siquiera lo aplicaste. También ocurre que llega un momento en que el paciente deserta, porque también eso es una lucha constante. Todos los procedimientos que yo trato de trabajar son breves, son de pocas sesiones porque lucho contra la deserción, o sea, que se lleven la mayoría de los componentes que les pueden servir, antes de que simplemente digan ya no quiero ir, ¿no? Cuando al principio yo trabajaba en adicciones me pasaba lo que a algunos terapeutas les pasa. Trabajan otros temas y al final el paciente de repente se va y entonces pues el modelo no sirvió, pero porque ni siquiera lo aplicaste.

Yo creo que ahí están esos obstáculos. Este modelo parte del supuesto de la terapia cognitivo-conductual, que tiene fundamento en la teoría del aprendizaje social de Bandura. Es muy específico. A un psicoanalista ortodoxo pues no le va a gustar, ¿no? Y es entendible. O sea, no voy a luchar contra eso. Porque con una formación teórica tan distinta a lo mejor no hay un lenguaje común.

Miguel: En ese escenario, ¿ya no hay nada qué hacer?, es decir, ¿cada quién va por su rumbo y se saludan como vecinos y ya? ¿Es posible algún tipo de intercambio?

Kalina: Yo creo que siempre es posible algún tipo de intercambio, siempre

Miguel: Pero no estaría en las prioridades...

Kalina: No, no estaría. o sea, yo entiendo que desde una concepción acerca de lo humano y de la manera en que se expresa es bien difícil decir, ah no, pues aplica esto, aplica lo otro, ¿no? Yo creo que hay posibilidad de diálogo. De hecho, hay terapeutas psicoanalistas que trabajan en las UNEME-CAPA y que utilizan los procedimientos, ¿no?, y lo hacen bien y tienen resultados.

Miguel: Sí, yo lo que he aprendido ahí —de hecho ojalá que podamos tenerla de invitada— de una egresada del Doctorado Interinstitucional en Psicología, Hada Soria, que trabajó con Mario Orozco, hablaba de cómo trabajar con sensibilidades psicoanalíticas en el marco de programas con un número determinado de sesiones. Por eso te hacía la pregunta, porque me parece que si guardamos un rato las banderas y las camisetas podemos encontrar arreglos interesantes, ¿no?

Kalina: Yo creo que sí. Yo la discusión la centro siempre más que nada en cómo encontrar la manera de que el usuario se sienta bien, lo mejor posible con respecto a las consecuencias relacionadas con el consumo y más allá del consumo, porque de hecho el propio consumo provoca distorsiones, ¿no? Yo me acuerdo de que alguna vez participé en una plática así como esta pero con el doctorado y algunos me decían “bueno, ¿por qué quieres que la gente deje de consumir drogas?” ¿no? Pues no es que yo quiera que la gente deje de, cada uno es libre de hacer lo que quiera, simplemente yo lo que intento es, encontrar maneras para las personas que sí quieren hacer un cambio, apoyar en eso.

Miguel: Y además también habría que pensar qué historia te lleva a acercarte al consumo de determinado tipo de sustancia. O sea, Ahí normalmente no hay, historias felices como antecedente, por decirlo de algún modo, ¿no?

Kalina: Exacto, desafortunadamente.

Miguel: Estaba pensando en las historias sobre jornaleros. Tengo un colega que vende implementos para máquinas agrícolas, y yo no sé cómo le hace, debe ser muy valiente, porque anda por Michoacán, por Guanajuato, en los ranchitos, y todo en su coche, viendo clientes. Este amigo cuenta historias de jornaleros enganchados al cristal, que ya antes de la jornada están esperando a que se les reparta para irse a cosechar. O sea que las frutas y las verduras que nos estamos comiendo, el proceso de cosecharlas, ya implica el uso de sustancias. Eso es terrible, no son historias felices. Entonces a lo mejor si yo me pongo a consumir cristal, a lo mejor me digo que voy a hacer un consumo bien responsable, pero tiene neurotoxicidad, ¿sí? Es como cuando dicen “es que los usos rituales del tabaco”, bueno, si lo usaras ritualmente el tabaco, pues a lo mejor sería una cosa bien interesante, pero es que si estamos fumando, pues, digamos, la probabilidad de que desarrollemos EPOC u otra cosa, pues está ahí.

Kalina: Están las consecuencias negativas que puede provocar.

Miguel: Y claro, yo he pensado en invitarte, Kalina, porque una cosa que yo veo un poco desde lejos y que me parece muy interesante de la manera que trabajas, es que, justamente tiene que ver con aquello que funciona para entender mejor determinado fenómeno, para comunicarme mejor con quienes están implicados, digamos, de facto, en una comunidad de práctica, y poder hacer algo al respecto. Entonces, me parece que hay de fondo, pues sí, hay una epistemología muy pragmática en ese sentido. Que, bueno, tiene todo una tradición filosófica y por eso me había parecido interesante invitarte para que conversaras con nosotros y para que los y las estudiantes fueran pensando cómo, por ejemplo, el mismo análisis, no es solo el procedimiento, el cómo se analiza, sino pensar en a quiénes se involucra, qué puntos de vista están en juego, qué función va a tener lo que se saque en una línea de análisis en relación con otras, y por eso me parecía interesante invitarte. No sé si antes de pasar a la sesión de preguntas te gustaría cerrar con algo, Kalina.

Kalina: No, pues nada más agradecerte. A mí me ha hecho muy feliz todo este proceso, cosa que también es muy importante, ¿no? Hay que disfrutar, ir entendiendo el fenómeno que quieres estudiar, o ir preguntando cosas. Creo que ese disfrute sobre lo que se está haciendo es fundamental y para mí es también algo que resalto de mi carrera hasta ahora. Espero seguir así. Lo he disfrutado mucho.

Miguel: Bueno, pues muchas gracias Kalina, vamos a pasar a la sesión de preguntas. Preguntas por favor. Preguntas o comentarios.

Estudiante 1: Muchas de las ocasiones, teóricamente, nos enfrentamos a mundos utópicos en cuanto a la forma en que debería llevarse el mundo, pero también a veces se deja de cuestionar la forma en que se lleva la salud pública, las intervenciones un tanto desde los psicólogos sobre cómo están trabajando, qué tanto tiempo se les da para sus terapias, cuantos pacientes están atendiendo, la cantidad de reportes que se les piden, proponer o adaptarse a cierta estructura, reproduciéndola y permitiendo que siga de esa forma. Entiendo que muchas veces es mejor dar de esta forma, centrarse en contenido y dar lo más posible en el contenido de las sesiones, pero también sí a veces se alcanza a reforzar también que la estructura siga igual, ¿no?

Kalina: Sí, yo creo que ese es un tema delicado, difícil, ¿no? Nosotros trabajamos mucho... hablo de nosotros porque formo parte de un grupo grande de investigadores en adicciones de aquí de la UAA, con colegas de la UNAM. Trabajamos mucho con el Consejo Nacional contra las Adicciones y la Comisión Interamericana, que son los que, digamos, a nivel político, toman las decisiones de cómo se trabajan los centros de adicciones principalmente de gobierno federal. Además, son los que dan las certificaciones a los centros residenciales de atención. Una parte que por lo menos nosotros hemos tratado de empujar, pero por alguna razón no se puede, es, por ejemplo, los expedientes clínicos, ¿no? Ellos llevan un expediente clínico. Nosotros podríamos usar esos datos para no pedir más información a la hora de hacer una investigación y, sin embargo, los directivos de esos consejos nos dicen que no, que una cosa es el expediente clínico y otra cosa es la información que necesitamos para las investigaciones. Entonces tenemos que replicar la información, como aquí en la universidad, que tenemos el PRODEP, el SNI, la productividad en investigación...

Miguel: Hacer currículos por todos lados.

Kalina: Exacto, por todos lados. Entonces, por qué no una sola plataforma, un solo elemento, para tener toda la información. De verdad, a veces no es cosa nuestra, sino de las estructuras que es bien difícil modificar porque a lo mejor ellos piensan que son de su población. Cualquier cambio representa capacitación, dinero, no lo sé, pero sí, indudablemente yo creo que, al final de cuentas o en muchas ocasiones, nosotros también aportamos algo, ¿no? Por ejemplo, yo te hablo de la primera vez que yo escribí un manual, en este caso, del programa este que se llama PIBA, me acuerdo muy bien la primera vez que me senté, que dije, voy a empezar a escribir el manual, y lo primero que pensé fue “¿escribo lo que se tiene que hacer, o todo lo que puede pasar?” porque son cosas distintas. O sea, elegí escribir lo que se tiene que hacer. Y después conforme fui trabajando más los manuales, empecé a poner algunos ejemplos de lo que puede pasar, pero es bien difícil que en un solo documento se plasmen todas las posibilidades. No sé si me doy a entender. Entonces ahí es donde nosotros, por lo menos yo desde la capacitación, pues hablo mucho del criterio clínico del propio terapeuta y de este interés y motivación de trabajar sobre el tema, porque creo que también llega un momento en que el terapeuta, por estar en esas instituciones y atender todo lo que se le solicita, pues a veces acaba siendo que lo menos importante es el usuario. Creo que nos pasa en todos lados, ¿no?, y ese es un problema. Ese es un reto a atender, muy fuerte, que lo veo, no creas que lo niego, trato de trabajarlo, pero no depende mucho de nosotros, sino más bien de toda la cuestión de las coordinaciones generales. Yo creo que a veces, desafortunadamente, lo menos que vemos es el interés por los usuarios, ¿no?, lo que vemos es pues el interés por el dato, el interés hacer creer que trabajamos, en tener una medida. Me pasaba también con los niños de la calle, en el DIF, cuando nos pedían datos, los expedientes que nos pedían no eran sobre cuántos niños habían dejado la calle, sino simplemente cuántos atendiste. Ya eso era una trampa muy grande, ¿no?, lo sabemos.

Miguel: Sí, bueno, sí, las cifras que maneja el gobierno para presumir sus logros. Bueno, en un manual efectivamente no cabe todo, pero también es cuestión de concebir el manual como un artefacto en una red, artefacto mediador, al modo del análisis de sistemas de actividad. El manual como artefacto mediador tiene unas implicaciones, pero está digamos, en medio, de una red de prácticas.

Kalina: Ahora lo hemos cambiado mucho, se han hecho investigaciones muy interesantes, las he hecho yo, por parte de la junta de la UNAM, de cuáles son los componentes mínimos que se requieren; más allá de decidir qué manual se tiene que llevar, definir qué es lo mínimo que se le pide al terapeuta que puede ayudar. A esto se le llama guías clínicas.

Miguel: Yo me familiaricé con las guías clínicas trabajando con una doctora que estaba haciendo su maestría de investigación como parte de su trayectoria en el campo médico. Era una guía clínica para el manejo de diabetes tipo II. Las guías tienen esta orientación muy flexible.

Kalina: Mucho más orientada al punto de vista del terapeuta. Se busca que el trabajo sea más bien derivado de lo que está pasando ahí.

Miguel: El manual, digamos, tiene unas orientaciones, la terapeuta tienen una experiencia clínica, un saber, y luego ahí está lo que está pasando con el usuario. Muy interesante, aunque todos sabemos, cuando hemos ido al IMSS a atendernos, que al final básicamente nos atiende alguien frente a una computadora preguntándonos cosas, y rápido, ¿no? Vámonos.

Kalina: De hecho, mi primera experiencia de trabajo con profesionales de la salud fue con médicos familiares, antes de que yo empezara con los terapeutas de los UNEME, que es mi trabajo principal. Estaba yo en la maestría y el doctor con el que trabajaba hizo un convenio, porque se veía que los bebedores problema, a donde acudían primero no era con los psicólogos, era primero con los médicos familiares. Por una caída, por la resaca, por un accidente... Y entonces se capacitó a los médicos familiares para que ellos fueran el primer contacto, pero, otra vez, te topas con que son 15 minutos de atención por paciente y con que tienen muy pocas habilidades para dar un buen trato.

Miguel: Empatía.

Kalina: Empatía. Pues estuvo muy muy difícil ese proyecto. Me acuerdo que como psicólogos estábamos muy acostumbrados a hacer role-playing. Entonces, para la capacitación poníamos un chorro de juego de roles. Pues los médicos ni siquiera los querían hacer. “¿Cómo voy a jugar aquí al teatrito?”.

Estudiante 2: Ahora me interesa mucho que dentro de esta investigación menciona lo de la transferencia de conocimiento. Le platico un poco; mi estudio está centrado en la violencia familiar desde la comunicación para el desarrollo social. Justamente entra la comunicación con el otro, entender su contexto, entender sus necesidades. Parto de la metodología de la investigación acción participativa con la idea de dar la palabra a ellos, darles voz a los que no tienen voz y que sean partícipes también de su propio cambio, de su propia transformación. Me identifico mucho con todo esto que se está desarrollando y específicamente lo que voy a desarrollar en una institución, la “Casa del Bien Común” en el municipio de Cosío, justamente allá porque es uno de los municipios con un alto índice en violencia familiar. Espero no encontrarme con alguna situación respecto a la institución que me dificultara desarrollar las actividades que estoy planeando, los talleres. Más que nada, ese mi miedo: no poder desarrollar en su totalidad las actividades que tengo planteadas.

Kalina: Sí, yo diría que lo midas de antemano, que lo analices también: qué pasa con la institución, cómo es que trabaja, y si eso puede ser una barrera o no, qué pasa con los usuarios, qué pasa con los mismos que llevan a cabo el primer contacto, con las personas que sufren este tipo de situaciones. Eso es lo que yo analizaría de antemano. No tanto con miedo; el miedo siempre está y más cuando son estas problemáticas donde uno no quisiera que sucedieran cosas más grandes. Y menos después de la intervención que uno propone.

Estudiante 2: Sí, justamente estoy en esta etapa de adaptación, familiarizándome con la institución para ir investigando estas cosas y luego ya entrar a implementar los talleres, gracias.

Miguel: Si nadie más tiene preguntas, vamos a ir cerrando. Kalina, te agradezco mucho que nos hayas permitido conocer algo acerca de tu trayectoria, tu experiencia, tus puntos de vista, sobretodo como para recordar que, finalmente las formas de análisis que practicamos están siempre insertas en algo más grande. En ese marco, nuestro análisis cobra sentido de determinadas maneras. La invitación es entonces a pensar en ello. Pensemos en ello, no lo dejemos de lado, no es un mero ejercicio que hacemos para como divertimento, sino que tiene múltiples conexiones y la idea es pensar en ello. Muchas gracias Kalina

Kalina: Gracias por la invitación. Les deseo mucho éxito en sus procesos investigativos. Algo que para mí ha sido fundamental en estos años es darme cuenta de que lo que yo trabajo no se acaba. Este proceso que ustedes están comenzando en su tesis, puede durar toda la vida. No quieran responder todas las preguntas porque no lo van a poder hacer y se van a frustrar. Tienen que empezar poco a poco. Yo ya tengo más de veinte años en esto, y la verdad es que cada vez mis preguntas son más amplias y no sé si complejas o no, pero no he tenido todas las respuestas hasta el momento.

Miguel: Muchas gracias.


Agradecimientos

Agradecemos a Angélica Waldo Jongitud, Ricardo Delgadillo Guzmán y Lorenia Robles Villarreal el apoyo en la transcripción y edición de esta conversación.









Cómo citar este artículo

Martínez, K. I. y Sahagún, M. A (2023). Retos y aprendizajes en torno a la transferencia de conocimiento. Conversando con Kalina Martínez. Caleidoscopio - Revista Semestral de Ciencias Sociales y Humanidades, 26(48). https://doi.org/10.33064/48crscsh4467











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