Mirada sociocultural con perspectiva de género de dos trayectorias de atención médica en mujeres que viven con VPH


A Gendered Sociocultural View of Two Health Care Trajectories in Women Living with HPV




MARIELY ACOSTA ÁLVAREZ

ALEJANDRO GARCÍA MACÍAS

Universidad Autónoma de Aguascalientes, México




Resumen

El Virus del Papiloma Humano (VPH) es una de las infecciones más comunes que se transmite por contacto sexual. El objetivo principal de esta investigación es analizar las construcciones socioculturales y de género que se forman en torno a la experiencia de dos mujeres que presentaron una infección por VPH. En este texto se presentan dos trayectorias de atención médica con la finalidad de comparar la experiencia de mujeres diagnosticadas con VPH, una hace 21 años y otra en el año 2018. El contraste con mirada sociocultural entre las dos trayectorias de atención médica y de género permite analizar cómo una mujer vive su proceso de atención frente a una enfermedad, además de reflexionar sobre las construcciones socioculturales de género a su alrededor para identificar las prácticas de discriminación, relaciones de poder, violencia y estigma que la sociedad y los profesionales de la salud apuntan hacia las mujeres.

Palabras clave: género; salud; VPH; mujer; trayectorias de atención médica.




Abstract

Human Papillomavirus (HPV) is one of the most common infections transmitted through sexual contact. The main objective of this research is to analyze the sociocultural and gender constructions that are formed around the experience of two women who had an HPV infection. In this text, two medical care trajectories are presented with the purpose of comparing the experience of women diagnosed with HPV, one 21 years ago and the other in 2018. The contrast with a sociocultural perspective between the two medical and gender care trajectories allows to analyze how a woman experiences her care process in the face of an illness, in addition to reflecting on the sociocultural constructions of gender around her to identify practices of discrimination, power relations, violence and stigma that society and health professionals direct towards women.

Keywords: gender; health; HPV; women; healthcare trajectories.









De entre los agentes infecciosos a los que nos vemos expuestos, el Virus del Papiloma Humano (VPH) es uno de los más comunes; se transmite por contacto sexual y si existen lesiones en los genitales externos se transmite incluso sin necesidad de penetración (Organización Mundial de la Salud, 2020). Para evitar la transmisión se pueden utilizar métodos de barrera que previenen el contacto directo de los genitales aunque no se cubran en su totalidad. Frecuentemente este virus es eliminado por el sistema inmunológico del propio cuerpo. Algunas veces la expresión clínica puede variar de subclínica a la presencia de verrugas genitales. En los casos asintomáticos y menos comunes produce cáncer cervicouterino (CaCU), de ano, pene, vagina, vulva y garganta. Existen alrededor de 200 tipos de VPH, de los cuales el VHP 16 y 18 son los tipos más asociados a cáncer en el cérvix (Flores Miramontes et al., 2015). Además, estudios demuestran que en el 99.7% de los casos de cáncer cervicouterino, existe el antecedente de VPH de alto riesgo oncogénico, lo que lo vuelve el principal factor asociado (Juárez González et al., 2020). Al “reconstruir su proceso de salud/enfermedad/atención en los distintos contextos de su curso de vida” (Rangel Esquivel, 2009), las mujeres “visibilizan las experiencias de los actores sociales, situándolos en su contexto para así identificar cómo influyen las formas de atención” (Vargas Escamilla y Navarro, 2015). Así, en este estudio se analizan las construcciones socioculturales y de género que se forman en torno a la experiencia de dos mujeres que presentaron una infección por VPH.

Mirada sociocultural

El enfoque teórico de esta investigación se realizó a través de los estudios de género y salud, estudios socioculturales y antropología médica. De acuerdo con Lejarraga la enfermedad no existe como tal, no es un problema en sí, existe el fenómeno biológico que se distingue por romper una continuidad de hechos (la ruptura de “la salud”), pero si no está el ojo testigo del ser humano (un diagnóstico de la enfermedad) que viene a otorgarle un sentido a ese acontecer, la naturaleza convive armónicamente con estas contingencias (Lejarraga, 2004). Ahora bien, la realidad es un plano socialmente construido, simbólico e imaginario (Berger y Luckman, 1994) y en este marco, son el individuo y su condición “social”, es decir la sociedad, quienes otorgan los rótulos de enfermedad a determinada condición. La enfermedad es una construcción social, una construcción que es en la cultura (Turner, 1989).

Sobre los estudios de género, Barquet y Benítez mencionan que “el integrar la perspectiva de género en las instituciones permite apreciar cómo las diferencias derivadas de las interpretaciones que una sociedad da a lo que significa ser hombres y mujeres incide en la generación del desarrollo, el analizar las causas y los mecanismos institucionales y culturales que estructuran la desigualdad de los sexos” (Barquet y Benítez Silva, 2012:10). También las autoras mencionan que los avances en la transversalización de la perspectiva de género no ha sido una tarea fácil, ya que el Estado no es neutral en cuanto al género se refiere y está definido por una tendencia a producir y reproducir desigualdades de género (Barquet y Benítez Silva, 2012, p. 18).

Desde la perspectiva de género feminista (Sayavedra Herrerías y Flores Hernández, 1997):

La mayor parte de los malestares y las enfermedades serían sorteables si las mujeres viviesen en relaciones igualitarias, de respeto y apoyo a su desarrollo personal, si fuesen tratadas sin violencia y exclusión, y si contasen con modos de vida confortables, con alimentación, trabajo y descanso, diversión y actividades corporales y subjetivas de diversa índole –lúdicas, estéticas, eróticas, intelectuales , satisfactorias y benéficas.

Acorde con lo anterior y reflexionando sobre el género, se considera que es una herramienta teórica y metodológica que ayuda a analizar desde una perspectiva diferente las desigualdades que existen en la sociedad, con la finalidad de que no se sigan reproduciendo, ya que el género es una construcción social y cultural del deber ser “hombre” o “mujer”, cómo nos vestimos, hablamos, caminamos, nos relacionamos, entre otros, y está definido por los estereotipos de género.

Ahora bien, “el papel que juega la cultura en el proceso salud/enfermedad es fundamental, y más concretamente en el contexto de enfermería desde la antropología” … “permite abordar e ilustrar situaciones de cuidado develando significados que operan como llave para entender y comprender los comportamientos de nuestros sujetos de cuidado” (do Prado et al., 2013. p. 48).

A través de las trayectorias se pueden observar cómo se “reconstruye su proceso de salud/enfermedad/atención en los distintos contextos de su curso de vida” (Rangel Esquivel, 2009, p. 17), se visibilizan las experiencias de los actores sociales, situándolos en su contexto y así identificar cómo influyen las formas de atención (Vargas Escamilla y Navarro, 2015). Así mismo, Rangel Esquivel menciona que es necesario “Pensar en estudios que aborden las representaciones y trayectorias en torno al proceso salud/enfermedad/atención de las personas, es decir, recuperar su reconstrucción y connotación social, no como un sujeto aislado, sino como integrante de grupos de la sociedad” (Rangel Esquivel, 2009, p. 4). Por último, se coincide con que “lo que convierte al estudio de género en algo desafiante y potencialmente muy fructífero es la visión que ofrece de lo que sucede al interior de los sistemas sociales y culturales”.

Desde esta perspectiva, aprender acerca de las mujeres implica también aprender acerca de los hombres. El estudio de género es una forma de comprender a las mujeres no como un aspecto aislado de la sociedad sino como parte integral de ella. (Lamas, 2018, p. 51)

Los dos casos que se presentan son parte de una investigación original, cualitativa, etnográfica con el apoyo de una entrevista semiestructurada, a cada mujer se le asigno un seudónimo cuidando su identidad y confidencialidad para estudiar a través del análisis de contenido las narrativas de la trayectoria de atención médica de una mujer que fue diagnosticada con VPH.

Resultados y discusión

Características sociodemográficas de las participantes y datos ginecológicos

Constanza es el seudónimo de una de las participantes, tiene 38 años, soltera, estudiante de posgrado y profesora, inicio su vida sexual activa a los 23 años, menarca a los 13 años, 12 parejas sexuales, un embarazo, una cesárea, sin abortos, vive con su hija y su pareja, utiliza el preservativo como método anticonceptivo y en 2018 le dieron un resultado afirmativo de VPH.

El pseudónimo de la segunda participante es Guadalupe. Ella tiene 46 años y vive en unión libre. Su escolaridad es maestría. Hace 21 años le dieron su diagnóstico de VPH, menarca 11, inicio de vida sexual a los 26 años, dos parejas sexuales, nulípara. Utiliza el dispositivo intrauterino (DIU) como método anticonceptivo.

Los datos de las dos participantes se obtuvieron por medio de una entrevista semiestructurada, realizada en abril y noviembre de 2020 respectivamente por video llamada y las dos fueron diagnosticadas con una lesión intraepitelial escamosa de bajo grado asociada a infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH). Constanza y Guadalupe asistieron a realizarse su procedimiento diagnóstico en instituciones de salud pública, cabe destacar que, aunque hay una diferencia considerable de años en los que se diagnosticó la infección, aun así las dos mujeres presentaron situaciones similares durante sus trayectorias de atención médica.

Las categorías que se observaron como parte de las dos trayectorias de atención médicas con mirada sociocultural y de género son: experiencia del padecimiento, estigma, autoestigma y culpa, autocuidado (capacidad de agencia); mensaje a profesionales de la salud y mensaje a mujeres acerca de cómo vivir con VPH.

Trayectorias de atención médicas con mirada sociocultural y de género

Sí, sí duele, pero duele más el alma. Constanza.

La detección oportuna del cáncer cervicouterino y de las infecciones de transmisión sexual son una cuestión de género, debido a que existen muchos tabúes, mitos, preconcepciones y construcciones socioculturales alrededor de la sexualidad principalmente en el ejercicio de la sexualidad en las mujeres (Rodríguez et al., 2020). Más aún, la salud de las mujeres es afectada por su condición de género, como lo mencionan Sayavedra y Flores (1997):

La salud de las mujeres es el resultado de sus condiciones de vida, de la satisfacción de sus necesidades vitales, de la calidad de los recursos utilizados con ese fin y del ambiente en que transcurren sus vidas. Por ello, su condición de género es sustrato de su salud, y la determina: No es aleatorio ser mujer; por el contrario, los contenidos de vida asignados a las mujeres por su género definen en gran medida su estado vital, sus riesgos, sus enfermedades y malestares, así como su potencial de vida sana y su expectativa de longevidad (Sayavedra Herrerías y Flores Hernández, 1997).

Las trayectorias de atención permiten analizar la manera de cómo cada persona vive y trata la enfermedad, así como las construcciones socioculturales y de género a su alrededor para identificar las prácticas de discriminación, relaciones de poder, violencia y estigma que la sociedad y los profesionales de la salud apuntan hacia las mujeres. Debido a esto, es de gran importancia realizar este tipo de investigaciones que aportan el conocimiento de esas construcciones socioculturales para tener un fundamento en la modificación de estrategias de intervención sobre salud sexual y reproductiva y en los programas de detección oportuna de cáncer cervicouterino.

Experiencia del padecimiento

…aun teniendo las mejores prácticas de autocuidado del mundo, no puedes garantizar que no te de VPH…”. Guadalupe.

Las experiencias de mujeres con infección por VPH

Son variadas las narraciones que investigaciones reportan sobre el proceso de asimilar y reconocerse con este padecimiento, principalmente las alteraciones respecto al estado emocional, donde señalan vivir un proceso doloroso (León Maldonado et al., 2016), con miedo, angustia, incertidumbre, estrés, preocupación y ansiedad con respecto a su estado de salud, su recuperación y la relación que tiene el virus con el cáncer cérvicouterino (Acosta et al., 2013; Arellano y Castro, 2013; Castanedo et al., 2013; Ceballos et al., 2009; da Silva Marques y Gimenez, 2005; León Maldonado et al., 2014, 2016; Parente et al., 2016). El caso de esta investigación es muy similar en lo relacionado con los procesos diagnósticos, se describen a continuación sus experiencias.

…lo que sé es que tengo un pánico de la posición ginecológica, ¿no? … entonces vengo muriéndome de miedo… Guadalupe.

…se me salen las lágrimas porque uno siente esa necesidad, y se vale, por supuesto que se vale, las emociones encontradas, te tienen en una… en una… situación totalmente, donde tú no te puedes… no puedes defenderte, es una situación penosa, es una situación donde tú… eres totalmente, te sientes débil, te sientes que pueden hacer de ti lo que quieren… Constanza.

…fueron momentos difíciles porque… sí sufres, sufres, esa es la palabra sufres sales de ahí y estas sufriendo porque… porque todavía falta ver qué resultados arrojan, qué… qué es lo que pasa… y la mala información que tienes… Guadalupe.

Al momento de recibir su resultado, Guadalupe se sintió preocupada y ansiosa como lo reportan la mayoría de los estudios antes realizados sobre este tema (da Silva Marques y Gimenez, 2005; del Pilar Meza Rodríguez cols et al., 2008; del Pilar Meza Rodríguez et al., 2011; Wiesner Ceballos et al., 2006).

Un poco preocupada, porque, o sea, preocupada en cuanto a la rapidez en la que yo tuviera la atención ya resolutiva, ¿no? O sea, el tratamiento. O sea, me preocupaba el tiempo porque era un hospital público, ya sabemos que pueden pasar meses, ajá, entonces me preocupaba un poco eso, justo por la experiencia de mi hermana que, bueno, ella no sabía que tenía VPH, pasaron dos años o más y luego tuvo una recaída y nuevamente se tardó, entonces yo tenía mucha preocupación… Guadalupe.

Constanza menciona que su experiencia fue difícil pues los profesionales de la salud dieron por hecho que tenía un problema grave de cáncer, sólo por tener un resultado de VPH.

¡Ay no!, una forma terrible te digo, jaja… no, no, no, es que yo cuando me dan… cuando me da el resultado la enfermera, da por hecho que yo ya tengo un problema de cáncer, o sea, ni siquiera conocemos, ni siquiera conocemos qué significa que haya salido un positivo para VPH. El hecho de ver ahí “Ah no está ya tiene cáncer”. Constanza.

Uno de los factores de riesgo para contraer el VPH es el número de parejas sexuales, ya que a mayor número hay mayor probabilidad, aunque un sólo contacto, una sola pareja sexual puede propiciar el contagio, este fue el caso de Guadalupe, a sus 26 años ella decide iniciar su vida sexual y después de unos pocos meses se entera que tiene VPH.

Ay, maldita suerte la mía.

…no manches, tanto que me tardo para que al minuto tres VPH, ¡No! Ash, fue como un “no manches”. Guadalupe.

Por la mente de las dos mujeres pasó la idea de la relación de la infección por VPH con el cáncer cervicouterino como se reporta en otros estudios, estas percepciones son comunes y provocan temores (López Pacheco et al., 2020).

…hasta que esto se resuelva no vamos a tener prácticas sexuales” porque sería como estarle jugando, ¿no? A la ruleta, a ver si, este sí es el canceroso, este no es el canceroso.

…te da miedo saber que tienes cosas, te da miedo las verrugas, te da miedo todo eso, y pues híjole vas sintiendo esos cambios y por lo pronto te dan miedo” Guadalupe.

…recojo los resultados, de ahí me mandan con el ginecólogo, urgente, eso fue lo que a mí me llena de… de angustia, porque me dicen: Es urgente que vayas con el ginecólogo, llegué y fue así muy…muy llena de drama la situación … entonces todo el ese tiempo, bueno, yo estaba…estaba… lloraba, de verdad, porque yo decía ¡ya me estoy muriendo!, tengo cáncer ¿no? … cada que yo iba, era temblar y estar mal… Constanza.

Con respecto al tratamiento, aún no existe alguno eficaz para erradicar el virus (aunque algunos de estos se eliminan con ayuda del sistema inmunológico, es decir, por inmunidad natural). Para los virus resistentes, se han desarrollado acciones que en la medida de lo posible detienen el crecimiento de las lesiones dependiendo del estadio, ya que si se diagnóstica la lesión en una etapa muy avanzada como el cáncer in situ o lesiones severas es difícil eliminarlas. En otras palabras, el tratamiento que se proporciona a una mujer con esta infección no cura el VPH, se vigila la evolución de las lesiones por medio de citologías, biopsias y colposcopias regularmente cada seis meses y posteriormente más espaciadas; además la mujer es apoyada con una serie de consejos de promoción de la salud para tener un estilo de vida saludable, lo que se traduce en mejorar su sistema inmunológico.

Acerca de la crioterapia, este es un procedimiento donde se utilizan sustancias frías (a temperaturas muy bajas) para quemar las lesiones, después el tejido muere, se elimina y de esta manera se tratar de evitar que se desarrolle más la lesión. Otro procedimiento es la conización cervical que consiste en una técnica quirúrgica que corta tejido del cuello de la matriz a manera de cono con un bisturí o con un dispositivo que corta y quema a la vez para favorecer la cicatrización del tejido y evitar las hemorragias; estos dos procedimientos pueden ser traumáticos y difíciles de sobrellevar para las mujeres, el olor a carne quemada, dolor cuando se anestesia incorrectamente y después del procedimiento, el hecho de perder parte de su cuerpo y potenciales hemorragias en el postoperatorio son experiencias que tienen las mujeres que viven con VPH y que pueden cambia su forma de ver la realidad.

Así, por ejemplo, la experiencia de Guadalupe en su tratamiento de crioterapia:

…fueron hombres los que me hicieron el procedimiento, entonces, cuando te explican qué vas a sentir, en realidad no tienen idea de lo que vas a sentir. O sea, no tienen maldita idea de lo que vas a sentir, desde ese momento tuve cólicos brutales, o sea, fueron unos cólicos terribles, nunca me dijeron que iba a tener estos cólicos tan fuertes, en el momento en que estaba ocurriendo”. “Entonces eso sí fue como, como complicado porque ir descubriendo los dolores pues no está tan lindo, ¿no? O sea, te va sorprendiendo el dolor. Guadalupe.

Como se refleja en el extracto anterior, es muy importante que el personal de salud proporcione información sobre los procedimientos, ya que la incertidumbre puede angustiarlas y no prepararlas para el dolor o la incomodidad.

Fue como… pues además como me habían hecho la biopsia ese mismo día, pues lo que me dijeron es, vas a sentir como tus orejas calientes, bueno yo sentí que me iba a explotar el cerebro ¿sí? O sea, dijeron, vamos a poner, vamos a ir subiendo… vamos a ir bajando la temperatura no sé qué tantos grados, no sé qué tanto y yo ¡Ah, sí! y “vas a sentir un poquito de presión en los oídos” y yo Ok, no, yo sentía que me iba a explotar la cabeza, yo la sentía caliente, hirviendo, o sea, y pues fueron como varios, como varios momentos de frío, calor, frío, calor, o sea, frío, temperatura normal, o sea, fueron como tres o cuatro y ya en la última yo decía ¡ya por Dios!

Bueno, pues sí arde, pero… pero bueno, este… pasa el rato. Más, es más… te sientes como… como sola, como, de verdad yo quería tomarle la mano a alguien, o sea, se oye tan tonto, si tú quieres, pero ese día yo deseé que estuviera alguien conmigo para que me diera la mano, por toda la soledad que yo sentía, sentía mucha soledad… Guadalupe.

Otro punto importante a considerar en la atención de los profesionales de la salud es el derecho a la privacidad independientemente de que sea una institución pública o privada, aunque Guadalupe lo vio como algo positivo, pues fue a un hospital público, y de ante mano sabe que esos hospitales son de enseñanza, ocurrió que muchos estudiantes entraron a ver su exploración vaginal pero no le pidieron su consentimiento ni le preguntaron si estaba de acuerdo. Se sintió expuesta, lo que coincide con otro estudio (Acosta et al., 2013).

Nada más de repente era “Juanito, doctor Pancho, doctor no sé qué, pásenle” Y yo así de “Sí, gracias, Guadalupe para todos” Este sí… digamos que es fue una de las cosas que no fue cómoda, porque no nada más que llamaran a la gente, nada más creo que me dijeron “va a entrar un médico a ver” y yo “sí, bien”, uno, dos, tres, veinte… Y dije “Bueno ya, ya estoy aquí”. Digo, para mí no fue tan incómodo porque sí tengo esta idea de aportar de cierta manera, pero me imagino que para otras mujeres que no, que a lo mejor no tenían la experiencia previa, que yo sabía de mi hermana, pues podría ser muy vergonzoso.

…pues estás ahí toda expuesta, ¿no? Inmóvil y llegan y ¡Vengan a ver! ¡Vengan a ver!, y ahí va medio mundo a verte, y dices no, bienvenidos, aquí está mi cola. Guadalupe.

…te pasan a un cuartito, donde, donde, te, te ven lo más íntimo de ti, eh… estás de verdad súper incómoda. No es doloroso lo que te hacen, pero es incómodo porque estás exponiéndote estás... estás así enseñando tu intimidad a personas que no conoces y, y es como: “La que sigue”, este… “Sí, sí, límpiele aquí” Eh… “¡A ver! ¡Póngase aquí, suba aquí!” ¡Ay, Dios mío!, ¡o sea, soy una persona! ... Constanza.

Por otro lado, una de las necesidades sentidas por Constanza y Guadalupe fue la de más información de parte de los profesionales de la salud, tanto de la enfermedad misma, tratamientos y principalmente de los procedimientos que le iban a realizar. Lo que coincide con otras investigaciones, ya que existe una marcada necesidad de información de las mujeres alrededor del VPH, esto se traduce en impactos negativos, como tristeza, preocupación, enojo y pena (Acosta et al., 2013; Ceballos et al., 2009; Hernández Márquez et al., 2016; León Maldonado et al., 2014; O’Connor et al., 2014; Parente et al., 2016); por ejemplo, Guadalupe considera que no fue suficiente la información con respecto a lo que sentiría, pues no era cercana a la realidad que vivió.

…aunque te dan la explicación de “vas a sentir tal cosa”, en realidad no se acercó, o sea, eso que me dijeron que iba a sentir fue una de las quince cosas que sentí. No fue todo, nada más fue como “vas a sentir calor en las orejas” Pero nunca me dijeron que frío en los pies.

…si me hubieran dicho “¿Cuál ha sido tu peor cólico de la vida? Bueno, diez veces” Y ya más o menos sabes cuál va a ser el dolor y sabes qué esperar y cómo prepararte también para ese dolor, porque pienso que si te avisan antes tú ya te preparas de alguna manera, tu cuerpo se prepara, tú ya estás dispuesta a sentir el dolor. Guadalupe.

Estigma, autoestigma y culpa.

Basta ver una enfermedad cualquiera como un misterio, y temerla intensamente, para que se vuelva moralmente, si no literalmente, contagiosa” … “El contacto con quien sufre una enfermedad supuestamente misteriosa tiene inevitablemente algo de infracción; o peor, algo de violación de un tabú. (Sontag, 2019, p. 14)

Examinaremos ahora el tema del estigma, el cual “es un proceso vinculado a las percepciones y actitudes sobre un atributo evaluado como negativo que lleva a comportamientos discriminatorios, mientras que el estigma interno deriva de la aceptación e internacionalización de estos atributos que lo hacen factible de discriminación” (Arellano y Castro, 2013, p. 256).

Como se afirma arriba, las mujeres tienen la autopercepción de culpa y vergüenza al asumir diagnósticos con estrecha vinculación con la sexualidad (atributo negativo), fidelidad y creencias religiosas (Aranda, 2010; Arellano G. y Castro V., 2013; Ceballos et al., 2009; del Pilar Meza Rodríguez et al., 2011; Gutiérrez Zambrano et al., 2018; O’Connor et al., 2014; Parente et al., 2016) y otras mujeres se sienten culpables con la idea de haber descuidado su salud (Ceballos et al., 2009).

Ay, a veces me hace sentir muy triste. Me hacía sentir triste, me hacía… como si yo me hubiera equivocado. Porque como así lo marca la sociedad, porque este… es algo… que se adquiere por relaciones sexuales y muchas veces eh… tenemos esos tabús, ¿verdad? Como mujeres, porque pues ¡hasta pareciera un castigo que sólo es para las mujeres! Vamos, porque dices tú, el hombre también lo porta y es el que te lo pega al final de cuentas y a él pues realmente pocas veces les pasa, sí les pasa, pero pocas veces, no tanto como a las mujeres. Entonces, es eso, hay muchos tabús y eso te hace sentir hasta un poco… mmm… culpable, pudiera ser. Constanza.

En relación a ese estigma interno y culpa, Guadalupe menciona:

…creo que la angustia más grande que puedes tener con este diagnóstico es uno, culpa, o sea, sientes que hiciste algo mal y por eso lo tienes, no, o sea, tuve una vida sexual, porque además está muy vinculado con ¡ah!, una vida sexual loca, que tuviste relaciones con mil personas, ¿Y quién piensas quien te lo pegó? Creo que algo que, para mí, mi experiencia señala, es que no necesitas acostarte con media humanidad, o sea, yo nomás tuve una pareja, en ese momento, entonces, creo que no tiene nada que ver y eso… Guadalupe.

Por otro lado, cuando las mujeres aceptan que han tenido más de una pareja esto repercute en sus estados de ánimo y su salud emocional ya que consideran las relaciones sexuales como inmorales y vergonzosas (Arellano y Castro, 2013). Además, existe la creencia de que los hombres son quienes trasmiten el virus, lo que hace que las mujeres los consideren como culpables (Castro Vásquez y Arellano Gálvez, 2014; León Maldonado et al., 2014, 2016; Palacios Rodríguez et al., 2016). Otras mujeres se preguntan si había sido su marido o su pareja actual quien las contagió, pero la mayoría de las mujeres en el estudio al que se hace referencia pensaba que probablemente había sido su pareja anterior (O’Connor et al., 2014).

Gracias a la perspectiva de género podemos identificar esas desigualdades en relación a la salud y los elementos que determinan el bienestar o el malestar de las mujeres (Sayavedra Herrerías y Flores Hernández, 1997), en nuestra sociedad ser mujer es un riesgo para la salud pues a las mujeres se les etiqueta y estigmatiza por sus comportamientos sexuales cuando se sabe de un resultado de VPH, esto se replica en la atención que los profesionales de la salud proporcionan. Así, por ejemplo, cuando Guadalupe le pide a su pareja que se realice pruebas y le den el respectivo tratamiento para VPH, y al no encontrar nada “malo” en él, los médicos le hacen saber que es muy probable que lo estén engañando:

No pues no tiene nada, señor, usted no tiene nada… Seguramente su esposa está teniendo relaciones con otra persona y entonces lo engañó.

O sea, lo engañó en el sentido de que no solamente le puso el cuerno si no, lo engañó y le dice que fue usted, pero la que la tiene es ella y ella se lo pegó a usted. Guadalupe.

Esta situación a Guadalupe le provocó desconfianza en los médicos y en el sistema de salud público por lo que decidieron ir a un consultorio privado, lo que puede mermar en la economía de los implicados y en su estabilidad emocional por ende en su pronta recuperación (Rangel Esquivel, 2009).

Entonces, así como que tuvimos desconfianza y fuimos a otro lugar privado para que se lo hicieran y entonces ahí ya le dijeron y le dieron medicamento que estuvo tomando por cuatro meses y luego ya volvió a hacerse el estudio y ya salió negativo. Pero efectivamente, digamos, él fue positivo para los mismos que yo tenía y uno más, uno más que yo no tenía. Pero nos pusimos necios a buscarlo, pero ahí en el Hospital General fue, yo le dije: “A mí, me preocupo mucho, porque tú me tienes confianza y todo, pero imagínate que le digas esto a un señor violento o a un señor que tiene… este… machista, que golpea a su mujer, pues igual hasta la mata porque los médicos tienen, así como una jerarquía y no puedes decir eso… no puedes decir, soltar esas palabras de esa manera, puedes generar cosas muy muy malas”. Guadalupe.

Una decisión similar tuvo Constanza, pues considera que le dieron información errónea, ya que dieron por hecho que ella tenía cáncer sólo por tener un diagnóstico afirmativo de VPH, además de que le entregaron su resultado varios meses después; entonces decide no volver a pedir atención en una institución de salud pública. Debido a la mala experiencia que tuvo, prefiere ir a atención privada con una ginecóloga.

…ya no voy, ya no me paro, fíjate, ya no voy a nada, todo lo que yo necesite lo hago por fuera pago para ello, este… pero porque ya vi que en la atención me ha ido mal. Constanza.

Para ilustrar mejor las desigualdades de género en relación a los procesos de atención Guadalupe expresa su experiencia por ser gorda y sus prácticas sexuales.

…hay un juicio sobre mis prácticas sexuales y sobre… o sea, yo pienso “Por ser gorda ¿También son gordos mis ovarios o cómo?” Entonces hay ahí una mala práctica que… o sea, mala atención y como tú no sabes, o sea, traes un montón de estereotipos, estigmas sobre la sexualidad, … hay unos problemas que están muy colocados acá, así en el fondo de tu cerebro, y que te encuentras temiendo cosas, que te… juzguen tu vida sexual. Guadalupe.

Avanzando en nuestro razonamiento del tema del género y la salud, con respecto a las prenociones o preconcepciones, Guadalupe reflexiona sobre el juicio que algunos médicos ejercen sobre las mujeres; esto coincide con lo reportado en otras trayectorias de atención de mujeres con VPH que mencionan el cuestionamiento constante de sus sistemas de creencias y el “deber ser” como mujer (López Pacheco et al., 2020; Palacios Rodríguez et al., 2016).

…y también como esta cuestión de cómo cierto juicio de… no digo que todos los médicos hombres, pero en mi experiencia han sido ginecólogos hombres que tienen una cuestión de juicio de tus prácticas, una cuestión de juicio de tu autocuidado, también, ¿ajá? Como que “¡Ay! ¿Cómo que no sabes qué tienes?”.

Sientes que te puede juzgar, aunque el personal médico diga “yo no juzgo”, yo siempre he dicho que hay cosas que tienes en la cara que no puedes evitar” Constanza.

La palabra “castigo” sale a relucir en la entrevista, pues para Guadalupe la forma en como algunos médicos tratan a las mujeres alude a eso, a un castigo por las practicas “inadecuadas”.

Porque pudiendo hacerlo más amable, menos traumático para nosotras, usan todo el procedimiento doloroso como una forma de castigo. Yo de verdad que me imagino que es hasta de castigo, porque no sabemos los valores éticos y morales que tengan.

Entonces, si te sientes estigmatizada, discriminada, juzgada, difícilmente vas a regresar a un consultorio médico, es muy probablemente que prefieras morirte de lo que sea, a recibir esa carga tan brutal de juicio social, porque, además, es un juicio social de personas que tienen una jerarquía social, sí, en donde está la cuestión de la culpa, de que tú eres culpable de que a tu cuerpo le pasen cosas, y bueno, al cuerpo le pasan cosas hagas o no hagas lo que quieras… Guadalupe.

Por otra parte, Constanza menciona que hay mucha diferencia de ser atendido por profesionales de la salud que da más información y tienen mejor trato al paciente.

Entonces cuando te encuentras a estas ginecólogas, bueno, a mí, en mi caso han sido mujeres, ¿no? que te enseñan que hay otra forma de tratarte, ya no tienes temor de ir a hacerte los estudios.

En mí experiencia son médicas las que me han… digamos, me han ayudado a quitar un montón de estigmas, a darme información…Constanza.

Autocuidado (capacidad de agencia)

Hasta que pasas tu problema te pones a leer. Constanza.

Uno de los hallazgos encontrados en estas trayectorias de atención médica fue identificar cómo Guadalupe y Constanza fueron más conscientes de su cuerpo, su salud sexual y autocuidado lo que provocó hacerse cargo propio de su salud sexual a lo que aludiremos como capacidad de agencia en la salud sexual y reproductiva de la mujer.

…creo que eso fue lo que de cierta manera fortaleció mi autocuidado no creo que de cierta manera eso fue el resultado … pero también eso me ayudó a ver… o sea, me ayudó a entender que, cualquier cosita, cualquier descuido, incluso aunque no es tu responsabilidad, ni de él, sino, son cosas que pasan en la vida, y que corresponden a la vida sexual de otras personas y a la salud sexual de otras personas que no se cuidan, que te alcanzan, entonces creo que eso también, lo que nos hizo consciencia, digamos, cambios en que ya teníamos algo ahí como sembrada en cuanto al cuidado de la salud sexual, creo que con eso confirmamos como nuestra decisión de monogamia de una comunicación más abierta… Guadalupe.

Existen investigaciones donde mujeres narran que sintieron cambios positivos en su vida, como el estar más atentas a su salud (autocuidado), agradecen tener el diagnóstico temprano y estar positivas ante el tratamiento (da Silva Marques y Gimenez, 2005; Parente et al., 2016). Sirva de ejemplo, lo que Guadalupe señala pues sintió la necesidad de investigar sobre el padecimiento como lo plantean López Pacheco y colaboradores en 2020.

…creo que también, el VPH lo que me da, también, es como investigar, investigar cualquier cosa extraña que yo veo.

Yo no sabía un montón de cosas que hoy sé, ¿sí? No sabía que yo tenía derecho a solicitar ciertos protocolos de acuerdo con mi cuerpo, y yo no sabía que había diferentes tipos de patos y estas cosas, ¿no? … yo no sabía ni siquiera que había diferentes tamaños de DIUs, te muestran uno, lo que hay, pero nada más hay un tamaño, no te dicen que, si eres nulípara.

…son de estas cositas que sí hay un cambio, como una conciencia diferente.”

…como responsable de mi cuerpo y de mi vida lo que haría diferente sería preguntar más, más hasta que se cansen.

…verme de manera más integral y exigir más… o sea, el sistema, médicas y médicos, enfermeras y enfermeros, no tienen… en su mente están haciendo las cosas bien pues, ¿no? Y quizá cuestionarles un poco ayuda a que otras mujeres reciban mejor atención. Guadalupe.

Y como parte de esa agencia de su propia salud sexual, Guadalupe menciona que debemos modificar nuestras prácticas sexuales y presentarnos con pruebas negativas antes de tener relaciones sexuales:

Hola mi nombre es Guadalupe, aquí está mi INE y aquí están mis pruebas negativas. Guadalupe.

Así mismo, las dos participantes hablan de adaptación y cambios positivos. Estas son algunas de sus experiencias:

…por otra parte, en el plano emocional, también nos une mucho a mi pareja y a mí, porque hicimos… ya al final después, digamos ya cuando regresó cierta normalidad, nos dimos cuenta que habíamos hecho lo que teníamos que hacer y que no esperamos mucho tiempo para hacerlo, ¿no? Entonces eso también, aunque éramos una pareja que recién estaba empezando, como que fortaleció nuestra relación, ¿no? Como… es como si los dos supiéramos que empezamos con cuaderno limpio.

Pues yo creo que te haces un poco más responsable. Mmm… Sí, sí cambias tu vida, eh… no para mal, siento yo que… que… te hace más responsable, en mi trabajo un poco más humana (se refiere a su trabajo como profesional de la salud).

…te das cuenta que la vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos, sí, yo creo que sí nos cambia, bueno, a mí sí me cambió la vida.

Te empapas de la patología y… y conoces e incluso ya después, pues puedes ayudar a alguien más, a alguien que no… no sabe de la situación y tú puedes orientar un poco. Sí, claro que sí. Y aparte, pues eso, ¿no? Haces un poco… un poco más de responsabilidad, de consciencia. Constanza.

En lo que toca a las implicaciones en las prácticas sexuales, algunas mujeres deciden no relacionarse sexualmente con sus parejas como medida de autocuidado, hasta terminar el tratamiento a causa de la existencia del miedo a sostener relaciones sexuales e infectar a la pareja, el riesgo de cáncer y ser infectadas nuevamente (Ceballos et al., 2009; da Silva Marques y Gimenez, 2005; Parente et al., 2016). Como otras mujeres (López Pacheco et al., 2020), Guadalupe tuvo que tomar decisiones sobre sus prácticas sexuales para evitar reincidencias en el contagio y por temor a enfermar más.

…bueno, no hay práctica sexual hasta que esto se resuelva, si no, va a ser “me lo pegas, te lo pego, nos lo pegamos” y va a ser cuento de nunca acabar…

…después lo que sucedió es que, pues hay un periodo en que no puedes tener relaciones y yo lo extendí un poco, porque además ahí viene la parte en la que yo le pedí a mi pareja que también se hiciera diagnóstico, porque finalmente el que había tenido prácticas con alguien con VPH era él. Guadalupe.

En general, yo creo que sí, sí modifica, pues el hecho de usar el preservativo si no estás acostumbrado, claro que sí es una modificación. Constanza.

Guadalupe menciona que ella no volvió a ser la misma después del diagnóstico de VPH, se preocupaba por el riesgo de volver a contagiarse, pero poco a poco fue recuperando su relación con su propio cuerpo.

…yo quería sentir que mi cuerpo estaba otra vez bien, o sea, sabía si sabes que ya no vuelves, o sea, no vuelves a ser la misma, ni por dentro, ni por fuera después de algo así, porque si son tratamientos la criocirugía y la electrocirugía son tratamientos que son invasivos y que son muy dolorosos y que, o sea, como que sí te queda la sensación corporal de que… no de que te niegues al placer, sino que tienes que recuperar también de cierta manera… que recuperes la posibilidad del placer…

Pues tienes que como recolocar tu cuerpo, o sea, que las cosas vuelvan a su lugar, pero también tu relación con tu cuerpo.

Si bien no es una preocupación constante y tampoco era como que interviniera o interfiriera con mi vida sexual, o sea, no era algo que yo tuviera todo el tiempo presente, sino era como un recuerdo que está en tu cuerpo, ¿no? De decir “Ah la madre, sí sí, el tratamiento ese. Guadalupe.

Hubo un cambio en la responsabilidad en cuanto “vamos a usar preservativo el tiempo que sea necesario” y “vamos a… a estar bien, a estarnos checando, a estar viendo que… si hay algún cambio”. Constanza.

Mensaje a profesionales de la salud

…tengo un problema con el sistema médico porque, digamos que me han fallado varias veces, ¡Sí! Me han fallado varias veces… Guadalupe.

A continuación, se presentan algunas reflexiones a maneja de mensajes que Constanza y Guadalupe envía a los profesionales de la salud a partir de la experiencia de su padecimiento.

…que nos piensen como personas, que tenemos emociones, que también tenemos nuestros problemas, …lo que menos necesitas son regaños o estigmas.

…estoy aquí porque quiero estar bien.

Respeto, o sea, de exigir respeto en el momento en que cuando llegan 20 médicos pues a lo mejor decir ¡ya, suficiente!…

Cerciorarse de que se entiende la información.

…saber las consecuencias informadas, …decirte claramente lo que va a ocurrir, y con ese panorama decidir…

…no solo somos cuerpos, …no somos cuerpos a los que les tienes que imponer tratamientos.

…no estigmatizar.

…que quede claro, que el trato que recibes en estos espacios médicos… es una cuestión de responsabilidad de quien ejerce su cuerpo, de quien vive su cuerpo, pero también es una cuestión, no sé si de modernizar, sino de incorporar no solo la cuestión de salud, sino yo diría incluso los valores, las emociones, en estos espacios…

…tener una empatía para que tú regreses a la consulta, que digas lo que está pasando con tu cuerpo tiene que ver con una cuestión de confianza, quizá se construye.

En sus manos esta la tranquilidad de alguien… no nada más es decir “ay no se iba a morir porque no le di bien la información”, pues no, no te vas a morir, ciertamente, pero cuánto tiempo vas a estar sufriendo, angustiado…

Capacitarse es la clave y estar donde nos gusta y hacer lo que nos gusta.

Mensaje a mujeres acerca de cómo vivir con VPH

En el libro la Teoría de la mujer enferma (Hedva, 2020) la autora reflexiona que una de las finalidades de su obra es “plantar resistencia a la noción de que une debe estar legitimado por una institución, para que luego intenten arreglarte según sus términos. No necesitan ser arregladas reinas mías, es el mundo el que necesita el arreglo”.

Además, se le preguntó a Guadalupe y a Constanza qué mensaje a manera de consejo les podría dar a otras mujeres a partir de la experiencia de su padecimiento y algunos son los que siguen:

Somos dueñas de nuestro cuerpo. Siempre recordar que podemos decidir sobre nuestro cuerpo, o sea, que, aunque estén unos protocolos médicos y te digan que tienes que hacer un montón de cosas, que incluso tú puedes decidir hasta donde quieres que pase algo en tu cuerpo, incluso darte por vencida, es parte de tus decisiones y es válido.

Tú tienes todo el derecho de decir “Eso es muy doloroso para mí, no lo quiero” Eso es algo que también me dejó el VPH.

Siempre preguntar, no quedarnos calladas, “a ver, qué me vas a hacer, ¿qué me vas a meter? Enséñamelo, ¿cuántos grados le vas a bajar a esa cosa? ¿Voy a sangrar? ¿Cuánto tiempo voy a sangrar?

…como responsable de mi cuerpo y de mi vida lo que haría diferente sería preguntar más, más hasta que se cansen…

…aún teniendo las mejores prácticas de autocuidado del mundo, no puedes garantizar que no te de VPH…

…estar como muy tranquila respecto a la toma de decisiones para no, pues sobre todo para no ponerte en una posición vulnerable de mayor sufrimiento físico…

…no importa en qué momento llegue el diagnóstico, estamos vivas…

…no somos un expediente médico… la dignidad está por encima y la dignidad incluye información, decisión y que, si a veces hay que pelearte, pues también, yo no tengo, mi problema no es con médicos, con médicas, las enfermeras, no, no, no, mi problema es con un sistema médico que no… que ve cuerpos a reparar y no personas que tienen historias…

…estar enferma no es un pecado, estar enferma no es… no debería ser un estigma…

…vivir la enfermedad con dignidad también es muy importante…

…la médica, el médico puede estar totalmente en una onda prejuiciosa y estigmatizante, pero me toca a mí decirle que no me gusta cómo me está hablando.

…no, no quiero que esté nadie más aquí, nada más tú me puedes ver.

…además de ser médicos, médicas, enfermeras, personal de salud pues son como nosotras, ¿no? Entonces tienen también todos los estereotipos de género, toda una cultura de prejuicios, entonces, si bien puedo entender que tienen todo eso…, no por eso lo disculpo, los entiendo, pero no confió ya ciegamente.

…si no tienes una buena relación con una médico, un médico, una enfermera, pues busca otra opción.

Háganle estudios de laboratorio a sus parejas… revisen si no tienen verrugas.

Conclusiones

En concordancia con otros autores, en esta investigación se muestra que es necesario fortalecer la consejería y educación para la salud en el programa de detección oportuna de CaCu (Acosta et al., 2013; León Maldonado et al., 2014; O’Connor et al., 2014), ya que la falta de información parece favorecer la incertidumbre y otros impactos psicosociales negativos como el miedo y la angustia en las mujeres. Se necesita concienciar al personal de salud encargado de estas actividades sobre la importancia de su papel como consejeros y promotores de salud en la transmisión de conocimientos de utilidad a las mujeres (LeónMaldonado et al., 2016). Además, es importante generar acciones basadas en enfoques con una visión promocional de la salud sexual, una perspectiva de género, así como tomar en cuenta las creencias y conocimientos, pues no se pueden estandarizar las necesidades de las mujeres en el proceso salud/enfermedad/atención; igualmente, es necesario que los profesionales de la salud e instituciones de salud contemplen el alto grado de desinformación que hay sobre el VPH (Arellano G. y Castro V., 2013; O’Connor et al., 2014; Palacios Rodríguez et al., 2016). Apoyándonos de las dos trayectorias de atención médica presentadas es posible percatarse de la insuficiente información que tienen las mujeres acerca de la prevención del CaCu y muchos mitos relacionados con las prácticas sexuales. Es probable que haya mucha información, pero no está en un lenguaje claro, que realmente se asiente en el sistema cultural y social de las mujeres.

De igual modo, esta investigación es un claro ejemplo de las implicaciones emocionales que pueden tener las mujeres al saberse portadoras de un virus trasmitido sexualmente, los alcances en las relaciones de pareja y la importancia de hacer énfasis que este tipo de infecciones no sólo afectan a la esfera biológica o física, sino que determinan una serie de experiencias y cambios en el cotidiano de las mujeres relacionadas con la esfera emocional y psicológica; principalmente en la experiencia de padecer una enfermedad (Rodríguez et al., 2020).

Hay que subrayar que las mujeres se autoestigmatizan, lo que da una idea de cómo la sociedad puede tener un peso enorme en la vida cotidiana de las mujeres, en las prácticas sexuales de las mismas, a partir de los roles de género sobre el “deber ser” para que no las etiqueten de promiscuas, sucias, infieles o de que merecen “el castigo” por cómo actúan (Ceballos et al., 2009; León Maldonado et al., 2014; O’Connor et al., 2014). Simultáneamente, la preocupación de las mujeres para evitar ser estigmatizadas puede hacer que no hablen sobre el diagnóstico de infección, y en consecuencia sobre su experiencia de padecimiento, lo que provoca mayor angustia y les limita por lo tanto el acceder a redes sociales de apoyo y esto puede mermar en la recuperación de su salud.

Aunque hay situaciones que separan o hacen distintas a las mujeres, como la raza, estado socioeconómico, estado civil, nivel educativo, entre otros; se debe buscar lo que las une (De Miguel Álvarez, 2014), que es el ser mujer, una mujer que se construye a partir de lo que la sociedad dice y dicta pero que también tiene libertad y tiene agencia, así proporcionar información sobre sus procesos salud/enfermedad/atención ayuda a que el cambio sea más evidente; de esta manera visibilizar a las mujeres, sus cuerpos, sus espacios y sus actividades. Apoyar a las mujeres en su capacidad de agencia respecto a su salud sexual y reproductiva es tarea de todos los profesionales de la salud y una manera eficaz de hacerlo es proporcionarles conocimientos, educación para la salud y crear conciencia de la importancia de que ellas puedan decidir sobre sus cuerpos.

Hay que recalcar que hay ciertas similitudes entre las experiencias del padecimiento de las entrevistadas, como sentirse tristes, angustiadas y con información insuficiente y mal acompañamiento por parte de los profesionales de la salud, aunque las entrevistas tuvieron distintos lapsos de periodos de tiempo entre el diagnóstico de VPH y la entrevista, después de más de 20 años, y más recientemente (4 años); se considera que es importante contrastar estos periodos distintos de tiempo, aunque en el caso de esta investigación no se encontró mucha diferencia entre cada experiencia, lo cual dice mucho con respecto a las estrategias que se implementan para la detección oportuna del cáncer cervicouterino sin cambios significativos para estos dos casos.

Por otro lado, las entrevistadas coinciden en que los profesionales de la salud deben ser más empáticos con las mujeres que tienen diagnósticos de VPH, pues es importante para ellas sentirse acompañadas y así mejorar las redes sociales de apoyo institucional.

Para concluir, las formas de vivir, de realizar investigaciones, de hacer políticas públicas, de gobernar, etcétera, deben cambiar para garantizar la igualdad de oportunidades entre hombres, mujeres y otres. Se deben buscar puntos de acuerdo para seguir avanzando en la transversalización de la perspectiva de género y así incidir de manera positiva en las vidas de las mujeres, por ejemplo, con esta investigación con perspectiva de género, se puede ayudar a vislumbrar cómo experimentan la infección de VPH las mujeres y de esta manera buscar estrategias para evitar más muertes por cáncer cervicouterino.


Referencias

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Agradecimientos

Principalmente agradezco a Guadalupe y Constanza por su confianza, tiempo y consejos para sobrellevar este tipo de padecimientos. A mi comité tutorial, la doctora Mónica Adriana Luna Blanco, la doctora Yesica Yolanda Ramírez Flores y el doctor Alejandro García Macías por su apoyo, paciencia y conocimientos. A mi hijo Armando Santacruz Acosta por su amor y acompañamiento en tiempos complicados por el estudio. Además, a mi mamá Cita Elida Álvarez Ortiz, mis hermanos Mara Anel, Nataly Andrea, Rogelio, Elida Aglae y Edna Rubí, los amo, gracias por apoyarme en mis locuras y a mi amiga, la Dra. María Magdalena Aranda Delgado porque siempre creíste en mí.




Acerca de la autora y el autor

Mariely Acosta Alvarez (mariely.acosta@edu.uaa.mx) es Profesora Investigadora Titular de tiempo completo del Departamento de Enfermería de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Es especialista en estudios socioculturales, en las experiencias del proceso salud/enfermedad/atención y la enfermería en atención primaria con enfoque de género. Doctorado en Estudios Socioculturales por la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Maestría en Ciencias en Enfermería con enfoque en primer nivel de atención por la Universidad de Guanajuato y Licenciatura en Enfermería por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Contribución al texto: análisis formal, investigación, escritura – borrador original, escritura – revisión y edición. (ORCID 0000-0002-2621-6411).

Alejandro García Macías (alejandro.garciam@edu.uaa.mx) es Profesor Investigador Titular de tiempo completo en el Departamento de Comunicación de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Es especialista en estudios de Redes sociales y personales, capital social, comunicación interpersonal tecnológicamente medida, movilidad y geografía de las relaciones interpersonales. Doctorado en Sociología por la Universidad Autónoma de Barcelona, Maestría en Sociología Industrial y del Trabajo y Licenciado en Comunicación Organizacional por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Actualmente forma parte del Sistema Nacional de Investigadores (SIN) Nivel 1. Contribución al texto: revisión y edición. (ORCID 0000-0001-8439-0701).




Recibido: 13/06/2022

Aceptado: 09/01/2023









Cómo citar este artículo

Acosta Álvarez, M. y García Macías, A. (2023). Mirada sociocultural con perspectiva de género de dos trayectorias de atención médica en mujeres que viven con VPH. Caleidoscopio - Revista Semestral de Ciencias Sociales y Humanidades, 27(49). https://doi.org/10.33064/49crscsh3808











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