Qué se ha hecho y qué se propone para el control y disminución de los índices de sobrepeso y obesidad infantil en México (2000-2018)


What has been done and what is proposed to control and reduce the rates of childhood overweight and obesity in Mexico (2000-2018)




LORENA ARIAS DÍAZ

Universidad de Guanajuato, México




Resumen

Un tema cada vez más preocupante durante este siglo XXI es el que se refiere al sobrepeso y obesidad infantil. se trata de una pandemia que traspasa fronteras y que en décadas recientes se ha acrecentado principalmente en países subdesarrollados. Tal es el caso de México, país que se sitúa en los primeros lugares de obesidad tanto en niños como en adultos. Ante tal situación, resulta imperativo cuestionarnos qué ha hecho el gobierno mexicano, para controlar y disminuir los altos índices de prevalecía combinada de sobrepeso y obesidad. A través de la revisión de fuentes secundarias y de mediciones antropométricas, en este artículo: (a) describimos de forma general el contexto del sobrepeso y obesidad en México y cómo esta condición física se ha convertido en un problema de salud pública; (b) mostramos como se ha incorporado en la agenda pública y (c) presentamos un estudio realizado entre los años 2016-2018 en una escuela primaria con servicio de alimentación, adscrita al Programa Comedores Escolares Comunitarios. Finalmente, exponemos una serie de recomendaciones publicadas por organizaciones de carácter mundial y expertos de la salud.

Palabras clave: sobrepeso; obesidad; agendas; programas; recomendaciones.




Abstract

An increasingly worrying issue during this 21st century is that which refers to childhood overweight and obesity. It is a pandemic that crosses borders and that in recent decades has increased mainly in underdeveloped countries. Such is the case of Mexico, a country that ranks among the first for obesity in both children and adults. Faced with such a situation, it is imperative to question what the Mexican government has done to control and reduce the high rates of combined prevalence of overweight and obesity. Through the review of secondary sources and anthropometric measurements, in this article we: (a) describe in general terms the context of overweight and obesity in Mexico and how this physical condition has become a public health problem; (b) show how it has been incorporated into the public agenda and (c) present a study carried out between 2016-2018 in a primary school with food service, attached to the Community School Dining Program. Finally, we present a series of recommendations published by world-level organizations and health experts.

Keywords: overweight; obesity; agendas; programs; recommendations.









El Senado de la República (LXIV Legislatura ) en el año 2017, comunicó a la población mexicana en general, lo expuesto en un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en el que, se daba a conocer que el país mexicano ocupaba el segundo lugar mundial de adultos obesos y el primer sitio en obesidad infantil, superando a países como Estados Unidos.

En México, el 70% de los mexicanos padece sobrepeso y casi una tercera parte sufre de obesidad, además, esta enfermedad se asocia principalmente con la diabetes y enfermedades cardiovasculares, pero también con trastornos óseos y musculares y algunos tipos de cáncer. (Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, 2016)

La Organización de las Naciones Unidas (ONU 2017), expuso que los niños obesos en la nación mexicana se multiplicaron por 10 en menos de cuarenta años (de 1980 a 2017), lo que equivale a decir que casi cuatro de cada diez infantes muestra una prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad. Además, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, presentó el Informe Anual 2017 UNICEF México, en el cual detalló la situación en la que se encuentran las niñas y los niños en el país mexicano. De acuerdo con este informe: (a) el 51% de los niños se encuentra en situación de pobreza; (b) el 80% tiene bajo nivel educativo; (c) el 20% de niños de 0 a 5 años no tiene un desarrollo adecuado; (d) el 60% de los niños de entre 1 y 14 años ha sufrido algún tipo de violencia y (e) el 33% tiene sobrepeso u obesidad (UNICEF, 2017). Gran parte de los menores en México vive en condiciones inadecuadas para su sano desarrollo. Factores tales como la pobreza, la violencia y el bajo nivel educativo; tienden a ser elementos clave para el incremento en los índices de la obesidad y sobrepeso, es decir, dichas condiciones se asocian a la generación de ambientes o entornos obesogénicos, los cuales se caracterizan por incidir en una alimentación insana, generalmente la ingesta de alimentos procesados o ultraprocesados (industrializados).

La UNICEF (2018), exhortó a los entonces candidatos a la Presidencia de la República Mexicana (Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya Cortés, José Antonio Meade Kuribreña, entre otros) a que incluyeran dentro de sus propuestas los derechos de la niñez y de la adolescencia. También se dijo, que si bien la nación mexicana había tenido algunos avances con la aplicación de la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (2014) y la puesta en marcha del Sistema Nacional de Protección Integral de Derechos (2015), todavía quedaba mucho por hacer para reducir la inequidad y desigualdad entre los infantes mexicanos. Asimismo, el represente de UNICEF en México, Christian Skoog, agregó que uno de cada dos niños sobrevive en la pobreza, ocho de cada diez infantes son rezagados en conocimientos y educación, que un 13% padece insuficiencia ponderal crónica y que el 36% de los menores de seis a once años presenta sobrepeso y obesidad.

Todas estas condiciones han desatado un problema pandémico de obesidad infantil. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (2018), resaltó que en el país mexicano el 33.2% de los infantes entre seis a once años presentaba obesidad y, que había un 36.3% de adolescentes obesos. Para realizar una visión cronológica de la situación problemática en el país mexicano, se tomará como punto de partida la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) de los años 2006, 2012 y 2016.

Hallazgos de la ENSANUT 2006

De acuerdo con la ENSANUT de 2006, la obesidad y el sobrepeso se manifestaban en el 70% de los habitantes de entre 30 y 60 años en el territorio mexicano; las mujeres adultas presentaban mayor prevalencia combinada de sobre peso y obesidad con un 71.9%; mientras que, los hombres adultos registraban un 66.7%. Se encontró además que la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en infantes de edad escolar (5 a 11 años) fue de 26%, para ambos sexos y, separados los géneros, las niñas presentaron un porcentaje de sobrepeso y obesidad de 26.8%; en tanto los niños un 25.9%. También, se identificó que el aumento de sobrepeso y obesidad en los menores fue de 39.7% en tan solo siete años, de 1999 a 2006. (Encuesta Nacional de Nutrición, 1999; Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2006).

Hallazgos de la ENSANUT 2012

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (2012), arrojó las siguientes cifras, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en infantes de cinco a once años de edad escolar primaria, fue de 34.4% (19.8% con sobrepeso y 14.6% obesidad). Las niñas mostraron porcentaje de 32% y, los niños registraron un 36.9 %. Cabe hacer mención, que en los varones se produjo un aumento considerable, respecto a la encuesta realizada en 2006, en donde, contrariamente, el sexo femenino registró mayores índices, como lo observamos con anterioridad. Para el año 2012, se calculó que había 5,664,870 menores con sobrepeso y obesidad en México. Aunque, de acuerdo a la encuesta, se mantuvieron aproximadamente los mismos estándares del 2006, con una ligera tendencia de disminución en ambos sexos a nivel nacional. Sin embargo, el descenso no fue estadísticamente significativo.

Continuando con la Encuesta de Salud y Nutrición (2012), el 35% de los adolescentes de ambos sexos, presentaron una prevalencia de combinada de sobrepeso y obesidad, es decir, en el año 2012, el total de la población en el rango de edad de 12 a 19 años con sobrepeso y obesidad fue de 6,325,131 (uno de cada cinco tenía sobrepeso y uno de cada diez obesidad). Los datos anteriormente registrados, son de suma importancia, dado que, muchos de esos adolescentes eran niños en edad escolar primaria en el año de 1999, lo que quiere decir, que muchos ellos continuaron siendo obesos o con cierto grado de sobrepeso.

Hallazgos de la ENSANUT 2016

La Encuesta de Salud y Nutrición de Medio Camino de 2016 dio a conocer que la prevalencia combinada en los niños de edad escolar primaria tuvo una leve disminución: se pasó de 34.4% a 33.2%, entre los años 2012 y 2016, lo que significa una reducción de 1.2% en los índices de obesidad y sobrepeso. En los niños varones de cinco a once años, se registró una descenso mínimamente significativo de 3.4% en comparación con el año 2012. Aunque, por supuesto la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad continúo siendo alarmante.

Un dato interesante es que los índices combinados de sobrepeso y obesidad fueron mayores en zonas urbanas que rurales, con un 34.9% y un 29.0%, respectivamente. Esta cifra es importante, ya que muestra a la urbanización como factor determinante para desarrollar sobrepeso y obesidad. Quizá se deba a un mayor acceso a alimentos ultraprocesados; no obstante, las grandes empresas de “comida chatarra”, se encargan de llegar hasta los lugares más remotos del mundo. Si a esto agregamos que el sedentarismo se desarrolla mayormente áreas urbanas, la situación tiende a empeorar.

La prevalencia combinada de obesidad y sobrepeso en los adolescentes para el año 2016 fue de 36.3%, porcentaje superior al registrado en el 2012, de 34.9%, es decir, 1.4% mayor. Lo que significa que los niños que pasaron de las etapas de niñez a la adolescencia no solo mantuvieron su peso, sino que hubo quienes lo aumentaron en un lapso de cuatro años.

Para concluir este apartado, incluimos datos parciales recientemente arrojados en la ENSANUT 2018, en la cual se registró que existe una prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad de 35.6%, en niños y niñas de seis a once años.

Sin lugar a dudas, el sobrepeso y la obesidad se han convertido en un asunto prioritario en materia de salud, debido a que dicha condición física puede ser el detonante para desarrollar enfermedades crónico-degenerativas no transmisibles, como lo son diabetes mellitus tipo 2, hipertensión y distintos tipos de cáncer, entre otras. Estas enfermedades requieren un gasto elevado para su control, tanto para el sector público, como para el ámbito privado.

México enfrenta una crisis de salud pública a causa del sobrepeso y la obesidad con un costo entre los 82 y 98 mil millones de pesos que equivalen a 73% y 87% del gasto programable en salud (2012), solo considerando los costos atribuibles por diabetes. (Instituto Mexicano para la Competitividad, 2015, p. 6)

Este problema de salud pública debe ser atendido de manera urgente. es necesaria la intervención del Estado, a través de políticas públicas integrales, que coadyuven a disminuir, controlar y, sobre todo, a prevenir el sobrepeso y la obesidad en todos los grupos de edad. Empero, principalmente en la etapa de la infancia, ya que en esta se pueden moldear los hábitos y patrones, para un vida saludable. El sobrepeso y obesidad, son prevenibles cuando se interviene oportunamente; salvo el factor genético, todos los demás factores ser evitados en la medida de lo posible.

En el siguiente apartado, hablaremos de la introducción del tema de la obesidad y el sobrepeso en diversas agendas hasta llegar a la agenda de gobierno. Aunado a esto, mostraremos algunas acciones y estrategias ejercidas por el gobierno mexicano en relación a esta situación problemática, específicamente en las administraciones de Fox, Calderón y Peña.

La obesidad infantil en las agendas de gobierno 2000-2018

En este estudio, trataremos de identificar los tipos de agendas y plantear cómo el asunto de obesidad infantil es introducido o no a las mismas. Meza (2017a), resalta que las agendas deben ser producto de la interacción de varios actores, propiciando una selección de asuntos considerados como prioridad, para ser atendidos desde el ámbito gubernamental. Casar y Maldonado (2008), realizan una clasificación de tres tipos de agendas, la primera es la agenda pública; la segunda es la agenda política y; finalmente la tercera es la agenda de gobierno. A continuación, explicaremos cada una de ellas, de acuerdo a la conceptualización que realizan las estudiosas del tema antes referidas y, veremos si existe alguna incidencia del tema de obesidad infantil en alguna de ellas.

La agenda pública

Se puede entender como la agrupación de temas o problemas, que pueden ser considerados como públicos y que tienen alta probabilidad de ser atendidos por el gobierno, aunque —debe aclararse— se trata de asuntos que el aparato gubernamental no atiende de manera inmediata. En esta agenda, la opinión pública es de vital relevancia.

El tema de obesidad infantil, comenzó a sonar con mayor frecuencia a finales del siglo XX. De acuerdo con Salazar, Salazar y Pérez (2015), se dice que se pasó de reducir los índices de desnutrición, que aquejaban a la niñez mexicana a identificar un nuevo problema de salud en los infantes mexicanos. Continúan los autores diciendo que a raíz de los datos recabados por el Instituto Mexicano Nacional de Salud Pública, se observó que entre los años de 1988 y 1999, se produjo un aumento alarmarte, que fue del 11.1% al 28.3%, en prevalencia de obesidad en los niños en edad escolar primaria.

De ahí que se haya vuelto necesario abordar el tema de la obesidad como parte relevante de la agenda pública, pues la presión sobre la sanidad que ya representa el tratamiento de las enfermedades crónico degenerativas asociadas a la obesidad y el sobrepeso puede ser simplemente catastrófica en unos cuantos años. (Romero, 2012, p. 4)

La agenda política

Se caracteriza por una serie de negociaciones y acuerdos entre grupos de interés, principalmente entre actores institucionalizados dentro del ámbito político, representantes de partidos políticos, empresarios, organizaciones no gubernamentales (ONG), académicos, entre otros. Al igual que la agenda pública, la agenda política no forma parte de los asuntos de trato inmediato por parte del gobierno. En este tipo de agenda la información es limitada, ya que, no involucra a toda la sociedad, sino tan solo a un grupo selecto de personalidades influyentes en la toma de decisiones, que a su vez, atañen directamente en la vida pública. Un ejemplo, de este tipo de agenda es el G20 (20 principales economías a nivel mundial), y que, de acuerdo a Ingrassia (2018), se reunió en Argentina en el año 2018, para atender temas globales entre los que destacan el sobrepeso y la obesidad infantil.

A continuación agregamos dos agendas que a nuestro criterio deben ser partes intermedias entre las agendas de política y de gobierno. Estamos hablando de la agenda internacional y de la agenda setting.

La agenda internacional

Es muy similar a la agenda política; en esta, se incorporan “distintos programas en áreas diversas, por ejemplo, una agenda para el desarrollo, una agenda de seguridad y una agenda ambiental, que no están colocadas en una jerarquía clara o sólida […]” (Martínez, 2014, pp. 275-276).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, entre otras organizaciones internacionales, se han dedicado a realizar una serie de recomendaciones en torno a cómo disminuir los altos índices obesidad infantil, principalmente en países en vías de desarrollo, entre los que se encuentra México. El Informe Acabar con la obesidad infantil 2016, difundido por la Organización Mundial de la Salud, es un manual para controlar la prevalencia de esta condición física en los infantes, en el cual se realizan sugerencias a los gobiernos acerca de las estrategias y los programas que deben desarrollarse. Las sugerencias se dirigen en su mayoría a las entidades educativas.

Además, esta agenda tiene la capacidad de influir de manera directa en las agendas de gubernamentales, que se traducen en políticas públicas (programas, planes, acciones, proyectos, estrategias, etc.) para hacer frente a un problema público que afecta a un determinado país o región.

La agenda setting

la llamada agenda de los medios de comunicación, es capaz de influenciar o persuadir en la forma de pensar de la audiencia, pero su poder no se limita a determinado público, sino que posee la capacidad de repercutir, a través de su opinión en las decisiones que habrán tomar los gobernantes.

[…][E]l término agenda se acuña en un sentido metafórico para expresar cómo las agendas o temas considerados relevantes por los medios pasan a ser subrayados también en las agendas de la audiencia. Las personas no solo reciben información a través de los medios sobre determinados temas o asuntos que ocurren en el mundo y son considerados prioritarios, sino que también aprenden de ellos la importancia y el énfasis que les deben dar. (Rodríguez, 2004, p. 15)

Ejemplos de esta agenda existen bastantes, sobre todo a partir de que se comenzó a hacer un llamado de los organismos internacionales al Estado mexicano. Desde el inicio de este siglo XXI, se ha notado una tendencia de hablar cada vez más de los temas de obesidad infantil, sus causas y consecuencias.

La agenda de gobierno

Se entiende como el conjunto de asuntos prioritarios para ser atendidos de una manera urgente por parte del gobierno en turno. Es en esta agenda en donde el sector gubernamental actúa a través de políticas públicas materializadas en programas, proyectos y estrategias.

De acuerdo a Charvel, Rendón y Hernández (2013), la incorporación del tema obesidad infantil ha sido un proceso lento. Estos estudiosos del problema de salud pública mencionado nos dan un breve panorama de las acciones ejercidas por parte de los gobiernos mexicanos, desde el sexenio presidencial de Carlos Salinas hasta el del expresidente Felipe Calderón.

Pese a que el tema de la obesidad ya se había convertido en un problema de salud pública alarmante, en el gobierno de Salinas (1989-1994) no se le dio el grado de importancia adecuado a la naciente epidemia. solo se encuentran cuatro regulaciones incorporadas indirectamente al Plan Nacional de Desarrollo en las que se establecían algunos indicadores para observar los patrones de obesidad en los niños, se hacía mención a la obesidad como factor de riesgo, se recomendaba la promoción de buenos hábitos alimenticios, y por último se trató de regular la venta de alimentos saludables dentro del entorno escolar y de incentivar al alumnado al consumo de agua potable.

En la administración de Zedillo (1994-2000) no existe ninguna regulación concretamente dirigida a la obesidad. solo se hace mención del tema dentro del Proyecto Norma Oficial Mexicana, en donde se dice que en caso de que existiera alguna incidencia de obesidad en el infante, éste debería ser atendido por un programa de orientación alimentaria inespecífico y debería además elevar su actividad física, para finalmente evaluar periódicamente su estado físico y de salud.

En el sexenio de Fox (2001-2006), quizás a raíz de la presión internacional, la obesidad es observada ya como un problema creciente y preocupante. Pese a esto, se hace referencia a la enfermedad de manera discreta y mesurada en el Plan de Desarrollo 2001-2006, en el cual, se hace mención un modelo nacional de desarrollo y cultura física. Asimismo, se presumía de la implementación de una campaña, para promover el deporte de forma masiva. Por otra parte, en su estrategia de acción para la superación de la pobreza se señala la importancia del fortalecimiento y la mejora de los hábitos alimenticios. También se contempla que dentro del presupuesto otorgado a las entidades federativas se destine parte de este a la atención primaria (promoción y prevención) del creciente problema de salud pública de obesidad, sin embargo, no se crearon políticas públicas concretas orientadas a atender el control y la disminución del sobrepeso y obesidad.

En el mandato de Felipe Calderón (2007-2012), el problema explota como una bomba de tiempo; el 32% de las muertes en el país mexicano llega a estar directamente asociado a la obesidad. Una de las principales estrategias de este gobierno consiste en incentivar la práctica deportiva primordialmente en las entidades educativas. Por otra parte, en el Programa Sectorial de Salud 2007-2012 se busca desarrollar una política integral para la prevención del sobrepeso, obesidad, diabetes mellitus y enfermedades cardiovasculares. En esta administración presidencial se crea el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria (ANSA), en el cual se establecen las siguientes diez líneas acción: (1) fomentar la actividad física en las instituciones educativas y laborales, así como, en los entornos de recreación; con el trabajo en conjunto los sectores público, privado y social; (2) acceso al agua potabilizada; (3) incentivar el consumo de frutas y verduras; (4) educar a la población sobre una correcta y sana alimentación; (5) informar sobre los beneficios de la lactancia materna, hasta los seis meses de edad; (6) reducir el consumo de azúcares, sales y grasas; (7) acceso a alimentos con bajos contenidos calóricos; (8) disminuir el consumo de grasas saturadas en la dieta de los mexicanos; (9) fomentar una educación alimentaria, se recomendaban las porciones diarias de alimentos y (10) reducir el consumo diario de sodio en los alimentos. A pesar de estos avances, lo cierto es que no se otorga presupuesto para las dependencias que habrían de jugar distintos roles en la política pública. Por otra parte, las políticas fiscales para el control de bebidas y comidas ultraprocesadas, han resultado más en medidas recaudatorias que en formas de prevención y control de consumo de alimentos industrializados con altos niveles calóricos.

Durante el gobierno calderonista, surge como piloto el Programa de Escuelas de Tiempo Completo. Si bien se trata de un proyecto educativo, dentro de sus lineamientos contempla lo siguiente:

[…] fomentar una vida saludable a través de actividades que promueven la formación de hábitos de nutrición e higiene y de ofrecer alimentos en la escuela, además de reconocer la importancia de cuidar el cuerpo mediante actividades recreativas y de desarrollo físico en las que el juego y la convivencia tienen un papel central […] (González y Ramírez, 2009, p. 21)

Ejecutado de manera consciente, el programa podría arrojar resultados positivos en lo que respecta a la disminución del sobrepeso y obesidad de los niños en edad escolar, siempre y cuando se desarrollara conforme a lo escrito. Sería una estrategia prometedora en donde un grupo de actores de distintos ámbitos participarían y se complementarían mutuamente, como en las famosas redes que surgen a la par del buen gobierno o gobernanza. De acuerdo a Rosique (2012), algunas de las bondades de la gobernanza en el desarrollo de las políticas públicas son: (a) la generación de información y conocimientos, que se retroalimentan constantemente con la participación de distintos actores; (b) al llegar a consensos entre una gran diversidad de actores de todos los ámbitos (político, social, económico, etc.), las decisiones y acciones tienden a ser más aceptadas y se dotan de mayor legitimación, además de posibilitar una implementación de políticas menos costosa y más efectiva; y (c) fomenta la participación, la apertura y la corresponsabilidad entre distintos actores e instituciones, para lograr eficiencia, eficacia y calidad en los programas dirigidos a dar solución a un determinado problema de índole pública.

Ahora, mencionaremos los programas y proyectos para el control de la obesidad, desarrollados durante el gobierno de Peña Nieto (2012-2018). En este periodo, surge la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, Obesidad y la Diabetes; la cual, tiene como objetivo general

Mejorar los niveles de bienestar de la población y contribuir a la sustentabilidad del desarrollo nacional al desacelerar el incremento en la prevalencia de sobrepeso y obesidad en los mexicanos, a fin de revertir la epidemia de las enfermedades no transmisibles, particularmente la diabetes mellitus tipo 2, a través de intervenciones de salud pública, un modelo integral de atención médica y políticas públicas intersectoriales. (Secretaría de Salud, 2013, p. 55)

El programa pretendía la intervención de varias dependencias de gobierno, iniciativa privada, organizaciones no gubernamentales (ONG) y académicos.

A lo largo de esta administración, se trató de concientizar a la población sobre las consecuencias adversas que traen consigo el sobrepeso y la obesidad. En los medios masivos de comunicación se difundió la campaña de prevención llamada Chécate, Mídete y Muévete (Más vale prevenir). Otro dato importante, es que se implementó a nivel nacional el Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC).

A manera de resumen de las estrategias implementadas en México para aminorar la obesidad, la Tabla 1 expone algunas políticas públicas y sus respectivas debilidades. Como observamos en la Tabla, en México se han impulsado algunas estrategias para reducir los índices de obesidad, empero, existen notables deficiencias una vez implementadas.



Tabla 1. Políticas públicas implementadas en México para el control de la obesidad


Políticas

Limitaciones

Acuerdo para etiquetado frontal y sello nutrimental.

Falta de criterio homogéneo para establecer qué es saludable.
El etiquetado no es auto explicativo.
La norma sobre las afirmaciones nutrimentales de un producto no sigue los mismos criterios nutrimentales.

Lineamientos para el expendio y distribución de alimentos procesados y bebidas procesadas.

Baja disponibilidad de agua potable en las escuelas.
La comunidad educativa no está capacitada para implementar los lineamientos.
No se cuenta con mecanismos de verificación y sanción por incumplimiento.

Impuesto especial sobre el refresco y alimentos de alto contenido calórico.

No existen incentivos para el consumo de alimentos nutritivos (frutas, verduras, agua natural, etc.).

Lineamientos para anunciantes de alimentos y bebidas no alcohólicas.

Ampliar los medios de comunicación restringidos.

Campaña “Chécate, Mídete y Muévete” de la Secretaría de Salud.

No se hace énfasis en los riesgos que conlleva los estilos de vida poco saludables, así mismo, de los beneficios que acarrea el cambio de hábitos.

Campañas aisladas en el IMSS e ISSSTE.

No existe homogeneidad en las campañas por parte de todas las instituciones de salud, por lo que, no se logran generar incentivos para alinear las acciones dirigidas a disminuir la obesidad.

Existe un programa para capacitar funcionarios de Diconsa.

Faltan programas enfocados a otras poblaciones, principalmente para la comunidad educativa.

“Ponte al 100” de CONADE, clases de deportes en escuelas de la SEP.

Hace falta identificar las barreras por las que los mexicanos tienen tan bajas tasas de actividad física.
No cumplen con los estándares internacionales.
No todas las escuelas cumplen con los lineamientos establecidos por la SEP.

Fuente: Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (2015, pp. 33-34).



Masse (2019) afirma, que si bien, en México se han hecho esfuerzos para controlar el alto consumo de alimentos chatarra, esto no ha sido posible, debido a la inexistencia de una base legal que defina claramente cuáles son los estándares máximos de sustancias alimenticias consumibles consideradas como nocivas. Como ejemplo, en el país, la ingesta permitida de azúcar es de 90 gramos, cantidad que se refleja casi en el doble de la sugerida por la OMS de 50 gramos.

Un caso que podríamos considerar exitoso es el de Chile. En este país se logró diseñar e implementar una novedosa política pública, en la cual se consiguió involucrar instituciones y actores de ámbitos diversos, quienes habrían de tomar decisiones de carácter público, con base en una serie de acuerdos y negociaciones entre las partes involucradas. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud (2017), Chile ha tenido grandes resultados como consecuencia de la participación permanente de varios sectores; es por este motivo que nos parece pertinente tomar como referencia la tabla de participantes para la creación de la Ley de Alimentos en Chile, sintetizadas por las organizaciones internacionales mencionadas previamente (Tabla 2).



Tabla 2. Participantes y su función en la elaboración de la Ley de Alimentos


Actor

Descripción

Función

Parlamento

Senadores y diputados de diversos sectores.

En este grupo hubo parlamentarios a favor y en contra en la fase 1, según su visión política. La mayoría estuvo a favor al momento de aprobar la Ley.

Ministerio de Salud

Ministro(a), subsecretario(a) y profesionales del Ministerio.

Estos participantes estuvieron a favor de la Ley en todas las fases del proceso y fueron clave para lograr acuerdos con otros ministerios y sectores.

Ministerio de Educación

Autoridades y funcionarios del Ministerio y servicios públicos ligados a la entrega de alimentos en las escuelas.

Manifestaron preocupación respecto de las obligaciones establecidas en la Ley para las escuelas. Destacando el rol de JUNAEB (Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas) en la fase de implementación de la Ley dentro de su Plan contra la Obesidad Estudiantil.

Ministerios del sector económico

Autoridades y funcionarios de ministerios y servicios públicos que desempeñan funciones de economía, hacienda y comercio.

En las fases 1 y 2, estos participantes presentaron reparos a esta regulación. En la fase 3, cambiaron de posición con base en los argumentos y las pruebas presentados por el Ministerio de Salud.

Educación Superior

Universidades e institutos.

Revisión y exposición de la evidencia disponible. Participación en el desarrollo de fundamentos para apoyar la Ley y el Reglamento.

Organismos Internacionales

Agencias de Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales.

Su posición fue aprobatoria en todas las fases.
Participaron en la propuesta de fundamentos para apoyar la Ley y su Reglamento.

Medios de comunicación social

Representantes de medios de difusión que informan a la población por medio de la prensa escrita, radio, televisión y otros.

Tuvieron una participación activa durante las tres fases de la promulgación de la Ley, difundiendo la opinión de todos los sectores y manteniendo la discusión pública; esa función sirvió para llevar a cabo el proceso con transparencia.

Sociedad civil

Ciudadanos, agrupaciones de consumidores y organizaciones civiles.

Estos grupos dieron su apoyo cuando se proponían mayores límites y restricciones y estuvieron en contra cuando se trataba de reducir los límites o exigencias. Fue crucial la presión ejercida por este sector para el avance de los procesos y para darlos a conocer.

Industria Alimentaria

Empresas que producen, venden y distribuyen alimentos y bebidas; asociaciones de empresas nacionales, internacionales y transnacionales.

Este grupo estuvo permanente en oposición al contenido de la Ley, aunque algunos sectores expresaron su voluntad de reformular ciertos alimentos.

Fuente: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación, Organización Panamericana de la Salud y Organización Mundial de la Salud (2017, p. 13).



La Tabla 2, muestra la participación de varios gremios, grupos sociales y organismos, para la posterior ejecución de la Ley de Alimentos en el país chileno. Resulta muy interesante cómo se suscitan los acuerdos y las posturas de todas las partes que intervienen. A nuestro criterio, estas acciones deben de ser contempladas y moldeadas en México. Los programas de comedores escolares como los que incluye el Programa de Escuelas de Tiempo Completo deben ser acompañados de una serie de lineamientos que faciliten una alimentación y un estilo de vida en general más saludable en los niños en edad escolar.

Meza (2017b), resalta dos tipos de agendas municipales. Por un lado, se encuentra la agenda de gobierno municipal, la cual, basada en lo estipulado en el artículo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, especifica que el gobierno de este nivel se encarga de suministrar los servicios públicos y velar por la seguridad de sus habitantes. Por otro lado, encontramos la agenda denominada extendida o ampliada, en la cual, los gobiernos locales tienen la facultad de incurrir en ciertos asuntos, como lo son: “servicios educativos, servicios de salud, fomento económico, desarrollo social, fomento agropecuario, trabajo y previsión social y dependencias diversas” (Finanzas Públicas Municipales del INEGI, en Meza, 2017, p. 44).

En las últimas décadas, los gobiernos municipales han recibido más recursos a través de la agenda ampliada, principalmente gestionados con base al Ramo 33. De acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y el Instituto Nacional de Administración Pública (2009), se transfieren recursos a las entidades federativas para descentralizar los procesos y dar una solución directa a las siguientes necesidades sociales: educación básica, servicios de salud a la población, infraestructura social, fortalecimiento de las haciendas municipales, desayunos escolares, apoyos de alimentación y construcción de escuelas de educación básica y nivel superior.

Un ejemplo de que el problema del sobrepeso y obesidad ha sido tomado en consideración por las llamadas agendas locales (municipales y estales) es la Estrategia Estatal para la Prevención del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes del Estado de Aguascalientes, publicada en el año 2015. Entre los objetivos de la estrategia en mención se encuentra promover una alimentación sana y nutritiva en los menores de edad escolar primaria (6 a 12 años). Con lo dicho previamente, surge el programa Comedores Escolares y Comunitarios, que anteriormente fuera conocido como Cocinas Populares y Unidades de Servicios Integrales (COPUSI), que en teoría busca garantizar y consolidar hábitos alimenticios saludables dentro y fuera de la escuela.

En el siguiente apartado, mostramos un estudio del Programa Comedores Escolares y Comunitarios que realizamos entre los años 2016 al 2018.

Programa Comedores Escolares y Comunitarios

Para comenzar este apartado, resulta necesario realizar una descripción general del Programa Comedores Escolares y Comunitarios, anteriormente conocido como Programa De Cocinas Populares y Unidades De Servicios (COPUSI). A manera de resumen, creamos un esquema (Gobierno de Aguascalientes, 2015) con la información general:

• Objetivo. Contribuir a seguridad alimentaria de la población escolar y comunitaria, sujeta de asistencia social, mediante la entrega de desayunos o comidas calientes, elaboradas con base a los criterios de calidad nutricional, y acompañadas de acciones de orientación alimentaria, aseguramiento de la calidad y producción de alimentos.

• Población beneficiada. Niñas, niños, adolescentes y personas en condiciones de riesgo y vulnerabilidad que asisten a los planteles oficiales del sistema educativo nacional y comedores comunitarios, ubicados en zonas rurales y urbanas marginadas.

• Lineamientos generales. El DIF es el encargado de abastecer los insumos alimentarios a las escuelas, instituciones y comedores. Si el comedor se encuentra en extrema pobreza, este será completamente por subsidiado el DIF. Se deben crear comités de padres de familia voluntarios, con apoyo directo de los maestros y directivos.

• Requisitos para acceder al apoyo. Expediente del nivel socio-económico y entorno de la institución (diagnóstico oficial). Expediente del nivel de desnutrición o pobreza alimentaria de los estudiantes potencialmente beneficiados. Comprobante de marginación social, por parte de la CONAPO y el CONEVAL (muy alto y alto). Colonias e instituciones con rezago social o catalogado como polígonos de pobreza. Contar con espacio físico para proporcionar el servicio. Solicitud vía oficio dirigido al DIF. Causas de suspensión: por detección de irregularidades y por no entregarse el padrón de beneficiarios.

• Requisitos para acceder al apoyo. Expediente del nivel socio-económico y entorno de la institución (diagnóstico oficial). Expediente del nivel de desnutrición o pobreza alimentaria de los estudiantes potencialmente beneficiados. Comprobante de marginación social, por parte de la CONAPO y el CONEVAL (muy alto y alto). Colonias e instituciones con rezago social o catalogado como polígonos de pobreza. Contar con espacio físico para proporcionar el servicio. Solicitud vía oficio dirigido al DIF. Causas de suspensión: por detección de irregularidades y por no entregarse el padrón de beneficiarios.

A diferencia del Programa de Escuelas de Tiempo Completo, en donde todos los alumnos de este tipo de instituciones educativas tienen el derecho al acceso y beneficios que brinda el comedor, en el caso del Programa Comedores Escolares y Comunitarios, solo son beneficiarios aquellos niños que efectúen una previa solicitud y esta sea aprobada, es decir, no todos pueden ser beneficiados con la alimentación.

La investigación se limitó a una escuela primaria, la cual lleva el nombre Lic. Ezequiel A. Chávez, ubicada en la Colonia España de la ciudad capital de Aguascalientes. Desde luego, cuenta con servicio de comedor escolar, el cual es promovido por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, con colaboración directa de del DIF Estatal. En el estudio de campo, logramos obtener los datos de edad, sexo, grado escolar, peso y talla de los alumnos adscritos al Programa Comedores Escolares y Comunitarios de la escuela referida.

En el año 2016, se observó que las niñas presentaron los siguientes porcentajes, un 68.62% mostró peso normal, un 27.45% registró sobrepeso y un 3.92% tenía obesidad. Lo que, muestra una prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad de 31.37%, cifra un poco inferior a la dada a conocer por ENSANUT 2016 (32.8%). En tanto, los niños registraron un 70.51% con peso normal, un 26.22% con sobrepeso, y finalmente, un 3.27% con obesidad. Por lo tanto, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad fue de 29.49%, lo que significó 3.71% menor a la presentada por la Encuesta de Salud y Nutrición 2016 (33.2%).

Las niñas beneficiadas con el servicio del comedor en el año 2017 presentaron los siguientes datos: el 50% tenía un peso normal, el 40% presentó sobrepeso y el 10% padecía obesidad. Por lo tanto, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad fue de 50%, cifra muy por encima de la mostrada por ENSANUT 2016 a nivel federal. Las menores adscritas al Programa de Comedores Escolares y Comunitarios registraron un porcentaje de 17.2% más elevado, al promedio estimado nacional de prevalencia de sobrepeso y obesidad. En tanto, se observa que el 48.8% de los niños beneficiados con el servicio de alimentación presentó un peso normal, mientras que un 31.11% mostró sobrepeso y un 10% obesidad, con una prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad fue de 51.11%, porcentaje 18.31% superior al registrado por la Encuesta de Salud y Nutrición (2016) a nivel nacional.

En el año 2018, observamos que un 62.16% de las niñas que son beneficiadas con el comedor escolar mostraron un peso normal, un 29.72% presentaron sobrepeso y un 8.1% registraron obesidad, con una prevalencia combinada de 37.82%, 5.02% por encima del registrado por ENSANUT 2016 (32.8%). Finalmente, un 31.11% de los niños beneficiados por el comedor escolar en el año 2018 presentó un peso normal, un 48.88% registró sobrepeso y un 20% obesidad. Por lo tanto, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad fue de 68.88%, cifra que duplica a la presentada por la Encuesta de Salud y Nutrición (2016), de 33.2%.

La prevalencia de obesidad y sobrepeso fue incrementando anualmente; un aumento alarmante del año del 2016 al año 2018, aunque debemos señalar que en el género masculino se aprecia una tendencia al alza de forma drástica. Otro aspecto que resulta imperativo mencionar es que la cantidad de niños varones adscritos al Programa de Comedores Escolares y Comunitarios fue mayor a la de las niñas. Algunas observaciones que encontramos al realizar nuestra investigación de campo fueron las siguientes:

• Las comidas ofrecidas a los alumnos, eran ricas en grasas, azúcares y sales.

• Las cocineras fumaban dentro de los comedores.

• No existía un inventario de alimentos, ni se contaba con el menú que la nutrióloga del DIF Estatal de Aguascalientes determina mensualmente, hecho contradictorio a la información otorgada por la institución previamente referida.

• La prefecta nos alertó sobre el desvió de productos alimenticios, por parte de las encargadas de los comedores. Ella nos insistió, en que realizáramos una investigación detallada, dado que, cada mes las personas encargadas del comedor escolar, sustraían y vendían los alimentos destinados al mismo.

• Existían cooperativas al interior del recinto escolar, en donde, se ofertan productos alimenticios procesados y ultraprocesados, asimismo, había gran cantidad puestos ambulantes a en las periferias de la escuela, en los cuales, se venden alimentos “chatarras”.

El Programa Comedores Escolares y Comunitarios no mostró cifras positivas en la disminución de sobrepeso y obesidad infantil, sino todo lo contrario. También, es cierto que este proyecto surgió de manera inicial para controlar los niveles elevados de desnutrición, sin embargo, en palabras de la Coordinadora de los Comedores Escolares del DIF Estatal de Aguascalientes, en los últimos años del 2013 al 2018, se ha tratado de dirigir los esfuerzos a tratar de aminorar la alta prevalencia de sobrepeso y obesidad en los estudiantes de las entidades educativas adscritas a dicho programa. En el próximo apartado señalaremos algunas de las propuestas de organizaciones internacionales y nacionales que pueden ser de utilidad para que las entidades educativas sean entornos de prevención, más que ambientes obesogénicos.

Las escuelas: espacios de prevención de la obesidad infantil

En esta parte del estudio se abordan recomendaciones emitidas por los expertos, los académicos y los organismos nacionales e internacionales acerca de la escuela como una entidad de prevención de la obesidad y el sobrepeso infantil.

El suceso que marcó una pauta importante, para la posterior implementación de programas en el entorno escolar, específicamente en lo referente a la alimentación saludable, fue, de acuerdo UNICEF (2019), el reconocimiento de 10 derechos fundamentales de los infantes, el 20 de noviembre de 1989. En la Asamblea de las Naciones Unidas, 192 países firmaron el convenio en favor al fortalecimiento de las garantías de los niños. Dentro de este tratado entre naciones, se encuentra estipulado el “derecho a una alimentación, vivienda y atención médica adecuadas” (UNICEF, 2019, p. 4).

Es necesario recordar que las circunstancias de la época en la que se oficializaron los derechos infantiles marcaban la necesidad de tratar de erradicar la desnutrición. Es por ello que los proyectos impulsados en los comedores escolares giraban en torno a los llamados grupos vulnerables, que generalmente eran vinculados con la flacura y no con la obesidad pese a que desde la década de los setenta del siglo XX ya era notorio el incremento de infantes obesos o con sobrepeso. Hoy por hoy tenemos una dualidad: ahora los niños suelen ser obesos y desnutridos en un mismo momento y en una misma persona. La escuela se ha convertido en un espacio en el que el niño puede aprender hábitos tanto positivos como negativos, que se verán reflejados en el estilo de vida a corto, mediano y largo plazo.

La OMS (2016), en el Informe de la Comisión para Acabar con la Obesidad, plantea que se debe procurar que los entornos escolares garanticen una alimentación sana a través de una normatividad, para que los alimentos ofertados al interior de las entidades educativas cumplan con los lineamientos nutricionales establecidos a nivel internacional. Asimismo, se deben crear espacios adecuados para que los niños (incluidos menores discapacitados), puedan desarrollar plenamente actividades físicas y deportivas. En el informe se expone además la necesidad de contar con el acceso al agua potable en los institutos de educación y la exigencia de que los temas de nutrición y salud se incluyan dentro de sus programas educativos. También, se propone que se realicen talleres en los que profesionales en temas nutricionales enseñen la preparación de platillos inocuos y saludables a los niños, padres y/o tutores.

La difusión de conocimientos básicos sobre nutrición y alimentación se verá menoscabada si en los entornos en que los niños se reúnen hay mensajes contradictorios. Las escuelas, los centros de cuidados infantiles y los centros deportivos deben apoyar las iniciativas para mejorar la nutrición de los niños procurando que sea fácil elegir los productos sanos y no proporcionar ni vender bebidas ni alimentos malsanos. (OMS, 2016, p. 20)

En Políticas y programas alimentarios para prevenir el sobrepeso y la obesidad, la FAO y la OPS (2018) continúan con esta misma pauta, asegurando que la educación alimentaria y nutricional debe ser parte indiscutible de los programas educativos debido a que los estudiantes y la sociedad en general ven a la escuela como un sitio de aprendizaje, es decir, las escuelas se convierten en transmisores de patrones conductuales de alimentación y estilos de vida saludables.

La escuela tiene un rol preponderante en motivar a los padres y sus niños en educación en salud y nutrición y en desarrollar estrategias de cambio de comportamiento y a la transformación del entorno, es decir, decidir sobre la oferta de alimentos en la escuela, fomentar la realización de actividad física y en las políticas escolares. (FAO y OPS, 2018, p. 13)

Para que todo lo anterior sea posible, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, y la Organización Panamericana de la Salud coinciden con la Organización Mundial de la Salud en que resulta preponderante una base política y jurídica que regule los comedores y cooperativas (quioscos, cantinas escolares, etc.) para asegurar que los alimentos que se oferten sean sanos y, preferentemente, de origen local. Empero, resulta imperativa la participación constante de la comunidad escolar (profesores, directivos, padres de familia, estudiantes, etc.).

La Secretaría de Educación Pública (2015), indica que las escuelas de educación básica son los sitios propicios para generar una orientación alimentaria e incidir en la activación física recomendada por la OMS. Sin embargo, nos dice que para reducir la alta prevalencia de sobrepeso y obesidad es fundamental la participación de docentes, directivos, supervisores, jefes de sector, voluntarios, alumnos, sociedad civil, organismos no gubernamentales, empresarios de la industria de alimentos y bebidas y, principalmente, de los padres de familia.

En este sentido, reconocemos la necesidad de fortalecer y fomentar la participación intersectorial de las escuelas y de otros actores sociales, como facilitadores y promotores, desde edades tempranas, de estilos de vida saludables y de los beneficios de una alimentación saludable. (Scruzzi, Cebreiro, Pou y Rodríguez, 2014, p. 50)

Cerramos este apartado recordando que la

[…] las intervenciones que se han implementado en diversos países, ofrecen una opción costo-efectiva y financieramente sustentable para reducir el impacto de las fallas de mercado vinculadas con la obesidad en México, dado que su costo anual per cápita es menor a los 70 pesos de 2008 y el costo por caso evitado de obesidad y sus enfermedades vinculadas en el largo plazo es menor al costo umbral de 50 000 dólares. (Rivera, et al., 2013, p. 22)

Conclusiones

Sin lugar a dudas, México debe impulsar una serie de políticas integrales que fomenten hábitos y acciones preventivas como una alimentación saludable y mayor actividad física desde edades tempranas. De allí la importancia de escuelas de educación básica, vistas como entidades capaces de fortalecer una cultura preventiva en relación con la malnutrición reflejada en el sobrepeso y la obesidad. Sin embargo, se debe realizar una serie de regulaciones para evitar el aumento de entornos obesogénicos. De poco o nada sirve que en las escuelas se incluyan programas alimenticios, si dentro o en las periferias de las mismas están a la venta alimentos procesados y ultraprocesados.

El gobierno de México debe actuar urgentemente para disminuir las altas prevalencias de obesidad y sobrepeso. Estas condiciones físicas son el problema de salud pública de mayor relevancia en el país, con enfermedades crónico-degenerativas como la diabetes mellitus tipo 2 y las cardiopatías altamente asociadas al sobrepeso y obesidad. Para lograr resultados satisfactorios, es imperativa una acción conjunta entre gobierno, sociedad, organizaciones no gubernamentales, especialistas de la salud, académicos, empresarios, entre otros actores e instituciones. La mejor medida es la prevención y ésta debe gestarse desde la niñez. En definitiva, las consecuencias derivadas del sobrepeso y obesidad, principalmente aquellas relacionadas con enfermedades crónico-degenerativas, pueden evitarse con medidas preventivas y de atención primaria.


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Acerca de la autora

Lorena Arias Díaz (lorenaariasdiaz@gmail.com) es estudiante de tiempo completo del Doctorado en Ciencias Sociales del Colegio de Jalisco. Licenciada en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Maestra en Gestión, Desarrollo y Gobierno por la Universidad de Guanajuato. Dentro de sus intereses, se encuentra la investigación con un sentido académico, pero principalmente de pertinencia y relevancia social, tal es el caso de la obesidad infantil (ORCID 0000-0003-0442-6271).




Recibido: 16/04/2020

Aceptado: 19/08/2020









Cómo citar este artículo

Arias Díaz, L. (2021). Qué se ha hecho y qué se propone para el control y disminución de los índices de sobrepeso y obesidad infantil en México (2000-2018). Caleidoscopio - Revista Semestral de Ciencias Sociales y Humanidades, 24(44). https://doi.org/10.33064/44crscsh2565











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