El Capital De La Libertad En
La Sociedad De Consumo
Mariann Arantxa Hern�ndez G�mez
Resumen
El ejercicio de la libertad
tiene como fin el desarrollo de capacidades, mediante servicios instrumentales
b�sicos que permitan su expansi�n. En la sociedad de consumo estos servicios se
expanden con el �nico prop�sito de adquirir la libertad convertida en capital,
que guarda la posibilidad de ser cosificada, adquirida y desechada. En la
sociedad de consumo la libertad se cosifica en la manera en la que sus fines y
medios se confunden, su importancia se limita a su papel en los medios de
producci�n y se coacciona al servicio de la din�mica y conveniencia del
capital.
Palabras clave: libertad, sociedad de
consumo, capital, capacidad.
Abstract
The exercise
of freedom is aimed at the
development of capacities, through basic instrumental services that allow its
expansion. In the consumer society these services are expanded with the
sole purpose of acquiring freedom
converted into capital, which keeps the
possibility of being reified, acquired and discarded. In the consumer society,
freedom is reified in the way in which its
ends and means are confused, its importance
is limited to its role in the means of
production, and it is coerced in the service of the
dynamics and convenience of capital.
Key words: freedom,
consume society, Capital, capabilities.
Introducci�n
El mundo en el que vivimos est� acostumbrado a presenciar escenarios
sociales diametralmente opuestos, la opulencia desfila mientras que la carencia
se estanca. Estos escenarios los confundimos con determinantes, en espec�fico
los servicios econ�micos o las oportunidades sociales. �stas en realidad
podr�an ser oportunidades din�micas, que nos ayuden a expandir y desarrollar
nuestra libertad.
Este desarrollo es cada vez m�s ut�pico. Mientras personas carecen por
completo de libertades b�sicas, la sociedad moderna ha construido necesidades
imaginarias en torno a lo que podemos tener, perdiendo de vista aquellas
necesidades que debemos cubrir para poder llegar a ser. El adquirir se ha
convertido en nuestra meta, ser libres de elegir hacerlo ha
pasado a segundo plano. El
presente trabajo tiene como prop�sito responder a la pregunta: �De qu� manera el ejercicio de la libertad en
la sociedad de consumo excluye la libertad de ser un fin y lo limita a ser un
medio de producci�n?
Marco Te�rico
Los pilares
te�ricos de esta investigaci�n son los libros: Desarrollo como libertad
del economista y fil�sofo Amartya Sen y La Vida L�quida del fil�sofo
Zygmunt Bauman. En la primera obra se analiza el concepto de la libertad desde
una perspectiva de oportunidades, capacidades y compromiso social. A partir de
la segunda obra analizo esta libertad dentro del concepto de sociedad de
consumo propuesto por Bauman.
Marco Conceptual
Sen (2000) establece que la
libertad es la agencia razonada de la que hacen ejercicio los individuos como
el resultado y medio principal del desarrollo, guarda una relaci�n de
interdependencia con la responsabilidad y converge con el compromiso social.
Debido a que la
libertad se distingue como medio y como fin, existen las libertades
instrumentales y la fundamental. Las instrumentales son: libertades pol�ticas,
servicios econ�micos, oportunidades sociales, garant�as de transparencia y
seguridad protectora (Sen, Desarrollo y
Libertad, 2000). Estas se refuerzan y complementan mutuamente para
expandirse; son el medio para llegar a un fin: configurar nuestro destino.
Entonces, el desarrollo como libertad fundamental es un aumento de las
capacidades[1].
El desarrollo se
da mediante el crecimiento econ�mico y el impulso de la pol�tica social. Ser�
necesario centrarnos en el primero, el cual se ve afectado por la riqueza de la
que disfrutan los individuos, la agencia de estos en el mecanismo de mercado y
los servicios econ�micos de los que disponen. Entonces, la riqueza es limitada,
eventual y s�lo es importante porque proporciona oportunidades para expandir
funciones. La capacidad se refiere a las combinaciones de funciones que nos
permiten entender las razones para valorar la vida que deseamos tener. En
cambio, el capital centra la atenci�n en la agencia con el �nico prop�sito de
aumentar las posibilidades de producci�n.
Las bases de informaci�n, en las que nos
apoyamos para tomar decisiones y en las que inciden los valores con los que
contamos, son importantes. Sen retoma el utilitarismo definido por Jeremy Bentham
como el placer, la felicidad o la satisfacci�n
La sociedad de
consumo existe en la vida l�quida: �una vida precaria, vivida en condiciones de
incertidumbre constante�
De esta manera,
sostengo que en la sociedad de consumo existe una despreocupaci�n por el valor
fundamental de la libertad y se dirige la atenci�n �nicamente hacia su
utilidad. Esto se refleja en la manera en la que sus medios y fines se
confunden y la capacidad y el capital se distorsionan. Entonces, el ejercicio
de la libertad conlleva a un estancamiento de la desigualdad y a la existencia
peri�dica de la pobreza�entendida como una falta de capacidades y, por lo tanto,
de libertad�que, considero, es la consecuencia m�s agravante de la sociedad
de consumo.
An�lisis y Discusi�n
En la sociedad de consumo la
ley de la desechabilidad tambi�n aplica a la libertad, que es limitada a un
bien de consumo. El participar en la sociedad de consumo depender� de qu� tan
r�pido los individuos se desprenden de su libertad y la desechan para su
renovaci�n. Puesto que la libertad se tiene que renovar una y otra vez para
poder sobrevivir en la sociedad moderna l�quida, s�lo perdurar� en la
continuidad de los nuevos comienzos.
Para poder
mantenerse en un mundo de constantes comienzos, es vital adquirir. Para
adquirir nos valemos de nuestra libertad como capital. As�, la importancia de
la libertad queda subordinada a su trascendencia en la producci�n de bienes.
Por esto, la libertad no es ignorada; es necesario reconocerla y expandirla,
pero s�lo por su papel instrumental, pr�ctico y desechable en la producci�n y
en el consumo, no porque sea una parte constitutiva del desarrollo. Una vez que
se reconoce esta libertad como derecho y capital, es posible que los individuos
l�quidos�bajo la bandera de un progreso y ejerciendo su voluntad�la exploten.
Entonces, la confusi�n entre los medios y los fines se cristaliza en la
confusi�n entre el capital y la capacidad humana, definida anteriormente como
la libertad fundamental.
De
esta manera se explota la libertad. Le asignamos todo su valor�intr�nseco e instrumental�a
productos que Bauman (2006) juzga de superficiales, perecederos y que profesan
una vida aparentemente perfecta. Esta explotaci�n convierte la capacidad en
capital, dejando de lado el compromiso social. El fin es demostrar poder,
construir un imaginario social cuya idoneidad se basa en una gran capacidad
adquisitiva, riqueza, capital y elevado nivel de renta.
Para saciar los
intereses estrictamente individualizados de esta sociedad, es preciso remover
los l�mites de aquello que restringe su
satisfacci�n. Un ejemplo de ello es el medio ambiente; para remover sus l�mites�sus propios recursos�ser� necesario convertirlos en obst�culos. As�, se cosifica, vence y
pierde significado. Si se necesitan m�s f�bricas para obtener utilidades, se
contruyen; si interviene con un �rea forestal, se le pone precio, se reacomoda�sin importar el desequilibrio causado�y lo aplaudimos en nombre del desarrollo sostenible.
En las sociedades de consumo no existen l�mites, puesto que la libertad de los
agentes en el mecanismo de mercado no guarda ning�n compromiso social.
La libertad en
esta sociedad s�lo se cristaliza en la persistencia de un desarrollo en eternas
condiciones de desigualdad, su maximizaci�n, una carente perspectiva de l�mites
y la incapacidad de los perdedores pasivos a ejercer su agencia razonada. La
perpetuaci�n de la desigualdad se seguir� traduciendo en pobreza de capacidades
y librarse de ella parecer� una utop�a.
La manera en la que un individuo l�quido ejerce su libertad va dirigida
a si alcanza un punto de felicidad propia. Esta satisfacci�n se traduce como la
demostraci�n de una capacidad adquisitiva admirable y se logra por medio de
productos o servicios que, esperan, los hagan considerarse parte de la vida de
consumo. Sin embargo, las consideraciones econ�micas no deber�an ser las pautas
de nuestros prop�sitos; en su defecto, nuestros prop�sitos deben ser la gu�a de
estas consideraciones. Los tontos racionales[2]�carentes de
compromiso social en sus elecciones�son los individuos l�quidos que entorpecen una
visi�n m�s amplia del comportamiento humano hacia una libertad interdependiente
con la responsabilidad.
La manera en la que el Estado eval�a la libertad tambi�n se basa en el
utilitarismo, pues mide el bienestar en base al crecimiento econ�mico total de
un pa�s, desde sus individuos fracasados y sus agentes despilfarradores hasta
las empresas carentes de l�mites. No se eval�a el desarrollo como libertad por
su distribuci�n real, la expansi�n de las capacidades de los individuos o la
manera en la que un cambio en la pol�tica social justa puede impulsar un
desarrollo para todos los estratos sociales. El fin se confunde nuevamente con
el medio en la manera en la que el Estado l�quido eval�a la liberad �nicamente
en base a sus resultados finales, que son los que presume en foros
internacionales como una muestra de desarrollo y que no contemplan los procesos
injustos, abusivos, sin l�mites, que fueron necesarios para llegar a la meta.
Esta meta, podr�a ser, no pertenecer a la infraclase de los llamados pa�ses
tercermundistas. La explotaci�n de la libertad en la sociedad l�quida es vigilada
por el Estado l�quido, que, mediante su indiferencia a la desigualdad de
oportunidades, condenar� a la injusticia.
Es imperante
establecer y ampliar nuestra base de informaci�n, basada en la justica. Con
esto, no quiero decir que una desici�n tomada
con base en los intereses propios de cada individuo sea incorrecta; lo que
quiero decir es que la visi�n de esta elecci�n no implica que el inter�s
personal necesariamente debe ser ego�sta. Si bien no es indispensable que cada
desici�n pase por un escrutinio y reflexi�n de lo que es la justicia social
(como algo ajeno al propio razonamiento), s� es necesario que los valores
inherentes a los individuos sean cimientos de su razocinio y, por lo tanto, de
su agencia razonada, de tal manera que sus desiciones no sean injustas,
ego�stas o compulsivas. En efecto, razonaremos nuestra libertad persiguiendo un
inter�s individual disyuntivo del inter�s por los dem�s, considerando qu� tan
da�inas puedan resultar las consecuencias, inintencionadas o no, de nuestras
acciones.
Para
llevar a cabo una elecci�n racional resulta necesario resaltar la importancia�en la que concuerdo absolutamente con Sen�de la simpat�a y el compromiso. Sen dice que la simpat�a conlleva un
razocinio arraigado a un sistema de valores y permite que un individuo se
sienta mal con respecto a que otro se muera de hambre
Conclusiones
El ejercicio de la libertad en la
sociedad de consumo es explotado en la forma en la que se convierte en un medio
de producci�n para la conveniencia de la din�mica del mercado, es cosificada
como capital y solo perdura en la continuidad de los nuevos comienzos; en la forma
en la que la libertad deja de ser un fin y su importancia queda subordinada a
su trascendencia en la producci�n de bienes. Se limita a ser un medio del modo en
el que pierde su valor intr�nseco, cuando las consideraciones econ�micas marcan
las pautas de nuestros prop�sitos y no viceversa.
La explotaci�n de la libertad en la
sociedad de consumo sucede de la manera en la que ganar riqueza y ser explotado
mediante, por y para el capital se convierte en un fin por s� solo; en la
manera en que podemos evitar las consecuencias inintencionadas de nuestras
decisiones, como el da�o al medio ambiente, y no lo hacemos; en la manera en
que nuestras bases de informaci�n no son amplias y variadas para establecer
l�mites, puesto que los convierten en obst�culos que, una vez cosificados,
pueden ser adquiridos, consumidos y desechados; en la manera en la que nos
volvemos seres puramente econ�micos y, por lo tanto, en tontos racionales,
reforzando sistemas de explotaci�n y de desigualdad; en la manera en la que el
Estado se muestra indiferente ante la desigualdad de oportunidades y condena a
vivir una injusticia social indeterminada; y, sobre todo, en la manera en la
que el compromiso social no es una base de informaci�n sobre la cual los
individuos llevan a cabo su elecci�n razonada.
Quedan varios puntos a analizar, pero se encuentran fuera de los l�mites
de este trabajo. Considero importante profundizar en qu� medida el Estado es
responsable de brindarnos derechos b�sicos y hasta qu� punto esto es
paternalista y, por lo tanto, autoritario. As� como analizar la manera en la
que un determinado modelo econ�mico, en espec�fico el neoliberalismo, puede
llegar a excluir el compromiso social y, por ende, la agencia razonada.
Referencias
Arist�teles. (1980). Apartado 6. En Arist�teles, The Nicomachean
Etchics (p�g. 7). Oxford: Oxford University Press.
Bauman, Z. (2006). La vida l�quida. Barcelona: Espasa
Libros.
Bentham, J. (1907). An
Introduction to the Principles of Morals and Legislation. Oxford:
Clarendon Press.
Hayek, F. (1960). The Constitution
of Liberty. En F. Hayek, The Constitution of Liberty (p�g. 35). Londres:
Routledge y Kegan Paul.
Klein, N. (2002). Vallas y ventanas: despachos desde las
trincheras de la globalizaci�n. En N. Klein, Vallas y ventanas: despachos
desde las trincheras de la globalizaci�n (p�g. 20). Barcelona: Flamingo.
Sen, A. (2000). Desarrollo y Libertad . Buenos Aires
: Grupo Planeta.
Sen, A. (2010). Rational Fools: A
Critique of the Behavioral Foundations of Economic Theory. Philosophy and
Public Affairs, 317-344.
Smith, A. (1976). Cap�tulo 4. En A.
Smith, Wealth of Nations (p�gs. 356-367). Oxford:
Campbell y Skinner.
[1] Aunque esto no resta el impacto positivo que un aumento en el nivel de renta puede llegar a tener sobre el desarrollo de la libertad.
[2] �El hombre puramente econ�mico es casi un tonto
desde el punto de vista social�