Adentro y afuera: investigación sexo diversa, escrita desde los afectos y el privilegio de la cis-heteronormatividad


Inside and Outside: Diverse Sex Research, Written from the Affections and Privilege of Cis-Heteronormativity




CLAUDIA GASTELO-FLORES

Universidad Autónoma de Baja California, México




Resumen

El presente artículo tiene como objetivo mostrar una reflexión mediante la realización de una investigación con personas de la diversidad sexual, específicamente en un caso de trabajo con mujeres lesbianas, desde la posición de una investigadora ubicada en la norma cisgénero-heterosexual. En el texto se hace énfasis en la perspectiva de los privilegios, que supone ser leída dentro del marco heteronormativo, que ha sido opresor para las personas pertenecientes a la disidencia sexual. Finalmente, se pone de relieve el carácter situado de la investigación, en vínculo con los afectos y algunas intersecciones de la autora. Se concluye con la importancia de que las y los investigadores ubicados en la norma cisgénero y heterosexual, que hacen estudios con personas sexo-diversas, cuestionen los privilegios que el sistema heteronormativo les otorga.

Palabras clave: investigación; privilegio cisgénero-heterosexual; heteronormatividad; diversidad sexual; afectos.




Abstract

This article is aimed at showing a reflection on the subject of doing research with people of sexual diversity, specifically in a study with lesbian women, from the position of a researcher located in the cisgender-heterosexual norm. The text emphasizes the perspective of privileges, which means being read within the heteronormative framework, which has been oppressive for people belonging to sexual dissidence. Finally, the situated character of the research is highlighted, in connection with the affections and some intersections of the author. It concludes with the importance that researchers located in the cisgender and heterosexual norm, who carry out studies with sex-diverse people, question the privileges that the heteronormative system grants them.

Keywords: research; cisgender-heterosexual privilege; heteronormativity; sexual diversity; affections.









En este artículo reflexiono sobre mi posición privilegiada de mujer cisgénero heterosexual (en lo siguiente cis-hetero), que hace investigación con personas disidentes de la norma heterosexual; específicamente en un caso en el que trabajé con mujeres lesbianas, que constituían una familia lesbomaternal. Las ideas que comparto en este texto están situadas hasta antes del año dos mil veintiuno, ya que ahora, se han agregado otros pensamientos, que, aunque no cambian los anteriores, abonan a entender los procesos de investigación desde otras aristas. Seguramente, esas nuevas reflexiones serán motivo de otro escrito. Por lo pronto, narraré sobre la experiencia de ser leída dentro del sistema heteronormativo. Desde mi posición como mujer cis-hetero, en el ámbito de la investigación y en otros espacios, he cuestionado el sistema ideológico heterosexual, que también es conocido como heteronormatividad en el sentido en que lo propone Wittig (1992), un referente clásico, que mantiene una línea crítica desde donde plantea ese concepto como régimen político. Con respecto a esto, el trabajo de investigar y de pensarme como parte del proceso de indagación, me ha llevado a considerar que también algunas personas cis-hetero, vivimos la heteronormatividad como sistema de opresión. Por supuesto, aclaro que de ninguna manera es posible comparar las consecuencias que esto tiene, en la vida de las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero, travestis, transexuales, intersexuales, asexuales, queer (en lo posterior LGBTTTIAQ+), y demás sexualidades que se añadan por diferir con lo normado.

Por otro lado, en este texto me centraré en reflexionar, partiendo del carácter situado de la investigación, y considerando mi dimensión personal como autora. Esto es, que utilizaré mi experiencia desde un privilegio como el de la sexualidad normativa, para reflexionar sobre lo que ha implicado para mí esa posición con respecto a trabajar con personas de sexualidad disidente. Particularmente, este es un texto que tiene una escritura específica, en la que el concepto de interseccionalidad es indispensable para comprender el vínculo que tienen los afectos en el quehacer de mi investigación.

Por lo que se refiere a la estructura del artículo, lo presento en tres momentos. En la primera sección muestro los detalles formales de la investigación que dio pie a este texto. Después, comparto algunas ideas sobre el carácter situado de mi sexualidad, ubicada en la norma cis-heterosexual; y cómo la relaciono con la investigación que he realizado con personas LGBTTTIAQ+. En esa parte, vinculo el tema de los afectos que he vivido dentro del proceso de investigar desde el privilegio. Finalmente, escribo algunas ideas de cierre, que me han llevado a plantear nuevas interrogantes.

Investigar con una familia lesbomaternal, en un proceso psicoterapéutico de terapia familiar

La investigación sobre la que versa esta reflexión, la realicé en el periodo de 2017-2020; en la ciudad de Mexicali, Baja California, México. Fue un estudio que llevé a cabo como estudiante de doctorado en el programa interinstitucional en psicología, de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, del mismo país. Durante esos años, el proyecto fue alimentado en las clases que se llevaron a cabo en cinco universidades públicas de México: la Universidad de Colima, la Universidad de Guadalajara, la Universidad de Guanajuato, la Universidad Autónoma de San Nicolás de Hidalgo, y en la que yo estaba adscrita, la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Cabe señalar, que la investigación fue financiada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).

Conviene mencionar que uno de los motivos por los que desarrollé el tema de investigación y la recolección de datos en Mexicali, se debió a que es el lugar de donde soy originaria y resido, y donde he tenido la intención de contribuir de diversas formas a las problemáticas actuales a las que se enfrentan las personas LGBTTTIAQ+. Por ejemplo, una de las dificultades en ese espacio, es que no tienen la posibilidad de acceder al pleno ejercicio de sus derechos (“Amenaza el obispo”, 2019). Esto se inscribe en un contexto nacional e internacional, donde las personas con sexualidades no normativas son violentadas de diversas formas, llegando hasta ser privadas de la vida (Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 2012; Sevilla y Álvarez, 2006), por el rechazo y odio que se les tiene.

El objetivo que plantee en el trabajo que comento, fue analizar el discurso de una terapeuta y una familia lesbomaternal, en un proceso psicoterapéutico de terapia familiar; así como conocer su relación con la heteronormatividad. Las participantes fueron dos mujeres lesbianas que tenían una hija; así como una mujer psicóloga con maestría en terapia familiar, que presentaba un estilo de vida heterosexual, y que brindaba sus servicios profesionales en el ámbito privado de Mexicali, atendiendo a familias lesbomaternales y homoparentales. Cabe señalar, que, como parte de los criterios de inclusión de las participantes, busqué que la familia deseara iniciar un proceso psicoterapéutico con un motivo de consulta real, con la posibilidad de que ellas eligieran el tema a tratar. Esto se logró sin ningún inconveniente.

También considero importante mencionar que, para mí, elegir el ámbito de la psicoterapia en esa investigación, tuvo que ver con intereses personales y profesionales, que en mi caso, han estado relacionados durante toda mi trayectoria profesional. La conexión personal con lo que estudio, me interpela de tal forma que mis reflexiones actuales versan sobre los afectos en la investigación que realizo en psicología social con personas LGBTTTIAQ+. Como psicóloga, mujer investigadora y activista, he conjugado mis motivaciones sobre la ética en el ámbito profesional de la psicología clínica, donde he trabajado atendiendo a personas con sexualidades disidentes. Ese espacio lo he tomado como escenario de mis estudios en investigación, y actualmente he llevado mi trabajo al espacio de las luchas sociales y colectivas, por el reconocimiento de los derechos humanos de la comunidad LGBTTTIAQ+. Un ejemplo de esto último es que en el verano del año 2020 convoqué a psicólogas, psicólogos y psicólogues de Mexicali, a que nos uniéramos a la lucha por el matrimonio igualitario; causa que sigue vigente en dicha ciudad. La unión y colaboración de las, los y les colegas en ese colectivo, se transformó en la Asociación que nombramos Psicólogxs de Mexicali por los Derechos Humanos, grupo desde donde buscamos promover un ejercicio ético por parte de los profesionistas de la psicología, en casos de poblaciones vulneradas, como lo es la comunidad sexualmente diversa.

Dentro de los detalles de la investigación sobre la que reflexiono, encontramos que fue un estudio cualitativo; debido a que ese enfoque me ayudó a estudiar el discurso de la terapeuta familiar con la familia lesbomaternal, “en su escenario natural” (Denzin y Lincoln, 2011, p. 49). Lo anterior lo consideré en las primeras decisiones de la investigación, como uno de los elementos centrales a lograr, ya que para mí era importante tener el mayor acercamiento a lo que sucedía en el interior de un espacio tan privado como lo es el de la psicoterapia; por motivo de que en esa ciudad era desconocido hasta ese momento.

La relevancia de conocer lo que pasaba en ese espacio, y con personas de la diversidad sexual, no solo tuvo que ver con las cuestiones personales y profesionales que expuse. Sino que, de forma amplia, se relaciona con las múltiples violencias que se ejercen hacia las personas LGBTTTIAQ+ en diferentes espacios como lo es el familiar (Caldera, 2019); y el social (Valdés, 2019, párr. 1). A esto se le suma la violencia cotidiana que en algunas ocasiones se presenta como violencia simbólica, de la cual Martínez-Guzmán e Íñiguez-Rueda (2017), tienen ejemplos en el espacio universitario. Además, desafortunadamente la violencia también incluye al ámbito de la salud mental, donde hay psicólogos que presentan un discurso patologizante y heteronormado (Gómez, 2016).

Con respecto al último punto, considero lamentable que desde ese espacio se ejerzan violencias, ya que resulta paradójico que eso suceda en una profesión desde donde se atiende la salud mental de las personas, pues como lo refieren Vásquez, Gómez y Pico (2016), desde la psicología se busca el bienestar. Ese tema que comento podría comprenderse, más no justificarse, por el cuerpo teórico patologizante (Arenas y Goncalves-de Freitas, 2016), en el que en su momento se abonó a la construcción del sujeto homosexual como enfermo. Con esto se puede considerar, que el hecho de que seamos profesionistas de la salud mental, no nos exime de reproducir mitos (Santiago y Toro Alfonso, 2010), que pueden afectar a las personas que nos consultan.

En el mismo sentido, y en la actualidad, ese discurso patologizante desde la psicología, mantiene vigencia en la ciudad de Mexicali, donde existen psicólogas y un psicólogo que promueven un discurso desde el conservadurismo, que se ancla en las prácticas de odio en contra de las personas LGBTTTIAQ+. Ese grupo de profesionistas se denominan “psicólogos de Baja California”. En el verano del año dos mil veinte, esas personas emprendieron una campaña para agradecer a los diputados del congreso del estado de Baja California, su voto en contra de que se modificara un artículo de la Constitución del estado, que limita el matrimonio entre hombre y mujer, lo cual excluye a las parejas del mismo sexo.

Pero ese contexto de violencia hacia las personas LGBTTTIAQ+, por parte de profesionistas de la psicología en Mexicali, no es nuevo. El discurso homofóbico en la esfera de la salud mental, lo documenté hace diez años; en una tesis sobre homofobia por parte de profesionistas de la salud mental, en la misma ciudad (Gastelo-Flores, 2016). La diferencia que he encontrado entre esa investigación y la que ahora comento, radica en que el discurso homofóbico en ese lugar se ha tornado abierto y explícito, a diferencia de las formas sutiles y encubiertas, de hace una década. Esto se contrapone con lo encontrado por Moral, Valle y Martínez (2013), con respecto al cambio de homofobia externalizada, por una en donde el rechazo se presenta de manera sutil. Además, en el caso de Mexicali, el discurso de rechazo hacia la diversidad sexual por parte de dichos psicólogos ha pasado del ámbito privado, a la esfera pública; siendo utilizado por dichos profesionistas para buscar que se les nieguen derechos a las personas disidentes.

Durante ese recorrido haciendo investigación, he generado algunas ideas que me han invitado a cuestionarme constantemente. Con base en el último estudio que me motivó a escribir estas líneas, el tema de los afectos ha estado más presente en mis reflexiones. Por ejemplo, considero que no necesito tener una sexualidad disidente de la norma heterosexual, para sentir molestia y enojo con respecto a que los colegas emprendan acciones en las que buscan privar de los derechos constitucionales a la comunidad LGBTTTIAQ+. Está fuera de la ética profesional, el que utilicen el nombre de la psicología, para justificar su discurso de odio hacia la diversidad sexual.

Además, esos psicólogos emiten sus declaraciones desde los privilegios que nos otorga el posicionarnos desde el discurso de la ciencia, ya que la voz que tenemos como profesionistas de la salud mental, tiene una legitimación social importante, tal como lo refiere Contreras (2015), con respecto a los psicoterapeutas. También, el que sean ubicados desde la cis-heteronormatividad, lo han utilizado para buscar imponer su ideología conservadora. Esto me ha hecho preguntarme: ¿qué hacemos con la posición privilegiada que nos ofrece el ubicarnos en la heteronorma, frente a la diversidad sexual? En mi caso, emprender y mantenerme en una lucha por la equidad. Esto, en mi búsqueda de que los derechos que poseo, los puedan ejercer todas las personas, sin importar su identidad de género u orientación sexual. Pero en el caso de ellos, es lo opuesto, el no permitir que “los otros” accedan a los privilegios que nos concede el sistema heteronormativo.

En ese sentido, el quehacer en investigación con personas LGBTTTIAQ+, así como los acontecimientos de LGBTTTIAQ+ fobia social que ocurren por parte de psicólogos en la ciudad donde vivo, y los afectos que afortunadamente me han sido imposibles de separar de lo que hago; han contribuido a mi reflexión sobre el privilegio de situarme desde la norma cis-hetero, y hacer investigación en psicología social, con personas sexualmente diversas. Estas ideas las comparto con detalle en el siguiente apartado.

Reflexiones sobre los afectos situados en una mujer cisgénero e investigadora

Escribir sobre “cómo es” hacer investigación desde la norma cis-hetero, sería incurrir en una generalidad. Más bien propongo, hablar desde cómo ha sido mi experiencia al encontrarme en esa normatividad y desarrollar investigación con temática LGBTTTIAQ+. Para explicar este punto, retomo el marco teórico que utilicé en la investigación que dio pie a esta reflexión. Me refiero a la psicología discursiva de Margaret Wetherell y Jonathan Potter (1988; 1998).

Desde la psicología discursiva, la construcción que hace el discurso se analiza considerándolo como uno situado en un contexto (Edwards y Potter, 1992). Tomar en cuenta el carácter situado del discurso que se estudia, es uno de los elementos centrales que incluye la psicología discursiva. En tal sentido, las prácticas discursivas solo pueden entenderse considerando el lugar y el momento en el que se enuncian. De igual forma, adquiere sentido comprender quién habla en un contexto en específico. Las particularidades de los sujetos fungen como contexto para interpretar lo que se dice. De tal manera, que no es posible comprender un discurso descontextualizado. Desde ahí que considero importante situar esta reflexión y servir de ejemplo.

Ese elemento de lo situado, lo retomo para reflexionar sobre mi posición como mujer cisgénero, de treinta y siete años; heterosexual, psicóloga, investigadora becada, doctorada, cachanilla —una planta típica de la región desde la que se nombra a las personas que nacieron en Mexicali—, hija, hermana, amiga, en algún punto de la clase media, en una familia diversa por sus gatihijas; amante de los animales, apasionada, entregada, independiente e híbrida; este último por ser una mezcla de todos esos elementos y más. Esa forma de describirme, la comparto para hablar sobre lo situado en dos sentidos: como privilegio y como opresión.

La cis-heteronormatividad es un privilegio frente a las personas de la diversidad sexual. Por ejemplo, en el plano personal para las personas cisgénero y heterosexuales, se encuentra el que no se nos cuestione nuestra identidad o deseo por el otro. Esto es que, por ubicarnos en la sexualidad normativa, podemos mostrarnos al mundo en nuestra expresión de género e identitaria, porque no se contrapone a la norma. De igual forma, el sexo de la persona que nos atraiga no será motivo de interrogantes, porque se espera que sea contrario al que tenemos. En todo caso, cuando existe un cuestionamiento al deseo por el otro, tendrá que ver más con otras categorías que nos atraviesan, como podrían ser el estado civil o la posición socioeconómica.

De la misma forma, para mi caso otro privilegio que tengo desde la cis-heteronormatividad, es que puedo expresarme afectiva o eróticamente sin temor a que se me violente por mostrarme de esa manera. Baste como muestra, que yo no tengo miedo de tomarme de la mano de un varón públicamente, porque ese acto no sería leído como “distinto”. Esto no pasa así para las personas que quedan al margen de la cis-heteronorma, ya que, para ellas, ellos y elles, hacer esto en algunos contextos, sería incluso peligroso. Estas experiencias normalizadas pueden resultar tan habituales para las personas cis-hetero, que pueden pasar inadvertidas. En ese sentido, podría resultar sorprendente nombrarlas privilegios; pero lo son, en tanto que no todas las personas pueden vivirse de esa manera.

A lo expuesto se le agrega que como persona cis-hetero, yo no tengo que salir del clóset, ni en mi identidad, y tampoco en mi orientación sexual. Esto se debe a que mi sexualidad privilegiada es esperada, por lo tanto, no se me preguntaría cuál es mi orientación sexual o mi identidad de género, porque se da por hecho que será cisgénero y heterosexual. Esto me coloca en una posición cómoda al respecto, porque no tengo qué preocuparme del rechazo hacia mostrar quién soy o cuál es el sexo de la persona que me gusta.

Además, en el plano de los derechos, las personas cis-hetero gozamos de ventajas con relación a la comunidad LGBTTTIAQ+. Por ejemplo, yo no tendría qué preocuparme del reto que sería emprender una lucha para poder contraer matrimonio en mi ciudad. Esto ni siquiera estaría en mi mente, a menos que fuera una persona disidente de la norma sexual o que emprendiera una reflexión sobre las posibilidades que gozo y que se pueden nombrar privilegios porque no todas las personas pueden acceder a ellas. Y aunque hay más ejemplos, los dejaré hasta aquí para pasar a lo siguiente.

Dicho brevemente, desde el ámbito de la diversidad sexual, adscribirme a la norma cisgénero y heterosexual, me coloca en una posición privilegiada con respecto a la disidencia sexual. Habitar ese lugar ha sido motivo de reflexiones, donde me he cuestionado ¿qué me significa ser parte de la norma?, ¿qué podría significar para las personas con las que trabajo, que me lean con derechos o privilegios que les han sido negados?, ¿de qué manera el ser mujer cisgénero o estar dentro de la norma, se vincula con la investigación que hago con personas disidentes?, y ¿qué hago con mis privilegios como psicóloga e investigadora?

De manera que, intento contestar a esas interrogantes, y pienso en algunas posibles respuestas. Estar dentro de ese sistema heteronormativo me ha permitido el acceso a lugares y espacios normados, donde sé que he tenido cabida sin problema. Por ejemplo, he tenido acceso a que mi voz sea escuchada en diferentes escenarios, sin tener que enfrentar discriminación por mi sexualidad. A esto se le suma y se relaciona con el privilegio de tener una educación superior, y de formar parte del gremio de la psicología en mi ciudad; ya que esto me ha acercado a comprender la forma en que operan las prácticas psicológicas con personas LGBTTTIAQ+, en ese espacio.

En este punto, considero que el concepto de interseccionalidad tiene lugar y debe considerarse como importante, para comprender que las generalizaciones de una persona solo por una de sus partes, invisibiliza las diversas formas en que somos, en que nos relacionamos con los privilegios; así como las diferentes maneras de vincularnos con los temas y las personas con las que hacemos investigación. También es un término que abona a comprender nuestras decisiones, y cómo nos relacionamos con la profesión. Para mí, la interseccionalidad me ha ayudado a entender que en un punto estoy en el privilegio, y en otro, en la desventaja. Sobre el concepto de interseccionalidad, sugiero revisar los ejemplos que brinda Cerón (2019), donde explica la coexistencia de la opresión y el privilegio.

Con respecto a lo anterior, la misma cisgeneridad puede ser privilegio y limitante. Esto no me ha sucedido en el ámbito de la investigación, pero sí en el activismo, ya que me ha cerrado espacios con algunas personas de la comunidad sexo-diversa. Esto lo interpreto como parte de que cuiden sus espacios de personas que pueden vulnerarles o invadir lugares por los que han tenido que luchar históricamente. También entiendo que puedo ser leída como parte de la opresión hacia elles, sin que yo haga uso de mis privilegios de esa manera. Creo que puedo entender un poco la rabia hacia el sistema heteronormativo, por lo que esas experiencias han contribuido a que pueda adentrarme desde afuera, al rechazo por motivo de la sexualidad.

En la misma línea, y desde otros espacios como el ser mujer, dejo de ver la cisgeneridad como privilegio. En esa parte de la interseccionalidad que me atraviesa, la violencia por razón de género tiene cabida. La diferencia con respecto al lugar de los varones cis-hetero, me coloca en desventaja sin importar que sea una mujer cisgénero y heterosexual. De igual forma, otras desigualdades como la económica, hacen que la parte heteronormada deje de tener relevancia. Sin embargo, creo importante aclarar que ese ejemplo no se iguala a otras formas de violencia que viven las mujeres trans, por el sistema patriarcal.

En este punto tienen lugar los afectos, porque son un punto de encuentro entre las diferencias que hay en mí con respecto a las personas LGBTTTIAQ+, en lo referente a experimentar simultáneamente el privilegio y la opresión. Los afectos son un aspecto que me ha ayudado a hacer investigación en temas de diversidad sexual. Esto lo entiendo por la conexión que me han permitido hacer con las violencias que he visto; donde mi sentido de lucha y de justicia, me ha conectado con opresiones que yo no vivo en mi sexualidad, pero que las personas con las que trabajo sí. También, el afecto del cariño me ha llevado a empatizar con personas LGBTTTIAQ+; así como me ha ayudado a entender el dolor, la discriminación y el odio, que han hecho que me cuestione mi posición de privilegio.

Los afectos me han permitido pensarme adentro y afuera de lo normado. Los mismos me han posibilitado ser leída como ajena, pero sentirme parte. Ser aliada de la comunidad LGBTTTIAQ+ ha sido para mí, verme desde afuera del acrónimo, pero vivirme al lado y cercana de algunos grupos y familias de la comunidad sexo-diversa. Esas experiencias también me han llevado a considerar, que pensar desde los afectos es un acto de valentía.

Con esto me refiero a que, desde la ciencia, en la búsqueda de objetividad, parece que necesitamos desprendernos o alejarnos de lo que sentimos para que se considere válido lo que producimos. Lo anterior me lleva a pensar en la procuración de objetividad en el ámbito de la investigación, que, desde una lectura rígida y positivista, nos despoja de los afectos, como una particularidad que tenemos como humanos.

De acuerdo con lo anterior, mi apuesta es por una psicología social desde lo afectivo, que es también hacer una psicología sociopolítica, porque llevar los afectos al ámbito de la ciencia psicológica, es una apuesta política. En el caso de la investigación con problemáticas asociadas a la comunidad sexo-diversa, y dirigida por quienes investigamos desde la norma cisgénero-heterosexual, me parece indispensable. Quizá esto nos ayude a generar ideas que contribuyan a la mejora en la vida de ese grupo de personas o de otras más.

Ideas de cierre

No puedo decir lo que es para todas las personas hacer investigación con la población LGBTTTIAQ+, desde la norma cis-heterosexual; tal cometido sería incongruente con todo lo que he planteado. Sin embargo, para mí fue posible narrar lo que me ha significado trabajar con personas sexualmente diversas, desde mi posición normada sexo-genéricamente. Esto hace que el capítulo solo pueda entenderse considerando cuando menos, las intersecciones que compartí aquí y que forman parte de mi quehacer en investigación psicosocial. Con esto quiero decir que no es adecuado hacer generalizaciones de la experiencia aquí vertida. Mi trabajo, es tan solo una forma de investigar en psicología social, desde donde me he pensado y cuestionado. Quizá lo más ambicioso en tal sentido, es que dichas reflexiones sirvan de invitación para que más investigadores que trabajan con personas de la diversidad sexual, y que se encuentran ubicados en el sistema normativo, cuestionen sus privilegios, y la relación que estos guardan con la construcción de conocimiento.

La apuesta aquí es leer los beneficios cis-heteronormativos en contexto, con la opción de interpretarlos desde una mirada situada como la que plantea la psicología discursiva. Desde esa posición, es que entiendo que la discusión quizá debería de estar en lo que se hace con los privilegios y las posturas que se toman desde los lugares privilegiados. La posición de estar en la norma sexo-genérica no nos totaliza, pero nos imprime la posibilidad de accionarnos de diversas formas, una de ellas es compartir los espacios y abrir camino para quienes han sido limitados.

En cuanto a los afectos, en mi caso considero que no me hubiera sido posible crear los proyectos de investigación que he realizado, sin haber pasado por diferentes afectos. Justo, la investigación sobre la que reflexioné en este texto fue motivada por una línea de trabajo en la que no he dejado de sentir. Desde mi experiencia, los afectos han tenido un lugar central en la producción de conocimiento. Yo no quisiera hacer investigación sin imprimirle la pasión que me caracteriza, o sin sentirme motivada para darle un cauce a los afectos incómodos como el enojo y la frustración ante las violencias. De igual forma, en este camino profesional, me ha acompañado el deseo de hacer algo, y de contribuir con una aportación por mínima que sea.

En suma, la unión de mi práctica clínica e investigación desde los afectos me ha llevado a conectar el activismo como forma de darle lugar a lo afectivo, así como ha contribuido a darle sentido a los hallazgos producto de los estudios que he realizado. Lo cual ha diversificado mis pasiones, llevándome a dibujar mi posición política dentro y fuera de la investigación en psicología social. Concluyo que al final no puedo dejar de sentir lo que hago, por lo tanto, lo utilizo para crear.

Finalmente, mi posición de mujer cis-hetero nunca ha sido una limitante para acceder al trabajo de investigación con personas LGBTTTIAQ+, por lo que agradezco enormemente a esas personas que me han dado la oportunidad de acercarme y aprender con ellas, aunque la condición normada que puedo representarles las ha vulnerado históricamente. Para ellas, sinceramente, muchas gracias.


Referencias

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Acerca de la autora

Claudia Gastelo-Flores (ps.gastelo@gmail.com) es doctora en psicología por la Universidad Autónoma de Aguascalientes, maestra en estudios socioculturales y licenciada en psicología, ambos grados por la Universidad Autónoma de Baja California. Actualmente es profesora de asignatura en la Facultad de Ciencias Humanas, de la Universidad Autónoma de Baja California, así como es presidenta de la Asociación de Psicólogxs de Mexicali por los Derechos Humanos. Brinda atención psicológica en el ámbito privado, a infancias y adolescencias Trans (ORCID 0000-0002-5808-5794).




Recibido: 17/04/2021

Aceptado: 11/02/2022









Cómo citar este artículo

Gastelo-Flores, C. (2023). Adentro y afuera: investigación sexo diversa, escrita desde los afectos y el privilegio de la cis-heteronormatividad. Caleidoscopio - Revista Semestral de Ciencias Sociales y Humanidades, 26(48). https://doi.org/10.33064/48crscsh4358











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