La encuesta online en la investigación social y de género en tiempos de pandemia por covid-19


The online survey in social and gender research during the covid-19 pandemic




MARÍA DEL ROSARIO AYALA CARRILLO

EMMA ZAPATA MARTELO

MARÍA DO MAR PÉREZ-FRA

Colegio de Postgraduados, México




Resumen

La pandemia por covid-19 ha tenido efectos en todas las esferas de la vida. En el ámbito académico sus efectos se han visto tanto en la docencia como en la investigación. En esta última, las formas de hacer trabajo de campo y de implementar la metodología en las ciencias sociales también se ha tenido que adaptar. El uso de la tecnología ha sido indispensable, ya que muchas de las actividades se tuvieron que realizar por medios digitales. Las computadoras, y los teléfonos móviles se convirtieron en indispensables, aplicaciones como whatsapp, Google Forms, Skype, Zoom, Teams, entre otras, fueron eficaces para continuar con algunas de las actividades cotidianas, mantener contactos sociales, impartir clases, mantener y continuar con investigaciones. El presente documento tiene como objetivo sistematizar algunas de las experiencias sobre la utilización de la encuesta online autoaplicable (Google Forms) en una investigación doctoral de corte cualitativo, con el fin de reflexionar sobre la utilización de este método digital como herramienta metodológicamente válida.

Palabras clave: metodología; encuesta online; covid-19; datos; logística.




Abstract

The covid-19 pandemic has had consequences in all spheres of life. In academia, its effects have been seen in both teaching and research. In research, the ways of doing fieldwork and implementing methodology in the social sciences have had to be adapted. The use of technology has been indispensable to fulfill the planned activities, the use of computers and cell phones became necessary. This paper aims to systematize some of the experiences on the use of the self-applicable online survey (Google Forms) in a qualitative doctoral research, in order to reflect on the use of this digital method as a methodologically valid tool. It is concluded that the use of online surveys in social research is efficient and effective as long as they have a methodological planning.

Keywords: methodology; online survey; covid-19; data; logistics.









El aislamiento social obligatorio derivado de la pandemia por covid-19 impactó directamente en las actividades sustantivas del sistema educativo, afectando no solo la docencia sino otras actividades como las de investigación. Cuenca y Schettini (2020) señalan que la investigación en ciencias sociales pasó por diferentes momentos: 1) la suspensión de las actividades de trabajo de campo y de investigación in situ, cara a cara; y 2) recabar información sobre las dificultades en el cumplimiento del aislamiento, lo cual implicó que los y las investigadores usaran diferentes metodologías y métodos digitales para cumplir y continuar con las actividades.

Una de las formas más frecuentes de realizar investigación fue a través de formularios autoaplicables (Google Forms), instrumento que ayudó a revelar todo tipo de información. Junto con dicha herramienta también surgieron preguntas sobre la eficiencia y eficacia de esos instrumentos, en función del rigor metodológico que requiere la investigación social. El presente documento tiene como objetivo sistematizar algunas de las experiencias sobre la utilización de la encuesta online autoaplicable (Google Forms) con el fin reflexionar sobre su pertinencia y sustento metodológico. Dicho instrumento fue utilizado en una investigación doctoral de corte cualitativo sobre género y trabajos de cuidado en el municipio de Texcoco, Estado de México.

Primero, es importante reconocer que las tecnologías de la información en el último siglo han irrumpido de forma importante en la sociedad, con un crecimiento exponencial en su utilización, sobre todo entre los jóvenes y los denominados nativos digitales (García, 2015). Con la pandemia esta situación se incrementó a tal grado que incluso las dinámicas sociales y la forma de interacción social se adecuaron a estos medios. En la vida cotidiana, con la pandemia, las relaciones sociales incluso han llegado a adquirir una nueva dimensión, donde la corporeidad, espacio y tiempo no existen tal como se concebía clásicamente (Mosquera, 2008; Ruiz y Aguirre, 2015). La educación, el trabajo, las reuniones de trabajo y familiares ahora se hacen vía remota, las redes sociales son usadas para vincularse, reconectarse (Miller, 2019) y tratar de hacer las actividades que se solían realizar con anterioridad.

Actualmente, es difícil trazar una línea divisoria entre la presencia física y la digital. Se ha desdibujado el muro fronterizo entre lo online y lo offline. Lo social y lo tecnológico están unidos a tal grado que es complicado separarlos al modo binario, debido a que hay una integración de ambos mundos, creando una relación dialéctica de imbricación (García, 2015). Los medios digitales constituyen espacios públicos que complementan el medio físico donde se conforma la sociabilidad cotidiana. Las estructuras que los conforman no son estáticas, pues dependen de las interacciones complejas que se dan entre sus componentes: tecnológicos y sociales, resultando en una estructura tecno-social complicada, que provocan cambios significativos en el comportamiento de los sujetos y las comunidades y sus productos culturales, envolviendo todo el espectro temático de la cotidianidad (Domínguez, 2012).

Los teléfonos móviles inteligentes son uno de los dispositivos que más han evolucionado en los últimos años, integrando sistemas operativos que los acercan a muchas posibilidades de funcionamiento (comunicación, interacción e inmediatez) que hace años sólo ofrecían los ordenadores personales (García, 2018), por lo que la comunicación y actividades que anteriormente requerían de una computadora, hoy se pueden hacer desde el celular.

En México, según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH, 2020), señala que hay 88.24 millones de usuarios de internet que acceden a este servicio a través de sus celulares, 95.9% del total de la población mexicana activa en internet. El 91.5% acceden desde dispositivos smartphones (de baja o alta gama) y el 6.9% desde teléfonos comunes. Los tres principales medios para la conexión de usuarios a internet en 2020 fueron: celular inteligente (smartphone) (96.0%), computadora portátil (33.7%) y televisor con acceso a internet (22.2%). Las principales actividades que realizaron son: comunicarse (93.8%), buscar información (91.0%) y acceder a redes sociales (89.0%). La población invierte en promedio, 4 horas y 39 minutos al día en el uso de Internet.

La población actual no se limita al consumo de información audiovisual en la red; se han convertido en creadores activos de diferentes contenidos, que comparten desde cualquiera lugar o espacio. Las aplicaciones de red social y los cada vez más sencillos programas favorecen la creación de contenido audiovisual y la posibilidad de “subirlo” de manera casi automática. Sitios como Facebook, Twitter, Pinterest, Flickr, YouTube, Instagram, entre otros muchos, permiten compartir y encontrar contenido desde cualquier lugar, momento, y dispositivo digital con conexión a internet (Vázquez-Cano y Sevillano, 2015). Esto ha traído grandes cambios en la manera de pensar los fenómenos sociales, así como nuevos conceptos para el desarrollo de las metodologías de investigación en el campo de las ciencias sociales (Mosquera, 2008). Hine (2011) señala que el agente de cambio no es la tecnología en sí misma, sino los usos y la construcción de sentido alrededor de ella.

La digitalización, también está presente en la forma de hacer investigación. Antes de la pandemia estudios como los de Mosquera (2008), Hine (2011), Cruz y Ardèvol (2017), García (2015), Miller (2019), Di Prospero y Daza (2019), Grillo (2019), entre otros, evidenciaron como las ciencias sociales fueron alcanzadas por Internet, ya que permearon prácticamente todos los ámbitos de la vida social, personal y colectiva (Cruz y Ardèvol, 2017: 194). Se desarrollaron nuevos modus operandi en el que lo online conduce fácilmente a lo offline y viceversa, donde surgen un contexto de interacción y socialización paralelo, con ciertas singularidades específicas—atemporalidad, ausencia de espacio físico e incorporeidad—(Arriazu, 2007; Mosquera, 2008; Ruiz y Aguirre, 2015), lo cual, supone reformular e innovar la epistemo-metodología a utilizar (García, 2015).

La evolución del Internet hizo posibles nuevas formas de recolectar, analizar y presentar datos cuantitativos y cualitativos, así como nuevas escenas en dónde realizar investigaciones, lo que hace del trabajo de campo una experiencia diferente a la práctica convencional. En lo que se refiere a la recolección de datos, las TICs brindan la posibilidad de utilizar audio, vídeo, imagen, datos en textos escritos o hablados, todos recolectados mediante mensajería, videos, audios, en foros de discusión, cuestionarios, observación en línea, monitoreos o registros de las acciones generadas por los sujetos mediante un equipo informático, etcétera (Orellana y Sánchez, 2006), siendo el investigador/a un usuario más en el ciberespacio.

Existe un número creciente de herramientas tecnológicas, muchas de ellas gratuitas o de bajo costo, tal es el caso de los formularios online (Google Forms), los cuales pueden ser cumplimentados haciendo uso de cualquier dispositivo móvil: smartphone, tabletas, ordenadores y otros medios que en la actualidad son usados común y permanentemente por casi cualquier persona (García, 2018). Incluso existen plataformas que ofrecen plantillas preelaboradas con diferentes tipos de preguntas e indican las formas más eficientes para compartir las encuestas y proponen herramientas para analizar la información obtenida “¿Qué más pedir? Toda la complejidad del trabajo de campo resuelto en nuestra PC” (Cuenca y Schettini, 2020).

Con la pandemia, las encuestas a través de Internet se han hecho más necesarias, debido a la dificultar de realizar trabajo de campo de forma personal. Sin embargo, adaptar otras formas de hacer investigación también ha significado nuevos retos. Por ejemplo, la OIT (2020a y b) ha evidenciado que el covid-19 afectó las formas tradicionalmente utilizadas en la recolección de datos estadísticos, lo que ha implicado nuevos desafíos tecnológicos y logísticos relacionados con los recursos y sistemas disponibles para obtener la información. Hacer las encuestas por correo electrónico o por teléfono ha tenido muchas limitaciones, sobre todo en las áreas rurales y más pobres. Otros retos están en la evaluación y adecuación por la falta de respuesta, ponderar los datos, evaluar la calidad y difundir la información con transparencia (OIT, 2020b). Si esto sucede en organizaciones a nivel internacional, donde tienen todo un equipo de especialistas, encuestadores/as y tecnología, ¿qué sucede con investigaciones personales, como el caso de las tesis?

En la experiencia de nuestra investigación, también nos enfrentamos a estas dificultades, ya que justamente el cierre de todos los espacios y el mandato de confinamientos en el país, se produjo cuando se estaba comenzando el trabajo de campo, lo cual desequilibró el diseño de la investigación que ya se tenía, pues la encuesta directa no se podía hacer como se había planeado, sobre todo por el temor y la incertidumbre en los primeros meses, donde la sociedad en general no sabía cómo actuar, qué tan perjudicial podía ser el contacto cara a cara, lo cual se fue intensificando al paso del tiempo y el avance de la pandemia. En el caso de México, el señalamiento del semáforo de riesgo epidémico covid-19, durante los meses que duró en color rojo, restringió muchas de las actividades económicas, educativas y sociales, por lo que no se pudo avanzar en la investigación. Toda esta incertidumbre hizo que pasara el tiempo, esperando que la situación mejorara, cosa que no sucedió, por lo que se tuvieron que buscar otros métodos para completar la información necesaria en la investigación, haciendo uso de herramientas digitales. Sin embargo, ello implicó enfrentarse a preguntas y retos sobre la forma de planificar, organizar, aplicar y poder obtener la información que se necesitaba.

Uso de la tecnología en la investigación social

Las consecuencias de la pandemia en la realización de investigaciones, obligaron a repensar el trabajo de campo y la disposición de métodos, técnicas y estrategias para recolectar los materiales empíricos, pues a partir de la implementación de la cuarentena por covid-19 se imposibilitó la realización del trabajo de campo de manera presencial. Si bien, los cuestionarios autoadministrados ya eran una herramienta muy potente en las ciencias sociales, en el contexto actual recobraron fuerza y nueva relevancia (Cuenca y Schettini, 2020). Sin embargo, la utilización de estas herramientas digitales requiere de un cuidadoso momento previo para su planificación, pues no se trata de encuestas de opinión como las periodísticas o de marketing, sino de encuestas para una investigación científica.

Desde las ciencias sociales se ha prestado cada vez más atención al escenario online, incluso estudios como los de García (2015), señalan que las técnicas de investigación convencionales se han adaptado al medio digital, la metodología de la investigación actúa en Internet y se renueva a la luz de las dinámicas del mundo digital. A través de diferentes medios digitales se desarrollan otras posibilidades novedosas de acercamiento a la realidad social. Las redes sociales, por ejemplo, pueden facilitar el contacto con informantes de difícil acceso, ya sea por pertenecer a grupos cerrados o por encontrarse lejos geográficamente. Incluso en el trabajo exploratorio, permiten contactar con informantes clave, expertos y sentar las bases de la relación con quienes participarán en la investigación (García, 2015).

Utilizar herramientas tecnológicas ha sido cada vez más común, sobre todo desde el inicio de este siglo. Con la obra de Christine Hine “Virtual Ethnography” (2000), su práctica se ha tornado cada vez más común en el campo de las técnicas cualitativas. En la etnografía, por ejemplo, los medios digitales han llevado a la netnografía, etnografía virtual, etnografía online, etnografía digital o ciberetnografía, distintas maneras de designar esa etnografía específica que entra en relación con la actividad desarrollada por el cuerpo social en Internet (García, 2015). Actualmente, la "etnografía virtual" es común y bastante aceptada por investigadoras e investigadores. Cuenta con un corpus extenso de investigaciones que toman como referencia, aplican y adaptan el método etnográfico al estudio de los fenómenos sociales en internet (Estalella y Ardèvol, 2007, Domíguez, 2007). Según Ardèvol et al (2003), se ha utilizado el método etnográfico como estrategia de investigación para estudiar temas como la identidad y la sociabilidad en línea, el establecimiento de categorías online, reglas de comportamiento, resolución de conflictos, sentimiento de pertenencia al grupo, etcétera, adaptando la observación participante, la realización de entrevistas, entrevistas en línea o cuestionarios por correo electrónico que exploran diferentes aspectos de la vida social (Mosquera, 2008).

También se ha hecho uso de espacios virtuales, como herramienta para foros de discusión, lo cual ha permitido que un número de personas accedan a la red, con el fin de conocer, producir e intercambiar conocimientos, colaborar y/o aportar puntos de vistas individuales sobre una temática interesada y comúnmente compartida (Arriazu, 2007). La dinámica y funcionamiento del foro de discusión parte de un procedimiento muy elemental: cada usuario accede a la aplicación alojada en una página, a través de un nombre y una contraseña. Tras el registro, y la autorización del moderador/gestor de la página, se adentran en el espacio virtual donde confluye el conjunto de temáticas tratadas – comúnmente denominadas hilos – que a su vez albergan el conglomerado de mensajes de los distintos usuarios.

Estudios como el de Lorca, Carrera y Casanova (2016), consideran que las encuestas por Internet ofrecen información con tanta calidad como las encuestas presenciales o telefónicas, incluso han supuesto una mejora notable en la forma de investigar y han revolucionado las antiguas formas de recogida de datos, hasta el punto de que están quedando obsoletas.

Las técnicas de investigación convencional presentan tanto ventajas como inconvenientes en su aplicación y desarrollo, por lo que las técnicas digitales no son la excepción, más aún cuando se tienen que aplicar en circunstancias poco comunes, como es el caso de la pandemia por covid-19, en donde fue necesario ir adaptando y ajustando las metodologías, de tal manera que se puedan aprovechar las ventajas y sobrellevar los inconvenientes (Orellana y Sánchez, 2006).

Ventajas y desventajas

El empleo de las TICs en la investigación implica enfrentarse a retos y oportunidades, con ciertas ventajas y desventajas. Las cuestiones a tener en cuenta van desde los nuevos problemas éticos surgidos de prácticas antes no contempladas, hasta la enorme cantidad de datos que se generan y que pueden llegar a tener implicaciones serias, no solo en la llegada al punto de saturación que puede quedar muy alterado tal y como se entendía, sino también en retos metodológicos que inciden sobre el binomio cuantitativo-cualitativo tradicional de la metodología de la investigación (García, 2015).

Una de las desventajas inherentes en la investigación digital es la comunicación no verbal, ya que se articula principalmente a través del texto escrito, lo que implica la ausencia del resto de elementos circundantes al proceso comunicativo (Arriazu, 2007), como gestos y señales tácitas proporcionadas por el lenguaje corporal (Orellana y Sánchez, 2006).

Otro de los inconvenientes más relevantes es el acceso a internet. Aunque cada año se incrementa exponencialmente el acceso (Díaz, 2012; Alarco y Álvarez, 2012; Arriazu, 2007), durante los casi dos años de la contingencia por covid-19, el aumento fue de forma mucho más rápida, pues muchas de las actividades de trabajo, educativas y sociales se tuvieron que realizar utilizando medios electrónicos. Las estadísticas a nivel mundial y nacional también lo demuestran. Aun así, estudios como los de Lorca, Carrera y Casanova (2016) y Díaz (2012; 2010) señalan que puede acceder solo personas con un cierto perfil, jóvenes, en su mayoría de clase media/media-alta, con niveles altos de educación, de modo que las clases bajas y los grupos de edad alta o de bajos recursos económicos pueden estar infrarrepresentados, a pesar de que los perfiles de acceso al internet están evolucionando muy rápidamente, lo que le permite acceder a casi cualquier tipo de persona.

Otra dificultad está relacionada con las habilidades y destrezas que deben poseer los usuarios, lo cual cambió con la pandemia, pues surgieron o se hicieron populares muchas aplicaciones que anteriormente se desconocían, e incluso las más conocidas y usadas impulsaron nuevos componentes, por lo que las personas tuvieron que aprender a utilizarlas, tanto para situaciones básicas de socialización personal, como más complejas: educativas, investigativas o laborales (Arriazu, 2007). En el caso de las encuestas online, es importante el manejo que puedan tener de los medios digitales, así como el diseño y facilidad que se le dé al cuestionario, ya que al ser online no hay lugar para ninguna adecuación posterior, y quién investiga permanece fuera de la escena, sin las riquezas que les daría la experiencia cara a cara (Sánchez, Segovia y Sánchez, 2011). Las respuestas se ajustan estrictamente a las pregunta y datos personales necesarios, por lo que la información adicional que pudiera darse es limitada (Orellana y Sánchez, 2006).

La privacidad, es otra dificultad que puede estar presente cuando se contacta con personas que no se conocen o con quienes no se ha tenido un acercamiento previo, por lo que se tiene que valorar el uso de nombres y contraseñas, para evitar este problema, como lo señala Arriazu (2007), únicamente queda apelar a la buena fe de los seleccionados.

Otro inconveniente es que se tiene la facilidad de dar por terminada la entrevista sin ofrecer ninguna explicación, sencillamente desconectándose de la red o no enviando las respuestas solicitadas (Orellana y Sánchez, 2006).

Sin caer en el desánimo de estos inconvenientes, muchos de ellos coyunturales y subsanables gracias al desarrollo tecnológico, cabe mencionar las ventajas.

Dentro de las ventajas de utilizar medios electrónicos en la recolección de datos sociales, está la reducción de costes, debido a que no se precisa, entre otros elementos, de una infraestructura física para su desarrollo (Malegarie y Fernández, 2019; Lorca, Carrera y Casanova, 2016; Díaz, 2012; Alarco y Álvarez, 2012; Arriazu, 2007; Orellana y Sánchez, 2006), no es necesario mucho personal, ni material impreso, además, el cuestionario siempre está disponible, veinticuatro horas, siete días a la semana, por lo que puede ser contestado a cualquier hora del día o de la noche, y en cualquier navegador, lo que favorece la participación (Lorca, Carrera y Casanova, 2016; Orellana y Sánchez, 2006), excepto en lugares en donde no hay acceso a red de internet.

Sobrepasan las barreras temporo-espaciales, debido a que las herramientas digitales posibilitan la interacción y comunicación de usuarios localizados en espacios geográficos diferentes y en momentos diferentes, haciendo factible una interacción múltiple antes inimaginable (Lorca, Carrera y Casanova, 2016; Alarco y Álvarez, 2012; Arriazu, 2007), pues el desplazamiento de participantes e investigadores queda en segundo plano (Orellana y Sánchez, 2006). Además, en caso de entrevistas en línea, posibilita que la gente conteste cómodamente desde el lugar que le es familiar, sin tener que desplazarse, ni adaptarse a un entorno desconocido (Díaz, 2012; Ardèvol et al., 2003).

El hecho de preservar el anonimato a través de la red puede aumentar el grado de libertad y disminuir la inhibición, con ello, la verosimilitud en las aportaciones que cada usuario realiza, puesto que éste se encuentra exento de la presión que pudiera generar el resto de los usuarios en un hipotético encuentro real (Malegarie y Fernández, 2019; Lorca, Carrera y Casanova, 2016; Díaz, 2010; 2012; Orellana y Sánchez, 2006). Si bien el anonimato es un elemento clave de la comunicación vía chat y una de las características que más condicionan a la hora de hacer una entrevista en línea, nunca se sabe realmente a quién le estás haciendo la entrevista, no olvidemos que el anonimato se produce en un doble sentido: quien investiga y quien participa, y ello nos da cierta perspectiva y distancia de la situación y hasta facilita el control sobre nuestras propias preguntas y respuestas (Ardèvol et al., 2003). Aunque también hay que reconocer que algunos investigadores de lo digital, como Mosquera (2008) afirman que la incorporeidad y la carencia de relaciones sensoriales entre los sujetos en el contexto del internet, trae consecuencias indeseadas.

Tampoco se requiere de la ardua y laboriosa tarea de transcribir, puesto que las aportaciones individuales de cada participante se guardan en un formato textual predeterminado que constituye por sí mismo la fuente para el posterior análisis de la información (Arriazu, 2007; Orellana y Sánchez, 2006). De manera que se puede obtener una trascripción literal, una información no sesgada por impresiones personales y posibles inferencias e interpretaciones (Lorca, Carrera y Casanova, 2016; Díaz, 2012; Alarco y Álvarez, 2012; Ardèvol et al., 2003). Además, se proporciona el tiempo necesario para construir las respuestas, hay más tiempo para pensar y expresar mejor lo que se quiere decir, y hay la posibilidad de ampliar la entrevista afectando en menor medida las actividades del-a entrevistado/a (Orellana y Sánchez, 2006).

Existe en internet una gran cantidad de aplicaciones gratuitas para crear, realizar y gestionar encuestas online, si bien la mayoría de ellas son versiones limitadas que permiten a los potenciales usuarios explorarlas antes de decidir si acceder mediante pago, hay otras que son de libre acceso (Lorca, Carrera y Casanova, 2016; Alarco y Álvarez, 2012), por lo que las técnicas metodológicas digitales pueden ser muchas.

Respecto a los aspectos técnicos Kaliniuk y Obez (2017) y Lorca, Carrera y Casanova (2016), resaltan que los medios digitales para recolectar información en estudios sociales, pueden ser una solución sencilla y adaptable a las necesidades y preferencias del equipo de investigación. Posibilita la consulta de los resultados por parte de los integrantes del equipo en forma simultánea. Permite tener información actualizada y permanente de la cantidad de respuestas. Se puede acceder a una versión resumida de las respuestas que propician el primer análisis, sin perder la posibilidad de analizar cada una por separado. Sin embargo, para lograrlo sería necesario un equipo de desarrolladores especializados del software, que permitan mejoras permanentes y la posibilidad de recibir un mayor número de respuestas.

Muestreo electrónico

Como ya se señaló, los métodos que utilizan herramientas digitales para la investigación ofrecen diversas formas y posibilidades para indagar nuevas temáticas. El uso de técnicas online se observa principalmente en la fase de recolección de datos, sin embargo, el uso de estas tecnologías como marcos muestrales se han considerado en menor medida, a pesar de la creciente importancia que han alcanzado las redes sociales y la realidad virtual en las actividades cotidianas de individuos, organizaciones, educación e investigación (Baltar y Gorjup, 2012).

A pesar de que, en muchos campos de investigación, el cuestionario online puede ser un poderoso instrumento para mejorar el alcance de los estudios, maximizar la relación tiempo-costo y aumentar el tamaño de la muestra (Baltar y Gorjup, 2012), también hay preocupación por el error de muestreo y la cobertura, ya que no es fácil controlar estos errores, lo que puede afectar la validez externa de la investigación virtual. Por lo que es necesario preguntarnos sobre los desafíos en torno a esta nueva modalidad de aplicación de la técnica, tales como la construcción de muestras representativas, la cobertura sobre determinadas unidades de análisis, el diseño y la estructura de la encuesta, el rol del encuestador, las dificultades técnicas y los riesgos sobre la tasa de respuestas (Malegarie y Fernández, 2019) entre otras.

Dependiendo del diseño de la investigación, se tendrán más o menos variables a controlar. Para la investigación de interés, se requería que quienes contestaran la encuesta fueran residentes de un espacio geográfico concreto: el Municipio de Texcoco, Estado de México; y que se involucraran en los cuidados familiares (mujeres u hombres), situaciones que pudieron controlarse. Sin embargo, otra variable, como el tipo de empleo remunerado en que se ocupan, no fue posible controlar, pues las personas que contestaron se ocupaban en muy diferentes actividades.

Se utilizó la técnica de “bola de nieve” para acceder a la muestra. La técnica de “bola de nieve, en cadena o nominado” generalmente se utiliza cuando se trabaja con poblaciones de las cuales se carece de la suficiente información como para definir una muestra, sea representativa o no. El muestreo de bola de nieve se define como “una técnica para encontrar al objeto de investigación. En la misma, un sujeto le da al investigador el nombre de otro, que a su vez proporciona el nombre de un tercero, y así sucesivamente” (Atkinson y Flint, 2001, p. 1). Este método suele asociarse a investigaciones exploratorias, cualitativas y descriptivas, sobre todo en los estudios en los que los encuestados son pocos en número o se necesita un elevado nivel de confianza para desarrollarlas. Aunque las semillas iniciales en el muestreo de bola de nieve son, en teoría, elegidos al azar, es difícil llevar a cabo en la práctica y al ser seleccionadas a través de un método de muestreo por conveniencia, al final, la composición de la muestra está influenciada por la elección de las semillas iniciales. Por ello las muestras tienden a estar sesgadas hacia una mayor participación de individuos con una red personal de gran tamaño. Los subgrupos son tratados como una muestra por conglomerados para reducir el sesgo de cobertura y aumentar la representatividad (Baltar y Gorjup, 2012). Es más práctico y eficiente en cuanto al coste, además, gracias a la presentación que hacen las y los sujetos ya incluidos en el proyecto, resulta más fácil establecer una relación de confianza con los nuevos participantes, también permite acceder a personas difíciles de identificar, además que, el investigador tiene menos problemas para especificar las características que desea de los nuevos participantes (Salamanca y Martín, 2007).

El muestreo por redes sociales combina la técnica de bola de nieve con un sistema de selección “controlada”, en donde las semillas o sujetos iniciales son los reclutadores. Cada participante puede actuar como reclutador hasta que se logra el tamaño de la muestra deseable. La principal ventaja de este método es que el sesgo de selección puede ser controlado, limitando la participación de los encuestados con redes sociales más amplias (Baltar y Gorjup, 2012). Aunque también se deben considerar algunas desventajas, como el hecho de que las características de la muestra final pueden reproducir los sesgos de las características de quienes comienzan las bolas paralelas, por ejemplo, edades, espacios geográficos de procedencia, características socioculturales, etcétera.

Respecto al tamaño de la muestra no hay criterios ni reglas firmemente establecidas, determinándose con base en las necesidades de información, por ello, uno de los principios que guía el muestreo es la saturación de datos, esto es, hasta el punto en que ya no se obtiene nueva información y ésta comienza a ser redundante (Salamanca y Martín, 2007).

El uso de la encuesta online en el caso de estudio “los trabajos de cuidados y género en el municipio de Texcoco”

La investigación de interés tiene por objetivo: Analizar las relaciones de género en la participación de mujeres y hombres en la organización social de los trabajos de cuidados, en el Municipio de Texcoco, Estado de México. Se trata de una investigación de tipo exploratorio-descriptiva desde un enfoque cualitativo-feminista. Los métodos empleados fueron entrevistas a profundidad (con informantes clave que realizan cuidados intensivos a integrantes de su familia- realizadas de forma presencial) y la encuesta online.

Para este artículo, es de interés reflexionar y compartir la experiencia de investigación en la utilización del formulario Google para realizar la encuesta online, sobre todo porque fue una de las formas más recurrentes de recabar información de todo tipo durante la pandemia. Sin embargo, es necesario seguir una serie de pasos metodológicos que permitan garantizar la validez de los datos obtenidos, pues no se trata sólo de hacer el formulario, sino de hacerlo con un sustento teórico-metodológico. A continuación, se describen los elementos considerados en el diseño e implementación de la encuesta online.

Diseño del instrumento

El cuestionario fue realizado en la aplicación gratuita de Google Forms. Los denominados Formularios Google, integrados dentro de los instrumentos de Google Drive, son herramientas gratuitas y que están encaminadas a la elaboración de forma intuitiva, rápida y sencilla de cuestionarios y otros instrumentos similares para la recolección de información online. Se diseña directamente por medio de una aplicación web (sin necesidad de instalar ningún software de escritorio en el ordenador) (García, 2018) y permite compartir, editar y dar seguimiento de documentos online; incluye un procesador de textos, una hoja de cálculo, un programa de presentación básica y otras funciones (Alarcón y Álvarez-Andrade, 2012). Estos formularios representan un recurso didáctico extraordinariamente útil por su sencillez de manejo, especialmente por su accesibilidad (a través de cualquier dispositivo con conexión a Internet) e inmediatez en el registro centralizado de los resultados (García, 2018).

Al igual que en otras modalidades autoadministradas, es fundamental ser muy claro en la pregunta y las opciones de respuesta, favorecer la simplicidad de escritura, conocer el lenguaje de quienes contestarán, realizar las aclaraciones necesarias para no generar confusiones, etcétera (Malegarie y Fernández, 2019). En la investigación de interés, se buscó que las preguntas y respuestas (cuando eran cerradas) fueran lo más claras posible y abarcaran las mayores posibles respuestas, además de que en casi todos los casos se dejó la opción “otros”, con un espacio para que contestaran en caso de que las opciones propuestas no les significaran, con esto se trató de disminuir los casos en que pudieran elegir una respuesta diferente a su opinión real o abandonaran su participación.

Una ventaja del formulario es que se puede programar de tal manera que no se consigue pasar a la siguiente pregunta y/o no se puede terminar y enviar el cuestionario si hay preguntas sin contestar, es decir, se estableció una “obligatoriedad” en las respuestas. Este procedimiento se realizó en el mayor número posible de preguntas, sólo en las abiertas, en donde se esperaba que expresaran con sus propias palabras alguna experiencia, por obvias razones, no fue posible establecer una “obligatoriedad” en las respuestas. Esta acción, permitió garantizar que todos los cuestionarios recibidos estuvieran completamente contestados. Lo cual redujo considerablemente la tasa de no respuesta por pregunta, uno de los aspectos de mayor conflictividad en los cuestionarios autoadministrados tradicionales (Malegarie y Fernández, 2019). Aunque también hay que considerar que dicha obligatoriedad puede influir en el abandono de la participación y puede generar respuestas incoherentes e inciertas, cuando las opciones planteadas no corresponden con las opiniones reales de quien contesta. No sabemos si las respuestas hubieran sido diferentes si la encuesta se hubiera realizado de manera presencial.

Para verificar que el cuestionario fuera claro, que la “obligatoriedad” de las respuestas no obstruyera continuar con las siguientes preguntas, que las respuestas abarcaran las mayores respuestas posibles y que la programación del cuestionario funcionara correctamente, primero se realizó un pilotaje con 20 personas, las cuales fueron contactos propios, pues se buscó que no interfiriera con las posibles personas que participarían en la investigación. De este pilotaje se ajustaron tanto algunas preguntas, respuestas, condiciones de “obligatoriedad” e incluso la presentación e instrucciones del cuestionario. Después se envió nuevamente a 10 personas para verificar las correcciones antes de enviar a todas las demás personas.

Tipos de preguntas

En términos generales, la encuesta online permitió utilizar los mismos tipos de pregunta que aquellas realizadas en otras modalidades de aplicación: preguntas cerradas, abiertas y mixtas.

Se buscó indagar en los datos personales básicos como edad, sexo y ocupación. Posteriormente las preguntas estuvieron enfocadas a: la percepción sobre las necesidades de cuidado en sus familias, los cuidados que realizan con sus familiares, las actividades de autocuidado, los efectos personales derivados del cuidado que proporcionan y los apoyos recibidos del gobierno y el mercado para subsanar las necesidades de cuidados. Una grata sorpresa fueron las preguntas abiertas, en donde, por ejemplo, se les pidió que expresaran con sus propias palabras las dificultades a las que se enfrentan al tratar de compatibilizar las actividades en sus trabajos remunerados y las de cuidado dentro de sus hogares, o que narraran cómo se incrementaron las actividades de cuidado que ya hacían antes de la pandemia. En todos los casos, los testimonios obtenidos fueron muy valiosos.

Logística de implementación y tiempos

Como ya se señaló anteriormente, una gran ventaja de las encuestas online respecto a otras modalidades es la reducción de costos y tiempos que implican las encuestas administradas por un encuestador (Malegarie y Fernández, 2019). Cabe aclarar que mientras se estaban realizando las entrevistas semiestructuradas, también se comenzaron a aplicar algunos cuestionarios de la encuesta (sólo se realizaron nueve), sin embargo, al iniciar el confinamiento por la pandemia por covid-19, ya no fue posible continuar. Posteriormente el cuestionario fue ajustado para ser aplicado por medio de Google Forms, por lo que los cuestionarios realizados en papel fueron desechados. Al realizar la encuesta online, se redujeron considerablemente los costos, pues no se tuvo que imprimir en papel, además de que se realizó en menos tiempo, pues en las primeras dos semanas se recibió el 80% de los cuestionarios, a pesar de que se mantuvo abierto el sitio un mes y medio (noviembre-diciembre del 2020).

Muestreo online

En el caso de nuestra investigación, la muestra fue intencional, establecida mediante el procedimiento de bola de nieve. Comenzamos con una noción general de dónde y con quién comenzar. Establecimos que debido a que el lugar de estudio era el Municipio de Texcoco, se buscaría que todas las personas que contestaran pertenecieran a él, aunque no se tratara de una muestra aleatoria representativa y estadística de la población del municipio. El inicio de la bola de nieve partió de unas semillas que enviaron la encuesta a sus redes sociales. Puesto que ya se habían realizado 10 entrevistas a profundidad, tres de las entrevistadas y dos ayudantes de investigación fungieron como iniciadores de la encuesta, es decir, a través de ellos y ellas se comenzó a enviar la encuesta online.

Se decidió enviar un mensaje personal, explicando el propósito del estudio y la importancia de su colaboración, además de que el propio cuestionario (Google Forms) comenzaba explicando el objetivo de la investigación y de dicho cuestionario, haciendo hincapié en que se trataba de una investigación científica y que era anónima—no se solicitó nombre—. El mensaje fue enviado junto con el enlace del formulario, por lo que los iniciadores o semillas solo tenían que reenviar el mensaje.

Se pidió a los iniciadores de la encuesta que la enviaran a hombres y mujeres residentes en el Municipio de Texcoco, mayores de edad y que participaran en cuidados familiares.

El muestreo continuó hasta que se alcanzó la saturación de la información, es decir que la información obtenida era repetitiva, y cuando las personas comenzaron a decir que ya otra persona le había enviado la encuesta anteriormente, por lo que ya había sido contestada. Es decir, cuando las redes sociales se comenzaron a cerrar.

Se seleccionaron y eliminaron los casos que no cumplían con los requisitos, sobre todo de quienes no pertenecían al municipio de interés.

Análisis de datos

Debido a que la base de datos se va construyendo automáticamente de forma electrónica a medida que las unidades de análisis responden el cuestionario, no fue necesaria la recaptura de datos. Sólo se procedió a la validación de la base de datos en Excel (formato generado automáticamente por el sistema de Google Forms) para posteriormente transformarla a SPSS, desde donde se analizó la información.

El hecho de que la información de los cuestionarios sea concentrada de forma automática, agiliza el procesamiento y análisis, además de que permite ir visualizando en tiempo real las distintas respuestas a las preguntas, actualizándose a medida que ingresan nuevos casos, también facilita la realización de análisis parciales (Malegarie y Fernández, 2019), y se reducen los tiempos asociados a esta actividad

Aún con todo ello, fue necesaria la validación y limpieza de la base de datos, no para detectar problemas de carga sino más bien inconsistencias de respuestas y cuestionarios que fueron contestados por personas no pertenecientes al municipio de Texcoco.

A través de la Encuesta Online 2020 se obtuvo información de 265 personas; 212 (80%) mujeres y 53(20%) hombres. Respecto al estado civil, 62.26% son casados/as o unidos/as, 24.91% solteros/as, 11.69% divorciados/as y 1.13 viudos/as. En relación con la edad, el mayor porcentaje se concentra en quienes tienen de 41 a 50 años (34.72%) y de 31 a 40 años (32.45%), seguido de 19.24% de quienes tienen 30 o menos años y 13.58% más de 50 años.

Como se puede observar las ventajas de la encuesta online son la rapidez con que se envía y contesta, la facilidad de la realización del cuestionario en el formulario Google, la alta tasa de respuestas completas, la disminución de costos y que no se requiere recapturar las respuestas. Sin embargo, las dificultades a las que nos enfrentamos fueron: delimitar y controlar las variables para el muestreo; elaborar y programar el cuestionario (considerando la obligatoriedad de algunas de las respuestas); la validación de la base de datos; la imposibilidad de que el cuestionario fuera más amplio y complejo; y el hecho de que en algunas poblaciones del municipio no se obtuvieron respuestas, posiblemente porque no tenían acceso a internet.

Reflexiones finales

La pandemia ha cambiado nuestra forma de ser, hacer y pertenecer en el mundo. Las medidas de aislamiento social nos pusieron a prueba en muchos ámbitos de la vida. En el ámbito académico, ha diversificado los problemas sociales a investigar, así como las metodologías a utilizar. Las tecnologías de la comunicación fueron de las principales protagonistas a la hora de ofrecer soluciones a muchos de los problemas emergidos, en el trabajo, en la educación, en el comercio, en la salud y hasta en las relaciones sociales y familiares. Las ciencias sociales no fueron la excepción, las tecnologías fueron incorporadas en muchas de las tareas de investigación.

Dependiendo del contexto de cada investigación y las características de cada población, una de las opciones más frecuentemente utilizadas fue la encuesta a través de formularios Google. Una herramienta amigable a la hora de programar y realizar el cuestionario, y que se puede enviar fácilmente por diversos medios digitales: correo electrónico, Facebook, Messenger, WhatsApp, entre otros.

Las bondades que tiene el instrumento online no son suficientes para justificar metodológicamente su utilización, pues se podría cuestionar la validez de los datos obtenidos, sobre todo cuando se trata de investigaciones académicas y científicas. Por lo que es necesario diseñar metodológicamente la recolección de los datos: elaboración del cuestionario, tanto en su estructura como en las preguntas; planear la logística a seguir para enviar el cuestionario; delimitar la muestra; analizar los datos obtenidos, etcétera.

La facilidad de contestar una encuesta creada con Google Forms, desde cualquier lugar y dispositivo con acceso a Internet, ha simplificado el trabajo del investigador social, y la forma de contestar una encuesta, sin embargo, es un instrumento que debe ser utilizado con fundamentos en el diseño metodológico, de lo contrario, se puede caer en recabar solo información de opinión periodística o de marketing, de evaluación educativa o de algún producto, que aunque es valiosa, no corresponde a los objetivos de una investigación científica.

Con la pandemia cambio la forma de hacer investigación, las tecnologías que ya se venían implementando se afianzaron, y se quedarán para continuar perfeccionándolas, pues difícilmente se dejarán de utilizar. Es importante justificarlas metodológicamente y marcar algunas rutas para continuar, por lo que las experiencias como la que aquí se expone resultan valiosas.


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Acerca de las autoras

María del Rosario Ayala Carrillo (madel@colpos.mx) es maestra en Ciencia en Estudios del Desarrollo Rural, Colegio de Postgraduados. Actualmente estudia el doctorado en Ciencias Agrícolas, en la Universidad de Santiago de Compostela, España (ORCID 0000-0002-1198-6026).

Emma Zapata Martelo (emzapata@colpos.mx) es doctora en Sociología, por la Universidad de Texas, en Austin. Maestría y Licenciatura en la misma universidad. Es profesora Investigadora Titular en el Colegio de Postgraduados, en Montecillo, Estado de México donde ha trabajado por cuarenta años (ORCID 0000-0002-1623-3322).

María Do Mar Pérez-Fra (mariadomar.perez@usc.es ) es doctora en Ciencias Económicas por la USC y Máster en Desarrollo Local. En la actualidad ejerce como Profesora del Área de Economía, Sociología y Política Agraria (ORCID 0000-0002-5202-1706).




Recibido: 30/09/2021

Aceptado: 10/01/2022









Cómo citar este artículo

Ayala Carrilo, M. M., Zapata Martelo, E. y Pérez-Fra, M. M. (2022). La encuesta online en la investigación social y de género en tiempos de pandemia por covid-19. Caleidoscopio - Revista Semestral de Ciencias Sociales y Humanidades, 24(46). https://doi.org/10.33064/46crscsh3368











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