Repensar, reinventar y reflexionar la investigación cualitativa en tiempos de covid-19: el caso de los estudios migratorios


Rethinking, Reinventing and Reflecting Qualitative Research in Times of Covid-19: the Case of Migration Studies




ITZEL EGUILUZ1

ALEJANDRA DÍAZ DE LEÓN2

CARLOS ALBERTO GÓNZÁLEZ ZEPEDA3

ALMA PAOLA TREJO PEÑA4

1Tecnológico de Monterrey, México

2El Colegio de México, México

3Universidad Autónoma Metropolitana, México

4Universidad Nacional Autónoma de México, México




Resumen

El objetivo de este artículo es mostrar las formas en las que los investigadores con orientación cualitativa rediseñaron sus instrumentos analíticos en respuesta a la pandemia por la COVID-19 para analizar temas migratorios. Para identificar los perfiles, métodos y adecuaciones, utilizamos la “metodología rápida” para aplicar un cuestionario durante el mes de junio de 2020, en el que participaron 70 investigadores sociales de diversas disciplinas. Los hallazgos revelan que la crisis es una oportunidad para repensar las formas de hacer investigación cualitativa, reinventar las técnicas y los instrumentos por medio de los cuales construimos información y reflexionar sobre nuestro quehacer investigativo. Sugerimos que las tres R son parte de un proceso creativo que puede desarrollarse en cualquier momento de la investigación cualitativa en temas migratorios, pero que la pandemia ha sido un momento clave para reflexionar al respecto.

Palabras clave: metodología; migración; salud; COVID-19; digitalización.




Abstract

The objective of this article is to show how qualitatively oriented researchers redesigned their analytical instruments in response to the COVID-19 pandemic to analyse migration issues. To identify the profiles, methods, and adaptations, we used the “rapid methodology” to apply a questionnaire during June 2020 in which 70 social researchers from various disciplines participated. The findings reveal that the crisis is an opportunity to rethink the ways of doing qualitative research, reinvent the techniques and instruments through which we construct information, and reflect on our research work. We suggest that the three R’s are part of a creative process that can develop at any point in qualitative research on migration issues, but that the pandemic has been a key moment to reflect about this.

Keywords: methodology; immigration; health; COVID-19; digitalization.









El surgimiento de la COVID-19 y las limitaciones de contacto físico y de movimiento necesarias para contener su propagación han incidido en las investigaciones sobre temas migratorios para quienes hacemos investigación cualitativa presencial. Aunque hemos perdido acceso directo a las personas migrantes, es importante continuar investigando la composición de sus movimientos, trayectorias y formas de vida durante la pandemia. La actual crisis nos ha orillado a replantear los métodos de investigación cualitativa presencial en las ciencias sociales. También nos exhorta a proponer innovaciones metodológicas en diversos campos, como lo son los estudios migratorios, “conscientes de que la práctica de la investigación social consiste muchas veces en la combinación poco ortodoxa de enfoques, orientaciones y técnicas” (Ariza y Velasco, 2012, p. 15). En este artículo analizamos la adaptación a dichos cambios de quienes realizan investigación con orientación cualitativa, así como los retos y oportunidades que enfrentamos en los estudios migratorios ante el contexto de la pandemia de la COVID-19.

Bajo este contexto, la innovación en investigación cobra relevancia ante la emergencia que atraviesan las universidades y los centros de investigación después de que una de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) fuera evitar todo tipo de concentraciones en espacios públicos y limitar la interacción con otras personas mientras el SARS-CoV-2 se propagaba. Dichas instituciones implementaron medidas que dejaron a la deriva un centenar de proyectos de investigación, con la incertidumbre sobre el futuro próximo y la presión del sistema académico para llevar a algún puerto aquellas investigaciones, sacudidas por la desaceleración del mundo. El proceso creativo en las ciencias sociales enfrentaba un gran reto, continuar con la investigación a la distancia manteniendo el rigor y la pertinencia científica.

Al momento de escribir este texto, hemos atestiguado y, en algunos casos, experimentado, la vorágine de seminarios, cursos, talleres y textos que buscan brindar rutas para continuar con la investigación en un contexto de inmovilidad, confinamiento y distanciamiento social. Por medio de estos, diversas técnicas de investigación se han puesto sobre la mesa para ser desmenuzadas y replantear nuevas rutas por medio de las cuales sea posible construir datos en escenarios donde ahora, de manera emergente, se implementan la observación participante y la entrevista, entre otras técnicas de levantamiento de datos, procurando el contacto “directo” con la realidad y el objeto de estudio. Nuestro propósito en este trabajo es explicar cómo, ante el actual contexto de crisis, científicos sociales en diferentes puntos de sus trayectorias han implementado diversas estrategias metodológicas que invitan a repensar y replantear las formas de hacer investigación social, así como las técnicas por medio de las cuales se construyen datos cualitativos en un escenario donde la pandemia, el confinamiento y el distanciamiento social han trazado los límites de la interacción humana y, en este sentido, de la relación entre investigadores y objetos de estudio. Asimismo, nos interesa analizar los retos que enfrentamos como comunidad académica para continuar con el desarrollo de investigaciones que requieren técnicas que procuran el contacto directo con los actores sociales. También sugerimos que la pandemia nos ofrece una pausa para Repensar, Reflexionar y Reinventar (RRR) las técnicas de levantamiento de datos que tradicionalmente hemos utilizado: entrevistas, encuestas, grupos focales, observación participante, etcétera.

Por medio de una investigación cualitativa exploratoria con base en la “metodología rápida” de Bebee (2014), desarrollamos un cuestionario en la plataforma Google Forms, que difundimos durante el mes de junio de 2020 en redes sociales de espacios académicos, como Facebook, Twitter y WhatsApp. El objetivo fue obtener la perspectiva de quienes realizan estudios sobre migraciones acerca del tipo de investigación que llevaban a cabo antes y durante la pandemia, así como los cambios o adaptaciones metodológicas que tuvieron que hacer para continuar con sus investigaciones durante la crisis.

El artículo está organizado de la siguiente manera: en la primera sección contextualizamos la importancia que la investigación cualitativa en el campo de los estudios migratorios ha tenido para conformar un lenguaje, desarrollar conceptos y otras formulaciones que estructuran este objeto de estudio. Después, analizamos cómo la propagación del SARS-CoV-2 ha tenido implicaciones para las poblaciones en movimiento, como personas migrantes, refugiadas, solicitantes de asilo y desplazadas, así como para las políticas migratorias de todo el mundo, dejando sobre la mesa el desafío para los Estados-nación de gestionar la migración durante este periodo de inmovilidad. Analizamos también la oportunidad que tenemos quienes hacemos investigación cualitativa en esta área en cuanto a reformular los marcos metodológicos, técnicas y herramientas. En la tercera sección explicamos la metodología que implementamos para llevar a cabo esta investigación. Luego mencionamos los principales retos que identificamos de acuerdo con las respuestas que obtuvimos del cuestionario, siendo estos: acceso a internet (relacionado con el limitado acceso de las poblaciones migrantes y de escasos recursos a internet e incluso a dispositivos electrónicos como celulares y computadoras), espacios de interacción (asociado a que la investigación en medios virtuales pocas veces permite captar las características y sutilezas del entorno de las personas con quienes se trabaja, sobre todo en el caso de la etnografía) y recursos (adaptar los métodos requiere recursos económicos, tecnológicos, metodológicos y apoyos institucionales). En la siguiente sección sugerimos cómo podemos avanzar y adaptarnos a esta nueva situación, para ello proponemos “las tres R de la investigación cualitativa”: Repensar las formas de hacer investigación social ante el contexto de confinamiento, Reinventar las técnicas y los instrumentos por medio de los cuales construimos información cualitativa y Reflexionar sobre nuestro quehacer investigativo como científicas sociales. Sugerimos que estos pilares son parte de un proceso creativo que puede desarrollarse en cualquier momento de la investigación cualitativa en temas migratorios.

Los efectos de la COVID-19 en la movilidad humana y los procesos migratorios

En este artículo nos enfocamos en aquellos científicos sociales que regularmente se apoyan en la obtención de datos empíricos por medio de metodologías de análisis cualitativo. Los métodos que utilizan varían según las características del contexto y la relación que se establezca con el sujeto/objeto de estudio. Algunas personas pasan semanas o meses con las personas migrantes haciendo etnografía y observación participante, mientras que otras utilizan entrevistas semiestructuradas, cuestionarios cualitativos o grupos focales.

Así, desde diferentes campos, los estudios migratorios se han nutrido de investigaciones que dan cuenta de las características de las poblaciones en movimiento, como su composición sociodemográfica, las diversas trayectorias migratorias, la vinculación de los espacios en los que llevan a cabo su cotidianidad y que han desafiado los límites de los Estados-nación y cuestionado aspectos como la ciudadanía, la identidad y el territorio, así como las formas de organización y los sentidos de identidad y pertenencia. Por medio de varias herramientas metodológicas, han contribuido con tipologías y conceptos que permiten comprender el dinamismo migratorio: salidas, retornos, tránsitos, asentamientos y desplazamientos forzados.

Sin embargo, la crisis por la COVID-19 ha agudizado drásticamente las desigualdades estructurales de los países, afectando a casi todas las poblaciones, especialmente a las vulnerables, sujetas a discriminación y exclusión social, como poblaciones migrantes, refugiadas, solicitantes de asilo y desplazadas (Giammarinaro y Palumbo, 2020). Esta situación también ha visibilizado las diversas medidas de emergencia adoptadas por los gobiernos nacionales y subnacionales para abordar la actual crisis de salud que ha empeorado la situación de vulnerabilidad de muchas personas que ya se encontraban en una condición precaria (Navarrete y Sánchez, 2020).

En diversos países ocurrieron cierres de fronteras, con la intención de contener, disminuir o eliminar la propagación del virus, aunque aún no hay consenso sobre la efectividad de estas medidas (Chinazzi et al., 2020; International Institute for Applied Systems Analysis, 2020; Wells et al., 2020). Estos dejaron a muchas personas migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo varadas y con recursos limitados, por ejemplo, dejándolas sin acceso al sistema de salud o atención médica en general (Ardittis y Laczko, 2020; Milan y Cunnoosamy, 2020). Muchas de estas personas migrantes se encuentran en albergues, refugios y casas de asistencia que dejaron de recibir a nuevos residentes una vez que los gobiernos y las agencias internacionales recomendaron el distanciamiento físico como medida principal para evitar el contagio. Estas poblaciones enfrentan amenazas de salud, y su grado de vulnerabilidad ha aumentado debido a las condiciones de sus viajes migratorios (Navarrete y Sanchez, 2020).

Estas medidas han obligado a las personas migrantes a pausar sus viajes. Esta espera forzada, sobre todo en ciudades violentas, ha aumentado la vulnerabilidad de las personas migrantes ante criminales, miembros del crimen organizado y otros factores estructurales. Además, estas restricciones y controles de movilidad han impedido que muchos y muchas trabajadoras migrantes, especialmente en condición irregular dentro de sectores laborales básicos como la agricultura, el trabajo doméstico y el trabajo de cuidados, que perdieron su empleo durante la pandemia busquen oportunidades laborales al interior de los países donde se han establecido por el temor a ser deportados (Giammarinaro y Palumbo, 2020). Asimismo, las personas migrantes que mantuvieron su empleo son con frecuencia obligadas a trabajar sin las medidas de distanciamiento y sin el equipo de protección necesario para evitar adquirir el SARS-CoV-2. De hecho, el riesgo para este grupo de trabajadores y trabajadoras no es solo que se enfermen, sino que ello les lleve a perder su trabajo e ingreso, por lo que también podrían quedarse sin hogar, sin comida y sin el apoyo de los gobiernos de los países por los que transitan o donde se han asentado (Page et al., 2020).

Durante los primeros meses de la pandemia también se observó en diversas latitudes el riesgo en el que se encontraban las personas en las estaciones migratorias y centros de detención, como los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) en España, que, si bien en algunos casos fueron liberadas, en otros fueron deportadas y su proceso migratorio fue coartado (Europa Press, 2020; Jiménez, 2020; Padilla, 2020). Otro ejemplo es Portugal, donde se tomaron medidas inmediatas en un intento de disminuir la vulnerabilidad de las personas que se encontraban en espera de resolución de sus procesos migratorios, para que así tuvieran derecho a la salud como el resto de ciudadanos de países que pertenecen a los espacios definidos por la Unión Europea (del Barrio, 2020).

La pandemia también expuso las deficiencias del sistema de atención de salud pública, basado en seguros privados con atención para ciertos grupos y con acceso limitado o nulo para los no ciudadanos (Van Selm, 2020). En el caso de los países que brindan a las personas migrantes acceso a los servicios de salud, además de tomar en cuenta su situación migratoria, se vinculan a la cobertura de un seguro basado en contribuciones públicas y privadas, como es el caso de Estados Unidos (Milán y Cunnoosamy, 2020). En muchos países, esto deja a los migrantes irregulares sin acceso a atención médica esencial durante la pandemia, lo que refleja las desigualdades sociales y las condiciones en que viven muchas personas migrantes. En este sentido, la crisis actual debe abordarse teniendo en mente que las medidas adoptadas no deben agravar las desigualdades existentes, a saber: “Si la pandemia no se aborda con medidas dirigidas a los más vulnerables y socialmente excluidos, las consecuencias serán devastadoras para la población migrante” (Giammarinaro y Palumbo, 2020).

Varias investigaciones académicas en temas migratorios tuvieron que suspenderse debido a los protocolos de salud implementados y las restricciones a la movilidad a partir de estos, las cuales provocaron el cierre de universidades y centros de investigación en todo el globo. Y, aunque durante la crisis comenzaron a aparecer guías, como la que elaboró la agencia Insights a inicios de mayo de 2020, para retomar las investigaciones en persona (Fienberg, 2020), a seis meses del inicio de la pandemia comenzaron a surgir rebrotes o las llamadas segundas olas en diferentes países de Europa, como España y Alemania, así como en grandes ciudades como Melbourne, en Australia. Al momento de escribir este texto, en países como Estados Unidos o México se iniciaba la vacunación, sin embargo, en otros países como Honduras o El Salvador todavía no se tenía suficiente acceso a vacunas. El acceso a la vacunación de las personas en movilidad sigue siendo complejo a inicios de 2022. Aunque en este caso es posible que algunos investigadores puedan estar vacunados, lo cierto es que ello no garantiza el regreso al espacio de trabajo y el acceso a las personas en movilidad en tanto éstas no se encuentren vacunadas.

Ante este panorama, la pandemia nos ha obligado a replantear la idea que algunas científicas sociales teníamos de que la relación presencial es esencial para darle validez a la investigación cualitativa. Y aunque para algunas sigue siendo difícil trasladarse a otros lugares para hacer trabajo de campo, cuidar la salud de las poblaciones vulnerables, así como la de quienes investigamos, debe ser lo principal para evitar contagios y la propagación de la enfermedad. Así, las futuras investigaciones deberán contemplar los riesgos de transmisión del SARS-CoV-2 durante el traslado y la realización del trabajo de campo e incluso, como indica Ansoms (2020), los riesgos para la salud mental.

La actual situación también nos invita a replantearnos las relaciones de poder que existen entre investigadores e interlocutores, pues estas relaciones pueden modificarse. Como vemos, todavía hay procesos sociales y experiencias que observar, que estudiar y que entender. En nuestro caso, los movimientos migratorios continúan, lo mismo que las deportaciones en caliente y la violencia, y todavía hay personas migrantes en centros de detención, en cárceles y en campamentos de refugiados. Si bien antes de la pandemia se habían hecho esfuerzos sobre la posibilidad de realizar investigación cualitativa virtual sobre migraciones (Leurs y Prabhakar, 2018), es importante documentar y entender estos cambios dentro del contexto de la pandemia por COVID-19.

La facilidad de transmisión y altas tasas de letalidad del SARS-CoV-2 han mostrado la necesidad de repensar las formas en las que se crea, interrelaciona y coordina el conocimiento a través de la interdisciplina. En cuanto a los estudios migratorios, la pandemia ha mostrado la necesidad de profundizar cualitativamente en temas relacionados con la salud de las personas migrantes ante el actual contexto de crisis sanitaria y, como científicos sociales, de replantear las formas de interacción en la investigación cualitativa, explorando nuevos espacios, analizando nuevas temporalidades y concientizando sobre los riesgos que también corremos al desempeñar nuestra profesión.

Metodología

Para la elaboración de este artículo retomamos la investigación cualitativa exploratoria con base en la “metodología rápida” propuesta por Bebee (2014), que consiste en llevar a cabo una investigación cualitativa que puede ser compleja y que requiere que el levantamiento se lleve a cabo en poco tiempo o en un momento específico en el tiempo. Este tipo de investigación toma como punto de partida la perspectiva de las personas participantes, el trabajo de investigación colaborativo, intensivo y en equipo.

Como técnica de levantamiento de datos utilizamos un cuestionario cualitativo en línea. Esta técnica permite tener una “visión amplia” sobre temáticas específicas (Toerien y Wilkinson, 2004) y abre la posibilidad de obtener datos sobre una población “amplia, diversa o desconocida” (Braun et al., 2020). En este caso nos centramos en investigadoras e investigadores del área de ciencias sociales que tienen experiencia realizando trabajo de campo para indagar sobre distintos temas del fenómeno migratorio a partir de la implementación de métodos cualitativos.

Para hacer el levantamiento utilizamos la plataforma Google Forms, en donde el cuestionario estuvo abierto durante el mes de junio de 2020. Lo diseñamos a través de dos bloques, el primero contenía siete preguntas para conocer información sociodemográfica básica de las personas participantes, mientras que el segundo incluía ocho preguntas abiertas donde se abordó el tipo de técnicas de investigación implementadas antes de la pandemia, los cambios o adaptaciones metodológicas que tuvieron que hacer para continuar con sus investigaciones durante la crisis, los retos para realizar investigación cualitativa bajo este contexto y el apoyo de la institución de adscripción durante la pandemia.

Al inicio del cuestionario cualitativo se incluyó un apartado que contenía un consentimiento informado que explicaba el uso de datos personales. Para el análisis revisamos las respuestas sociodemográficas en la base de datos y las respuestas abiertas a través de una revisión temática que permitió identificar las principales categorías de acuerdo con los tópicos que contemplaba el cuestionario, como problemáticas metodológicas, nuevas formas de investigación, falta de financiamiento, entre otras. Así, identificamos retos y oportunidades para la investigación cualitativa sobre migraciones y pudimos conocer las preocupaciones de las y los investigadores al respecto. Para presentar los resultados, y debido al anonimato del cuestionario, los testimonios de las personas participantes a las que se hace referencia se componen de una clave que se integra por medio del sexo con el que se identificaron, el número de participante que se asignó y el tipo de adscripción institucional, ej. hombre-5, estudiante de maestría.

Participaron 70 científicos sociales que investigan sobre migración de forma cualitativa, de los cuales la mayoría circunscribe su campo de investigación disciplinar a la sociología y a la antropología. A través del cuestionario fue posible identificar el perfil de las personas participantes, nuestro estudio lo integran: 33 estudiantes de posgrado, que incluyen aquellos en nivel maestría (13) y doctorado (20); 5 de postdoctorado; 21 investigadores titulares y 11 investigadores independientes. La mayoría realizan su trabajo investigativo adscritos en universidades y centros de investigación especializados, aunque en el caso de los investigadores independientes algunos realizan sus actividades en organizaciones de la sociedad civil o agencias gubernamentales. La mayoría de las personas que participaron radican en diversos países de habla hispana, en su mayoría son México (50) y España (7), y los restantes pertenecen a otros países latinoamericanos, Estados Unidos, Francia y Turquía. En relación con el sexo de las personas que participaron en el estudio, 40 son mujeres, 25 hombres, mientras que en 3 casos se describen como “no binarie”, los otros 2 casos no lo especificaron.

Asimismo, la mayoría de las personas de ambos sexos que participaron en nuestro estudio se ubican en el grupo de edad entre 31 y 40 años, es decir, se trata de investigadores jóvenes. Por ejemplo, en el caso de las mujeres en este grupo de edad, observamos que la mayoría se desempeñan como estudiantes de posgrado e investigadoras titulares. Lo mismo se observa en el caso de los hombres en este grupo de edad, la mayoría son estudiantes de posgrado en nivel doctorado, luego tenemos investigadores titulares e investigadores independientes.

En este sentido, este artículo tiene el propósito de mostrar las formas en las que las y los investigadores con orientación cualitativa, que se caracterizan por estar en momentos distintos de su trayectoria académica ya sea como estudiantes de posgrado, investigadores postdoctorales, investigadores titulares o investigadores independientes, adaptaron sus instrumentos analíticos en respuesta a la pandemia por la COVID-19 para analizar temas migratorios. Sin embargo, es importante notar que la mitad de los participantes de este estudio tuvieron que poner en pausa su investigación empírica durante la pandemia.

El cambio en los métodos de investigación también nos afectó como autoras. De nuestro grupo de trabajo, tres de nosotras nunca habíamos hecho trabajo de campo de manera virtual, mientras que la autora principal (Eguiluz), era experta. Todo el trabajo de este artículo ha sido virtual, incluso hemos trabajado desde diferentes países y algunos de nosotros no nos conocemos en persona. El análisis lo hicimos de forma grupal en juntas mensuales y trabajando a cuatro manos en un documento de Google Docs que todas editamos. La virtualidad nos permitió conocernos y colaborar muy productivamente. La autora principal, la que tenía más experiencia en investigación virtual, nos guío no solo con el diseño de la investigación, sino con el uso de una variedad de técnicas y de métodos digitales que no conocíamos. Vivimos la curva de aprendizaje junto con los colegas que contestaron el cuestionario.

Retos para las investigaciones cualitativas

Hasta antes del inicio de la pandemia, la mayoría de las personas que respondieron al cuestionario estaban acostumbradas a realizar trabajo de campo presencial. En las respuestas observamos que los informantes consideran un reto el aparente cambio a medios digitales, sin embargo, apoyan con entusiasmo el uso de nuevas formas que permitan hacer trabajo de campo desde la distancia. Por ejemplo, un estudiante de maestría mencionó que esta pandemia presenta una oportunidad para “explorar más métodos y no ‘casarnos’ con lo tradicional” (Hombre-37, estudiante de maestría).

Las técnicas de levantamiento de datos más comunes utilizadas por los participantes, de acuerdo con el orden de importancia, fueron las entrevistas semiestructuradas, los grupos focales, la observación participante y la etnografía.

Trasladar la investigación cualitativa a plataformas digitales presenta múltiples retos, sin embargo, para fines de este artículo y basándonos en las respuestas del cuestionario, identificamos tres, siendo estas acceso a internet (las poblaciones migrantes regularmente tienen poco o nulo acceso a internet, incluso a dispositivos electrónicos como celulares y computadoras), espacios de interacción (la investigación en medios virtuales pocas veces permite captar las características y sutilezas del entorno de las personas con quienes se trabaja, sobre todo en el caso de la etnografía) y recursos (adaptar los métodos requiere recursos económicos, tecnológicos y apoyos institucionales).

Primer reto: acceso a Internet de las poblaciones migrantes

El primer reto para quienes realizamos estudios sobre migración cualitativos es que no todas las poblaciones migrantes tienen acceso a dispositivos electrónicos, como computadoras o celulares, a través de los cuales puedan conectarse a la internet. Por ejemplo, en el caso de las personas migrantes en tránsito, algunas llevan consigo un teléfono móvil, sin embargo, pocas veces se encuentran en espacios adecuados y con el tiempo necesario para responder preguntas de investigación, sobre todo de temas delicados como salud mental o sexual, además de que el uso de estos medios de comunicación puede traer consecuencias a su seguridad durante sus trayectos migratorios (Barros, 2017). A pesar de ello se han desarrollado diferentes herramientas digitales, por ejemplo, aplicaciones como Homeis, ImMigRant o MigApp, esta última desarrollada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), con el propósito de brindar a las poblaciones migrantes una fuente confiable de información sobre riesgos migratorios, derechos de los migrantes, pautas de salud, regulación de visados, entre otras asistencias para viajar de forma segura, sin embargo, se conoce poco sobre los resultados y su utilidad.

En este sentido, la imposibilidad de tener contacto directo con las personas migrantes y lidiar con aspectos tecnológicos es una preocupación que la comunidad académica en todos los niveles repite. Dos estudiantes de posgrado expresaron lo siguiente:

[...] la población con la que trabajo no necesariamente tiene acceso a ellas [tecnologías de la información], por lo que mi trabajo se ve limitado por eso […]. (Mujer-30, estudiante de maestría)

[...] congregar a muchas personas en un mismo lugar para poder realizar grupos focales; y para mí, como investigadora, viajar a los lugares en los que hago investigación de campo. (Mujer-3, estudiante de doctorado)

Sin embargo, existen otras poblaciones migrantes menos vulnerables y con más acceso a recursos digitales, por ejemplo, migrantes calificados. Este grupo sí podría tener acceso a un espacio cómodo, seguro y con la tecnología que les permita participar en entrevistas o grupos focales desde un punto remoto.

Otro problema de acceso se refleja en las dificultades para reclutar interlocutores que participen en las investigaciones, situación que temíamos que nos pasara en nuestra propia investigación. Algunas personas que respondieron el cuestionario, por ejemplo, han observado que contactar a potenciales informantes es más difícil por medios digitales o a “larga distancia”. Un investigador cuyo método suele ser la etnografía y las entrevistas menciona que el reto principal es “lograr confianza con los sujetos de estudio y que crean tu condición de investigador” (Hombre-9, investigador titular). Otra investigadora independiente muestra cómo reclutar participantes resulta más difícil porque no hay acceso a informantes clave que tradicionalmente facilitan el contacto con más interlocutores:

[...] Para el caso de las entrevistas, igual que en circunstancias normales o antes de la pandemia, los gatekeepers y la técnica de bola de nieve ayudan mucho, así que un reto aquí para el investigador es fortalecer las redes con informantes clave pese a la distancia física”. (Mujer-56, investigadora independiente)

También expresa que convencer a las personas migrantes del valor del estudio se ha vuelto más difícil para ella (énfasis nuestro):

Además, cuestionan mucho más: "¿para qué es esta investigación?", "¿cómo me ayuda o me sirve a mí contarte esto?", son preguntas que me han hecho. No digo que antes no las hicieran, pero me ha pasado con más frecuencia ahora”. (Mujer-56, investigadora independiente)

Finalmente, identificamos que puede haber nuevos problemas con la seguridad digital y la privacidad de los datos que se generan en espacios virtuales. Además de continuar con el consentimiento informado para las entrevistas y la recolección de datos, ahora quienes investigan deben tener en cuenta el tema de la seguridad digital durante el levantamiento de información. Por ello, es importante elegir sistemas de comunicación encriptados como Signal, Telegram, Jitsi o WhatsApp, y utilizar contraseñas o ligas únicas. El asunto de la seguridad de datos también se relaciona con la brecha tecnológica y de entrenamiento en seguridad digital entre investigadores. Mientras que algunos se encuentran capacitados y dispuestos a utilizar plataformas encriptadas y seguras, otros es probable que necesiten ayuda para aprender a realizar investigación digital segura. Ciertamente, el acceso a fondos o ayuda de la institución a la que pertenecen será esencial, esto lo discutiremos a profundidad más adelante.

La mayoría de los investigadores que contestaron nuestro cuestionario consideran que trasladar la implementación de metodologías cualitativas presenciales a espacios digitales, donde aparentemente el contacto físico y las sutilezas del entorno se pierden, ha sido un reto. Los principales problemas que identificamos son que regularmente las poblaciones migrantes que estudiamos no tienen acceso a dispositivos electrónicos y, por lo tanto, a internet, y que resulta más difícil reclutar interlocutores que puedan participar en investigaciones en línea, por lo que es necesario repensar nuestros protocolos de investigación y considerar variables como la seguridad digital.

Segundo reto: espacios de interacción y las sutilezas del entorno

El segundo reto que identificamos tiene relación con la geografía de la investigación y los diversos espacios formados por lugares dispersos y no siempre contiguos donde interactuamos y estudiamos a los sujetos migrantes (Besserer, 2019). Encontramos que, incluso cuando es posible hacer entrevistas y observaciones a la distancia, una de las inquietudes que comparten la mayoría de los y las participantes que respondieron el cuestionario, y que aún no incursionan en la implementación de métodos en medios digitales, es que al hacer investigación en y a través de diversas plataformas virtuales se pierda la conexión emocional que emerge del encuentro cara a cara y que abre la puerta para ver o conocer otras dimensiones de las personas con las que interactuamos. Asimismo, consideran que será difícil implementar métodos de investigación tradicionales en un entorno “virtual”. En este artículo sugerimos que cambiar de método puede crear obstáculos, pero también puede generar nuevas oportunidades.

Es cierto que, al hacer trabajo de campo en el entorno virtual, las interacciones están “mediadas por algún dispositivo electrónico tipo computadora o teléfono inteligente” (Mujer-21, estudiante de maestría). La interacción cambia, solo podemos observar lo que la pantalla enmarca y lo que los sujetos nos muestran activamente en esta. Si bien estamos presenciando al internet como el medio de comunicación predominante, el lugar de la comunicación cara a cara no debe quedar relegado a segundo plano. Además, a medida que el mundo en línea siga evolucionando, dependerá de los investigadores evaluar y equilibrar los enfoques de su metodología para adaptarlos a estos nuevos espacios y comunidades en línea.

Aunque las entrevistas dicen mucho, el contexto revela significados complementarios y contrastantes que redondean la explicación, es el escenario que nos permite comprender el comportamiento y las relaciones de los sujetos/objetos de estudio en determinados espacios y temporalidades. Para muchos investigadores es importante sentir el ambiente, observar el espacio, caminar, oler, tocar, identificar los gestos de los interlocutores, estar atentos a lo que comunican con su cuerpo, si lloran, se ríen o si parecen nerviosos, incluso los silencios también brindan información y significados. Muchas de estas situaciones pueden lograrse a través de la virtualidad, sin embargo, hay retos diferentes, especialmente para las personas que lo hacen por primera vez. Además, quienes respondieron al cuestionario sugieren que es más difícil crear lazos de confianza con los interlocutores si se hace un seguimiento a distancia, por lo que:

Hacer trabajo de campo presencial, me parece que eso es básico para generar rapport con nuestras colaboradoras. (Mujer-22, investigadora independiente)

Si la comunicación se hace por teléfono o por videollamada, puede haber problemas de conexión, de sonido, que una persona interrumpa a la otra, etcétera. Si se hace por mensajes de texto o correo electrónico, la comunicación puede detenerse o tardar, y el interés por parte del interlocutor se puede perder. En el cuestionario, la mayoría de las respuestas contrastan la comunicación fácil y fluida que se realiza en persona con el tedio y la frustración que sienten al hacerlo en línea. Es decir, en vez de relajar al interlocutor para que se sienta cómodo y en confianza para hablar, hacerlo en línea puede llevarlo a decidir no participar.

Valoro mucho más la etnografía que hago cuando estoy en contacto personal y físicamente con las personas, pues eso le da fluidez y riqueza a la etnografía. Hacer etnografía virtual, entrevistar por Zoom/Jitsi, resta dinamismo, es más cansado para el entrevistado, está uno sujeto a las fallas técnicas y sobre todo se dejan de captar las sutilezas del lenguaje, de la actitud, de los gestos, todo lo que se constituye en información para uno y eventualmente en dato. Una oportunidad que tenemos es desarrollar herramientas, quizá incluso metodologías, que den cuenta de las limitaciones del interactuar digital. Digo, si es que el confinamiento se prolonga por varios años como algunos prevén. (Hombre-59, investigador titular)

En esta situación cobra importancia, por ejemplo, en la llamada geografía de las entrevistas cualitativas, que describen Evans y Jones (2011), sobre todo en las diferencias encontradas entre hacer la entrevista clásica en un espacio físico sin movimiento y realizar una entrevista mientras se camina y se encuentran nuevos espacios. Esto debe tomarse en consideración al realizar entrevistas virtuales, de modo que el espacio en el que la persona entrevistada se encuentre sea tomado en cuenta por quienes investigan. Aunque no se puede sustituir el espacio físico que tantos investigadores aprecian, es posible aprender a adaptarnos para desarrollar nuevas herramientas que nos ayuden a conocer el entorno virtual.

El diseño y configuración de aplicaciones informáticas y dispositivos de comunicación, que durante la pandemia han tenido un gran auge en la comunidad académica para continuar con las investigaciones, han fortalecido las “nuevas intimidades” (Turkle, 2017, p.384) entre la tecnología y los usuarios, pero también han redefinido los comportamientos e interacciones de las personas que tienen acceso a estas plataformas, lo que genera diversos desafíos como detectar las nuevas formas de agencia que se presentan en la investigación en espacios virtuales.

Tercer reto: recursos económicos y apoyo institucional

Adaptar los métodos de investigación puede resultar costoso para diversos grupos de investigadores: estudiantes de posgrado, académicos sin adscripción institucional o investigadores independientes. Por ejemplo, los investigadores de nivel maestría y doctorado, que regularmente tienen como único ingreso las becas que les otorgan para realizar sus estudios no tienen tiempo ni recursos extra para adecuar sus métodos de investigación. Esto implica, entre otras necesidades, adquirir equipo de cómputo, software, aplicaciones, etcétera. Incluso si la herramienta de trabajo es el teléfono móvil, este debe tener ciertas características que permita al investigador contactarse con sus interlocutores a través de llamadas o mensajes de texto, rastrear los espacios en redes sociales donde ahora también se forman comunidades y sujetos, lo que por supuesto requiere acceso a internet.

Al respecto, un estudiante de doctorado expresa que el reto principal al que él se enfrenta para adaptar su investigación es el acceso a “la tecnología en la precariedad” (Hombre-14, estudiante de doctorado), ya sea para adquirir equipo propio o para sus interlocutores. Por otro lado, un investigador independiente (Hombre-53) sugiere que el presupuesto es su principal reto. Estas y otras situaciones están cada vez más presentes en los círculos de investigadores donde nos relacionamos, observamos que a algunos les significa un reto explorar en las plataformas digitales ya sea por el acceso, la brecha generacional, incluso la brecha digital. Lo anterior regularmente ocurre por cuestiones presupuestales, laborales o por no tener capacitación suficiente en el uso de las tecnologías digitales. Asimismo, observamos la preocupación por continuar con el trabajo investigativo y llevar a buen puerto proyectos que no pararon durante la pandemia, pero también que algunas instituciones apoyaron a sus investigadores y otras simplemente no desaceleraron el curso del sistema académico.

Uno de los resultados que nos sorprendió más relativo a este tema fue que, en contraste a lo que suponíamos, los investigadores titulares en México se sienten menos apoyados institucional y económicamente para adaptarse que los estudiantes de doctorado y/o maestría. La mayoría de estudiantes contaban con algún tipo de apoyo como talleres para modificar sus investigaciones para adaptarlas a esta nueva realidad, mientras que en el caso de investigadores en México se hizo más visible una situación que ya existía: la falta de apoyo para la investigación. Este no es el caso para investigadores en el extranjero. Nuestros resultados resaltan la precariedad de la academia mexicana.

¿Cómo avanzamos ahora? Repensar, reinventar y reflexionar la investigación en los estudios migratorios

Si bien casi la mitad de las personas que respondieron a nuestro cuestionario mencionaron que se han visto forzadas a pausar su investigación, también se observan comentarios que muestran optimismo, curiosidad y ganas de aprender a hacer investigación a pesar de las limitaciones que ha provocado la actual crisis. Por ejemplo, un estudiante de doctorado considera que es una oportunidad para “repensar, reinventar y reflexionar” (Hombre-48) sobre la forma de hacer investigación cualitativa con personas migrantes. Esta sugerencia nos parece importante porque nos invita a poner mayor atención como científicos sociales en aquellos cambios y oportunidades que la pandemia nos está proporcionando en diversos ámbitos de nuestro quehacer investigativo. En este sentido, proponemos “las tres R de la investigación cualitativa”: repensar, reinventar y reflexionar, como un proceso creativo que puede desarrollarse en cualquier momento de la investigación cualitativa.

Repensar

Diversos estudios migratorios de corte cualitativo tradicionalmente se basan en trabajos de campo presenciales y exhaustivos. Estar en los espacios donde ocurre la acción, ver las fronteras, hablar con las personas, caminar sus rutas, conocer los diversos actores que se cruzan en sus trayectorias, por ejemplo, activistas de muy diversas causas, así como poder narrar la experiencia presencial, da una sensación de legitimidad y autoridad a las investigaciones, porque se supone que al haber estado ahí tenemos un conocimiento sobre el comportamiento y formas del sujeto/objeto de estudio. La emergente transición de la implementación de métodos tradicionales en entornos virtuales o análogos de larga distancia está ayudándonos a replantear este paradigma.

En este sentido, este trabajo nos invita a repensar las formas de hacer investigación, de relacionarnos con los interlocutores, de hacer trabajo de campo y todas aquellas características de la investigación cualitativa. Por supuesto, también nos enfrentamos a desarrollar proyectos de investigación más inclusivos en todos los niveles, sin olvidar que el desarrollo de conocimiento es un acto colectivo. Sobre este punto, varias de las personas participantes, sobre todo doctorandos y posdoctorantes, sugirieron que la implementación de métodos de investigación en entornos virtuales puede permitirles conocer lugares que por falta de recursos económicos ha sido imposible acceder:

[El contexto actual] nos va a obligar a utilizar nuevas herramientas digitales, que, aunque no es lo mismo, nos permite llegar a lugares a los que tal vez nunca hubiéramos accedido. (Mujer-3, estudiante de doctorado)

Incluso algunos investigadores titulares ven en este contexto de crisis y confinamiento la oportunidad de hacer investigación a distancia: “Nos damos cuenta de que podemos hacer eventos a la distancia, sin solicitar recursos para movilidad como hacíamos anteriormente” (Hombre-51, investigador titular). En este sentido, la aparente generalización de la implementación de métodos tradicionales en espacios virtuales o la distancia deberá tomar en consideración y procurar “nuevas maneras de mantener contacto [y] o generar [lazos de] confianza en los contextos de investigación” (Hombre-9, investigador titular, agregados nuestros).

Reinventar

Por otro lado, el actual contexto también nos exhorta a reinventar las técnicas y los instrumentos por medio de los cuales construimos información que después moldeamos para hacerla conocimiento. Lo anterior es un proceso creativo que requiere tiempo, paciencia e ideas innovadoras que permitan seguir explorando nuevas formas de aprender de los sujetos de estudio y no solamente durante la pandemia. Sin embargo, esta crisis nos invita a repensar los espacios desde donde se genera el conocimiento porque, con la prominente importancia del internet, cada vez más actores son fuentes generadoras de ideas, lo que suponemos empuja el desarrollo y legitimidad de las metodologías digitales.

De esta manera es posible aprovechar una plataforma virtual como Zoom, Skype o Webex en lugar de trasladarse físicamente a un lugar (véase Gray, L. M., Wong-Wylie, G., Rempel, G. R., y Cook, K., 2020 y Miller, K. S., Forehand, R., y Kotchick, B. A., 2000). Por ejemplo, existen trabajos sobre las ventajas y limitaciones de realizar etnografías digitales (Leurs y Prabhakar, 2018) con diversas poblaciones y sobre diferentes temas, como la investigación virtual realizada por Doná (2014) sobre migración forzada de niños y niñas en Ruanda o el trabajo de Ziljstra (2017) sobre el uso de los teléfonos inteligentes durante las trayectorias de migrantes irregulares afganos, sirios e iraníes.

Ante el contexto de la pandemia, Lupton (2020) realizó un trabajo de recopilación y edición de diversos métodos de trabajo de campo que pudieran implementarse durante la crisis, en el que además se recolectaron alrededor de 35 diferentes técnicas, como diarios, completar historias, etnografías o grupos focales por video. Asimismo, existen algunos ejemplos que sugieren que esta nueva realidad podría resultar positiva para investigar a ciertos grupos: en una nota, The New York Times (NYT) sugiere que la respuesta a cuestionarios telefónicos y paneles, como los que realiza el Pew Research Center, ha sido más alta durante la pandemia que en ocasiones anteriores (Russonello y Lyall, 2020).

En los estudios sobre migración, lo anterior puede funcionar para ciertos colectivos que tengan acceso a una computadora, un smartphone u otros dispositivos digitales, así como acceso a internet, conocimiento de las plataformas virtuales y un espacio privado para participar en las entrevistas. Sobre este punto, Sonja Marzi (2020) sugiere una solución innovadora y “Reinventada”, un trabajo donde lleva a cabo un “video remoto participatorio” usando smartphones para estudiar las experiencias de mujeres migrantes en Medellín durante la pandemia. En esta investigación, las mujeres graban con sus celulares aspectos de sus vidas durante la pandemia y, en entrevistas, hablan de los retos y las aspiraciones que tienen. De esta forma la investigadora puede “observar'' las vidas y discutirlas con ellas.

La necesidad de plantear nuevas alternativas y soluciones para realizar investigación cualitativa nos ha orillado cada vez más al uso de plataformas virtuales como WhatsApp, Telegram, Facebook, Instagram, entre otras, para rastrear, mantener contacto y comunicación con las personas migrantes. Por ejemplo, hay estudios que describen que las personas migrantes de países centroamericanos que viajan por México o hacia Estados Unidos tienen acceso a teléfonos móviles que cuentan con este tipo de aplicaciones (Barros, 2017; Zijlstra y Van Liempt, 2017), a través de las cuales pueden enviar mensajes de voz, fotos, enlaces y mensajes de texto que el investigador puede guardar y analizar en otro momento (véase Brondani et al., 2011). Braun et al. (2020), quienes han implementado y analizado la metodología que utilizamos en este cuestionario, indican que una de las ventajas de la investigación en línea es que:

QUOTEPAR“puede considerarse no obstructiva, ya que las personas no tienen que viajar para encontrarse con el/la investigadora o ‘recibirle’ en casa. Asimismo, el método es menos pesado para quienes participan ya que los métodos en persona les requieren estar en un momento y lugar en particular”. (Braun et al., 2020, p. 6)

Ante los retos para realizar trabajo de campo en persona durante esta crisis, varias investigaciones han sugerido utilizar métodos cualitativos de investigación clásicos en sus versiones digitales como los grupos focales o las entrevistas en línea (Lobe et al., 2020). Se pueden recuperar las técnicas tradicionales de levantamiento de datos y que contemplan el uso de la tecnología a partir de métodos análogos, por ejemplo, las entrevistas epistolares traídas a un contexto virtual y a distancia (Debenham, 2007) en las que las personas intercambian escritos como cartas o diarios sobre el tema de estudio. O la técnica de “completar historias” que se ha utilizado de manera exitosa en el área de salud (Braun et al., 2019) y que consiste en dar a las personas participantes un texto inicial que detona el tema de interés para que completen una historia o experiencia sobre dicho tema. Estos métodos pueden ser espontáneos, interactivos, eficientes y baratos (Brondani et al., 2011).

Reflexionar

Finalmente, la desaceleración del mundo provocada por la COVID-19, que nos obligó a parar o, por otro lado, a apresurar las investigaciones, es una oportunidad para reflexionar sobre nuestro quehacer investigativo: ¿por qué nos interesa investigar ese tema?, ¿cómo contribuye nuestra investigación al entendimiento de una parte de la realidad?, ¿cómo nos relacionamos con las personas que estudiamos?, ¿beneficia en algo nuestra investigación a las personas, comunidades, sociedades que estudiamos?, etcétera.

Al respecto, uno de los hallazgos en esta investigación es la percepción sobre cómo esta pausa inesperada provocada por la pandemia está empujando a varios investigadores a reflexionar sobre la relación que guardan con los sujetos de estudio y el campo donde implementan diversas técnicas para recopilar información. Por ejemplo, un estudiante de maestría ve como una oportunidad dicha pausa para “reflexionar sobre la finalidad del trabajo de investigación: ¿qué es lo que devuelvo a la comunidad?” (Hombre-54). Sobre esta misma línea una investigadora independiente (Mujer-56), ha observado cómo las personas migrantes también han repensado su papel como sujetos de estudio, cuestionando cada vez más cómo les beneficia participar en las investigaciones. Lo que nos muestra “la capacidad reflexiva de los propios informantes ante las circunstancias actuales” (Hombre-12, investigador titular).

Lo anterior nos lleva a la idea que se tiene sobre la rigurosidad de la investigación cualitativa y sus métodos de validación, entre los cuales se encuentran si el investigador estuvo en contacto con la “realidad”, sin embargo, ¿veremos cambiar esa idea con la mayor implementación de metodologías en espacios digitales? Varias de las personas que contestaron el cuestionario tienen la incertidumbre de si los datos que recogen virtualmente son válidos y no presentan sesgos. Esta incertidumbre nos lleva a cuestionarnos qué hace que un trabajo de investigación sea válido y confiable y qué es lo que le da autenticidad.

Aún con los retos metodológicos a los que nos enfrentamos como investigadores en este contexto de crisis, compartimos la reflexión que apunta a que:

esta situación [nos] me ayuda a cuestionar más el trabajo de campo "clásico" en que predominan las relaciones cara a cara en el mismo espacio [...] el reto será validar el trabajo de campo realizado a través de herramientas [implementadas en entornos virtuales] distintas […]. (Hombre-51, investigador titular).

En este sentido tenemos que aprender a “asumir la virtualidad como una fuente legítima” (Hombre-12, investigador titular).

Finalmente, no debemos dejar de lado que este proceso investigativo de adaptaciones y cambios también es un acto de reflexión y de comunicación con nuestro ser interno para adaptar los materiales con los que dialogamos, así como las múltiples herramientas y lenguajes que utilizamos, a esos espacios donde probablemente cada vez más investigaciones accederán mientras regresamos a la anhelada normalidad en la que, por supuesto, también algunas cosas y comportamientos deberán cambiar para mantener la integridad de las poblaciones con las que trabajamos y de nosotros mismos. Estamos ante el reto de repensar, reinventar y reflexionar formas de investigación más abiertas, descentralizadas e innovadoras.

Conclusiones

En este artículo analizamos cómo algunos científicos sociales especialistas en migración han reaccionado al nuevo paradigma en la investigación cualitativa forzado por la COVID-19. Para ello desarrollamos un cuestionario en la plataforma Google Forms que se difundió en redes sociales de espacios académicos durante el mes de junio de 2020, siendo las principales Facebook, Twitter y WhatsApp. A través de este obtuvimos la perspectiva acerca del tipo de investigación que realizaban antes y durante la pandemia, así como retos y oportunidades que enfrentan para continuar o replantear sus investigaciones durante la pandemia.

Observamos que los retos que los investigadores identifican son que las poblaciones migrantes suelen tener poco acceso a internet, que los investigadores temen que los métodos virtuales impidan observar las sutilezas del contexto y la comunicación con sus sujetos de estudio y que existe una falta de recursos económicos para adaptar sus métodos. A pesar de estas dificultades, también encontramos que la pandemia ha sido una oportunidad para replantear cómo hacemos investigación, así como cuestionarnos qué datos consideramos válidos y cómo nos relacionamos y hacemos partícipes a los sujetos de estudio. Asimismo, mostramos cómo la actual crisis ha propiciado la aceleración de la virtualización en la comunicación humana a través de diversos dispositivos y medios de comunicación que cobran relevancia en los procesos de hacer investigación cualitativa en temas migratorios.

Los hallazgos por medio del cuestionario ilustran un periodo de cambio y de reinvención para desarrollar investigaciones en diversas disciplinas. También observamos que los y las investigadoras con orientación cualitativa nos encontramos en un momento turbulento en donde nos enfrentamos a la aparente generalización del uso de métodos digitales. Esta situación exhorta a asumir diversos retos: repensar, reinventar y reflexionar, con el fin de sostener un proceso de aprendizaje creativo que sin duda impactará la forma de las ciencias sociales en el futuro.

No obstante, queda pendiente profundizar a través de otras técnicas de investigación cualitativa, como los grupos focales o las entrevistas semiestructuradas adaptadas a los entornos virtuales, los aspectos que más preocupan a quienes participaron en esta investigación. Consideramos que su experiencia puede ayudarnos a profundizar en el entendimiento de las diversas técnicas que hasta el momento hemos analizado, y que a algunos de ellos les ha permitido continuar con sus investigaciones sobre temas migratorios. De igual forma, hace falta discutir sobre ética en la investigación, las relaciones de poder y las formas de acercarnos y relacionarnos con las personas que participan y que regularmente se vuelven interlocutores de la investigación.

Finalmente, este artículo invita a poner mayor atención en los métodos análogos que estamos desempolvando y revalorizando. Y, por supuesto, a repensar, reinventar y reflexionar la investigación social, derivando en mejores métodos, ya sean cualitativos, cuantitativos o mixtos. Debemos entonces plantearnos utilizar “las tres R de la investigación cualitativa” en todo proceso investigativo, siempre conscientes de que se trata de un acto creativo que nos permite conocer, comprender y resolver problemas complejos.


Referencias

Ansoms, A. (2020, 14 de mayo). Research in Times of Crisis: Caring for Researchers’ Mental Health in the Covid-19 Era. Items. Insights from the Social Sciences. https://items.ssrc.org/covid-19-and-the-social-sciences/social-research-and-insecurity/research-in-times-of-crisis-caring-for-researchers-mental-health-in-the-covid-19-era/

Ardittis, S., y Laczko, F. (2020). Migration policy in the age of immobility. Migration Policy Practice, 10(2), 2–7. https://www.migrationdataportal.org/es/resource/migration-policy-practice-vol-x-number-2-april-june-2020

Ariza, M., y Velasco, L. (2012). Métodos cualitativos y su aplicación empírica. Universidad Nacional Autónoma de México; El Colegio de la Frontera Norte. http://ru.iis.sociales.unam.mx/bitstream/IIS/5206/4/metodos_cualitativos.pdf

Barros, G. (2017). Romper el silencio: necesidades de información y comunicación de los migrantes centroamericanos en México. Realidad: Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 0(149), 3–36. https://doi.org/10.5377/realidad.v0i149.5660

Beebe, J. (2014). Rapid Qualitative Inquiry: A Field Guide to Team-Based Assessment. Rowman y Littlefield. https://play.google.com/store/books/details?id=SiIvBQAAQBAJ

Besserer, F. (2019). Estudios transnacionales. Claves desde la antropología. Juan Pablos Editor.

Braun, V., Clarke, V., Boulton, E., Davey, L. y McEvoy, C. (2020). The online survey as a qualitative research tool. International Journal of Social Research Methodology, 1–14. https://doi.org/10.1080/13645579.2020.1805550

Braun, V., Moller, N. P. y Clarke, V. (2019). O33 Qualitative story completion: an innovative method with exciting potential for health research. BMJ Journals, 9(1), A1–A27. https://doi.org/10.1136/bmjopen-2019-QHRN.33

Brondani, M. A., MacEntee, M. I. y O’Connor, D. (2011). Email as a Data Collection Tool when Interviewing Older Adults. International Journal of Qualitative Methods, 10(3), 221–230. https://doi.org/10.1177/160940691101000303

Chinazzi, M., Davis, J. T., Ajelli, M., Gioannini, C., Litvinova, M., Merler, S., Pastore Y Piontti, A., Mu, K., Rossi, L., Sun, K., Viboud, C., Xiong, X., Yu, H., Halloran, M. E., Longini, I. M. Jr. y Vespignani, A. (2020). The effect of travel restrictions on the spread of the 2019 novel coronavirus (COVID-19) outbreak. Science, 368(6489), 395–400. https://doi.org/10.1126/science.aba9757

Debenham, M. (2007). Epistolary Interviews On-line: A Novel Addition to the Researcher’s Palette.Jisc TechDis. http://www.debenham.org.uk/personal/Epistolary_Interviews_On-line.pdf

del Barrio, J. M. (28 de marzo de 2020). Portugal regulariza a todos los inmigrantes pendientes de autorización de residencia. El País. https://elpais.com/internacional/2020-03-28/portugal-regulariza-a-todos-los-inmigrantes-pendientes-de-autorizacion-de-residencia.html

Donà, G. (2014). Forced Migration, and Material and Virtual Mobility among Rwandan Children and Young People. En A. Veale y G. Donà (Eds.), Child and Youth Migration: Mobility-in-Migration in an Era of Globalization (pp. 116–139). Palgrave Macmillan. https://doi.org/10.1057/9781137280671_6

Europa Press. (2020, 6 de mayo). Los CIE se quedan vacíos al ser liberado el último interno 53 días después de la declaración de alarma por la pandemia. Europa Press. https://www.europapress.es/epsocial/migracion/noticia-cie-quedan-vacios-ser-liberado-ultimo-interno-53-dias-despues-declaracion-alarma-pandemia-20200506180046.html

Evans, J. y Jones, P. (2011). The walking interview: Methodology, mobility and place. Applied Geography, 31(2), 849–858. https://doi.org/10.1016/j.apgeog.2010.09.005

Fienberg, H. (2020). Restarting In-Person Qualitative Research After COVID-19. The Insights Association. https://www.insightsassociation.org/article/restarting-person-qualitative-research-after-covid-19

Giammarinaro, M. G. y Palumbo, L. (2020). COVID-19 and inequalities: Protecting the human rights of migrants in a time of pandemic. Migration Policy Practice, 10(2), 21–26. https://publications.iom.int/system/files/pdf/mpp-41.pdf

International Institute for Applied Systems Analysis. (2020, 3 de agosto). Evaluating the effectiveness of travel bans. Science Daily. https://www.sciencedaily.com/releases/2020/08/200803120134.htm

Jiménez, A. S. (2020, 1 de julio). En México hay 100 mil migrantes en riesgo por Covid-19, alerta la UNAM. La Jornada. https://www.jornada.com.mx/ultimas/sociedad/2020/07/01/en-mexico-hay-100-mil-migrantes-en-riesgo-por-covid-19-alerta-la-unam-4683.html

Leurs, K. y Prabhakar, M. (2018). Doing Digital Migration Studies: Methodological Considerations for an Emerging Research Focus. En R. Zapata-Barrero y E. Yalaz (Eds.), Qualitative Research in European Migration Studies (pp. 247–266). Springer International Publishing. https://doi.org/10.1007/978-3-319-76861-8_14

Lobe, B., Morgan, D. y Hoffman, K. A. (2020). Qualitative Data Collection in an Era of Social Distancing. International Journal of Qualitative Methods, 19, 1–8 https://doi.org/10.1177/1609406920937875

Lupton, D. (Ed.). (2020). Doing fieldwork in a pandemic (crowd-sourced document). https://docs.google.com/document/d/1clGjGABB2h2qbduTgfqribHmog9B6P0NvMgVuiHZCl8/edit?ts=5e88ae0a#

Marzi, S. (2020). Reinventada. Women from Medellín. The realities of women in Medellin during the pandemic. Sitio web de Reinventada. https://reinventada.org/

Milan, A. y Cunnoosamy, R. (2020). COVID-19 and migration governance: A holistic perspective. Migration Policy Practice, 10(2), 27–32. https://publications.iom.int/system/files/pdf/mpp-41.pdf

Navarrete, B. y Sánchez, G. (2020). Risk and challenges to migrants, asylum seekers and refugees living under COVID-19 in Ciudad Juárez, México. Migration Policy Practice, 10(2), 48–53. https://publications.iom.int/system/files/pdf/mpp-41.pdf

Padilla, A. (2020, 27 de abril). INM vacía las estaciones migratorias por COVID-19: deportan a 3 mil 653. Animal Político. https://www.animalpolitico.com/2020/04/inm-vacia-estaciones-migratorias-deportaciones-extranjeros/

Page, K. R., Venkataramani, M., Beyrer, C. y Polk, S. (2020). Undocumented U.S. Immigrants and Covid-19. The New England Journal of Medicine, 382(21), e62. https://doi.org/10.1056/NEJMp2005953

Russonello, G., y Lyall, S. (2020, 17 de abril). Surprising Poll Results: People Are Now Happy to Pick Up the Phone. The New York Times. https://www.nytimes.com/2020/04/17/us/politics/polling-coronavirus.html

Toerien, M. y Wilkinson, S. (2004). Exploring the depilation norm: A qualitative questionnaire study of women’s body hair removal. Qualitative Research in Psychology, 1(1), 69–92. https://doi.org/10.1191/1478088704qp006oa

Turkle, S. (2017). Alone Together: Why We Expect More from Technology and Less from Each Other. Hachette UK. https://play.google.com/store/books/details?id=nWQRDgAAQBAJ

Van Selm, J. (2020). A pandemic-fuelled approach to immigration in the United States and the neighbouring region. Migration Policy Practice, 10(2), 40–47. https://publications.iom.int/system/files/pdf/mpp-41.pdf

Wells, C. R., Sah, P., Moghadas, S. M., Pandey, A., Shoukat, A., Wang, Y., Wang, Z., Meyers, L. A., Singer, B. H. y Galvani, A. P. (2020). Impact of international travel and border control measures on the global spread of the novel 2019 coronavirus outbreak. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 117(13), 7504–7509. https://doi.org/10.1073/pnas.2002616117

Zijlstra, J. y Van Liempt, I. (2017). Smart(phone) travelling: understanding the use and impact of mobile technology on irregular migration journeys. International Journal of Migration and Border Studies, 3(2/3), 174–191. https://doi.org/10.1504/ijmbs.2017.083245




Acerca de las autoras

Itzel Eguiluz (im.eguiluz@gmail.com) es becaria posdoctoral del IIEc, UNAM; doctora en Migraciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid, maestra en Ciencias de la Salud por el INSP y licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad del Valle de México. (ORCID 0000-0002-5240-3202).

Alejandra Díaz de León (diazdeleon.cardenas@gmail.com ) es doctora en Sociología y maestra en Derechos Humanos por la Universidad de Essex. (ORCID 0000-0002-0560-4079).

Carlos Alberto Gónzález Zepeda (carlosgonzalezzepeda@gmail.com) es doctorante en Ciencias sociales y Humanidades en la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa (UAM-C); Maestro en Desarrollo Regional por El Colegio de la Frontera Norte (COLEF) y licenciado en Administración por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa (UAM-C), (ORCID 0000-0003-0928-5228).

Alma Paola Trejo Peña (aptrejo1@gmail.com) es doctora en Sociología por la Universidad de La Coruña, Maestra en Demografía por El Colegio de la Frontera Norte y maestra en Migraciones Internacionales por la Universidade da Coruña. (ORCID 0000-0003-0426-7274).




Recibido: 12/09/2021

Aceptado: 25/01/2022









Cómo citar este artículo

Eguiluz, I., Díaz de León, A., Gonźalez, C. A. y Trejo, A. P. (2022). Repensar, reinventar y reflexionar la investigación cualitativa en tiempos de covid-19: el caso de los estudios migratorios. Caleidoscopio - Revista Semestral de Ciencias Sociales y Humanidades, 24(46). https://doi.org/10.33064/46crscsh3346











Esta obra está bajo una
Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
Usted es libre de compartir o adaptar el material en cualquier medio o formato bajo las condiciones siguientes: (a) debe reconocer adecuadamente la autoría, proporcionar un enlace a la licencia e indicar si se han realizado cambios; (b) no puede utilizar el material para una finalidad comercial y (c) si remezcla, transforma o crea a partir del material, deberá difundir sus contribuciones bajo la misma licencia que el original.
Resumen de la licencia https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/deed.es_ES
Texto completo de la licencia https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/legalcode